Rebecca Atkinson habla de más de 150 millones de niños en el mundo con algún tipo de discapacidad. Se supone que a todos ellos, como al resto de niños, les gusta jugar. Pero a diferencia de estos, les resulta difícil encontrar juguetes con los que identificarse. ¿Por qué ningún muñeco lleva una silla de ruedas? ¿Por qué todos tienen las dos piernas, dos brazos, no necesitan perro guía o bastón…?
Rebecca trabaja desde hace más de 20 años como productora de TV y en medios impresos («incluido, CBBC»). Desde esta tribuna disfrutaba de una vista privilegiada para comprobar cómo queda reflejada la realidad de la gente con algún tipo de minusvalía en los medios de comunicación. Pero también, cómo las diversas industrias tienen en cuenta a la gente que sufre algún problema de este tipo. De entre todos los sectores, uno llamó poderosamente la atención de Rebecca: el de los juguetes.
«No tienen en cuenta a los niños con minusvalías. No sabía si era simple percepción mía pero cuando hablé del tema con otras muchas madres todas compartieron mi impresión».
Ya que los peques con discapacidad no disponían de juguetes como ellos, Rebecca, junto a varias de esas madres, lanzó una propuesta al sector juguetero a través de Facebook: #ToyLikeMe. «Se trataba de que esos 150 millones de niños se sintieran identificados con sus juguetes. Esto no es una cuestión menor. Si de por sí un niño en silla de ruedas se siente ‘especial’ al ser el único en su clase con ese problema, la sensación de aislamiento, e incluso su baja autoestima, aumenta si tampoco encuentra juguetes que le hagan sentir normal. Que los muñecos, las películas, los cuentos o los videojuegos se hagan eco de situaciones similares a la suyas es una forma de decirles que no tienen que sentirse excluidos, que son uno más».
De aquella primera proclama ha pasado un año y desde entonces, el movimiento que comenzó con un pequeño grupo de madres se ha convertido «en una gran criatura ¡que ha engullido mi vida!». El mensaje de Rebecca y el resto de madres caló pronto entre los usuarios de redes sociales y los medios de comunicación. Que los fabricantes de juguetes se dieran por aludidos era cuestión de tiempo.
«Ya hemos mantenidos encuentros con Playmobil, Lottie y Orchard Toys. Todos ellos se han mostrado comprometidos con la propuesta y de hecho ya han realizado algunos cambios en las cajas de sus juguetes e incluso en algunos de sus productos para hacer un guiño a los niños con minusvalías».
El siguiente objetivo son compañías como Lego o Hasbro. «Son firmas cuya influencia podría ayudarnos a cambiar la percepción de las minusvalías«. Rebecca imagina a los famosos muñequitos de Lego sentados en sillas de ruedas o al polifacético Mr. Potato, de Hasbro, portando un implante coclear o usando un medidor de azúcar entre su múltiples accesorios.
«Entendemos que para un pequeño fabricante lanzar productos de este tipo no resulte viable desde el punto de vista financiero. Pero una gran compañía como aquellas podrían asumir los costes aunque el lanzamiento de este tipo de juguetes no fuera realmente rentable, porque lo compensaría con el valor moral y social de la acción».
La evolución natural de #ToysLikeMe, según Rebecca, sería #GameLikeMe, «la misma filosofía aplicada a la TV, el cine, los viodejuegos…». Un primer paso de este proceso podría producirse durante el venidero 2016, año en el que Rebecca espera dé sus frutos el acuerdo alcanzado con Debbie McDonald, una exejecutiva de Nickelodeon, con la que planea poner en marcha una serie basada en el movimiento #ToyLikeMe.