Probablemente el mundo del cortometraje es uno de los más evidentes ejemplos de crowdsourcing anteriores a internet. Es una co-creación en la que un equipo de personas pone sus habilidades profesionales, y sobre todo su pasión al servicio de un proyecto común, normalmente sin ánimo de lucro, algunas veces con la esperanza de recuperar la inversión.
Equipos de dirección, producción, fotografía, vestuario, atrezzistas, iluminadores, técnicos de sonido, actores noveles o de larga trayectoria… Todos aportan su buen hacer y trabajan duro, generalmente en un excelente ambiente, bajo la batuta de un director y al servicio de un guión. Nadie cobra un duro: su recompensa es únicamente aprender y experimentar, sentirse parte de la obra final y que su nombre aparezca en los créditos.
Sin exigencias capitalistas, ni la necesidad de satisfacer más que a sus propios autores, el cortometraje es una forma de expresión colectiva pura, en la que el único fin es contar audiovisualmente una gran historia en un tiempo corto, transmitiendo al público la fuerza de una idea.
El pasado lunes 29 de noviembre, mientras algunos veían fútbol, otros disfrutamos de la fuerza de las ideas en el FIBABC (Festival Iberoamericano de Cortometrajes de ABC), en un Cine Doré lleno hasta la bandera. Y allí pudimos entender que estaba ocurriendo algo profundamente disruptivo.
Hasta ahora, la audiencia del cortometraje quedaba limitada casi exclusivamente a las decenas de amigos, familiares y aficionados del género que acudían a los pocos pases que se conseguían sacar en escasas salas de cine, normalmente en horarios no comerciales. Pero ahora, gracias a internet los cortometrajes se llegan a visionar miles de veces (algunos incluso cientos de miles) por personas que están en todo el mundo. Incluso se está desarrollando con gran pujanza un género nuevo: el “i corto”. Son cortometrajes de menos de 5 minutos de duración destinados a su difusión vía internet.
Aunque no fueron de los premiados en el FIBABC, me gustaría destacar como ejemplos dos icortos:
“Los Gritones”
En un minuto y medio lo que no se dice tiene más fuerza de lo que se chilla.
“4Mcnífikos”
Una reflexión de 5 minutos en clave de humor equinoccial de la dignidad de unos raperos afrontando la madurez.
DESDE EL CORAZÓN DEL MIB
Muy interesante. Nosotros acabamos de lazar una iniciativa para apoyar a los realizadores de cortometrajes de habla hispana. Se llama cortos.com estamos en un inicio de algo que no sabemos donde puede llegar.
Llegará muy lejos, sin duda. El corto es uno de los pocos contenidos cuyos derechos pertenecen a sus creadores los cuales están encantados en difundirlos a través de internet.