Esta bici es un partidazo. Es eléctrica. Es decir, puede subir calles empinadas con toda tranquilidad. Es plegable. Por lo tanto, se puede guardar fácilmente y no obliga a dejarla atada a una farola con el consiguiente suspense de: “¿Estará o no estará cuando vuelva?”. Funciona como una bici elíptica y permite hacer ejercicio en casa sin moverse un centímetro del suelo.
El modelo se llama Grasshopper y lo ha diseñado el portugués David Gonçalves. El prototipo fue premiado en la International Bicycle Design Competition, en Taipei (Taiwan), en 2008, y en la actualidad una empresa llamada EZ-UP Corporation lo está produciendo en Corea del Sur.
“Es una bicicleta multifuncional para un futuro próximo. Combina la portabilidad de una bici desplegable con la autonomía y el confort de una bici eléctrica”, indica el estudio Namic (formado por Gonçalves y Andreia Mesquita) en la documentación del proyecto.
Se nota que el diseñador vive en Lisboa. El licenciado en Bellas Artes asegura que el diseño de Grasshoper pretende ajustarse a las personas que quieren utilizar la bici en su vida diaria pero viven en ciudades con grandes desniveles.
Y ahora vienen los argumentos por los que después acusan a Yorokobu de parecer Portlandia (ver comentario de Jose Aragonés de este post). “El público de la bici está compuesto por gente activa con sensibilidad medioambiental y saludable que vive en núcleos urbanos además de personas nómadas (gente que vive o viaja en barcos o casas rodantes)”, explica la compañía. “Con Grasshopper, los ciudadanos pueden moverse sin utilizar coche. Pueden combinar simplemente el transporte público y esta bici eléctrica”.
Y lo más Portlandia de todo: La bici se recarga mientras su dueño hace ejercicio en su casa utilizándola en la modalidad estática.