9 grandes bandazos de la historia reciente

9 de octubre de 2012
9 de octubre de 2012
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La crisis -habrán escuchado hablar del concepto, ¿no?- suele ser una excusa perfecta para el cambio. Sea necesario o no, sirve además para ocultar otro tipo de vergüenzas y se suele utilizar como comodín para tapar todo tipo de fracasos. Capítulo aparte merece quien no tiene ninguna necesidad de cambiar el sentido de la veleta y aún así asume el reto. ¿Qué tienen en común Mariano Rajoy, Nutrexpa y Luis Figo? Véanlo después del salto.

No intenten encontrar ningún sentido peyorativo. Entiendan el concepto de traición como de cambio de rumbo ante la conducta esperada. Son unos cuantos los que han dejado con cara perpleja a la audiencia cuando han anunciado sus planes más rompedores. Esos anuncios suelen ir acompañados en la mayor parte de los casos de profecías apocalípticas que insisten en que lo que funciona no se debe tocar.

Por fortuna, los pronósticos erraron en ocasiones y lo que parecía una hostia segura supuso un golpe de timón no solo para el autor sino para la historia en términos generales. En otras ocasiones, lo que apunta a desastre acaba en desastre. A veces, el resultado es opinable o está por revelarse.

1965. Bob Dylan se presentaba en el festival folk de Newport tras haber arrasado los dos año anteriores. Este verano, sin embargo, habría una pequeña diferencia en la configuración de la banda: el set de canciones era eléctrico.

Más allá de las dudas acerca de si el genio de Duluth abandonó prematuramente el escenario por los abucheos o por la mala calidad del sonido, lo cierto es que los sectores más ortodoxos de la música folk lo pusieron a parir por lo que consideraban una traición a los postulados de la música tradicional americana. El compositor, sin embargo, tras el fiasco se sacó de la manga Like a Rolling Stone y demostró durante las décadas posteriores, que estaba llamado a formar parte de la historia de música en todo el mundo.

En 1968, en un opaco país europeo llamado España, un cantautor que componía en catalán compone sus primeros temas en castellano. Esas canciones se incluirían en el LP La Paloma, publicado un año después. Su nombre es Joan Manuel Serrat y ese gesto le sirve para granjearse el desprecio de los que, hasta ese momento, eran su seguidores más fieles. El hecho de que fuera seleccionado para representar a España en el Festival de Eurovisión no le ayuda a mejorar su imagen. La canción elegida era La La La, compuesta por Manuel de la Calva y Ramón Arcusa (sí, esos Manolo y Ramón), y debía ser cantada en castellano. Finalmente, Serrat se negó a interpretarla si no era en catalán y Massiel, muy formalita, se ocupó de ganar el festival.

Curiosamente, también el cantautor salió de su exclusivo nicho de espectadores y alcanzó el éxito masivo en todo el mundo hispanoparlante.

En 1979 Franco ya estaba muerto. El flamenco ya tenía en un chaval enjuto de la Isla de San Fernando la figura de un nuevo profeta. Camarón reunía una decena de discos en los que se había acompañado de un tal Paco de Lucía y se fue a Sevilla a grabar con Manuel Molina (de Lole y Manuel). Se alojaría en casa de la pareja. La esposa de Camarón, La Chispa, llevaba sus propias sábanas y el detalle sentó muy mal a Lole. Esas sábanas tuvieron la culpa de que el proyecto se truncara. Contactaron con el productor Ricardo Pachón, que estaba trabajando en unos temas con letras de Lorca. Kiko Veneno, los hermanos Amador y un joven guitarrista almeriense del barrio de Pescadería, Tomatito, también andaban por allí. Por algún motivo, a Camarón no le asustaron los cacharros que ‘esos modernos’ tenía allí enchufados y comenzaron a ensayar. Varias semanas después La Leyenda del Tiempo estaba en la calle.

El disco resultó un completo fracaso. La crítica lo recibió con dudas y muchos gitanos volvían a las tiendas a devolver el LP. «Esto no es Camarón», decían. La Leyenda del Tiempo fue, sin embargo, el disco más influyente del nuevo flamenco.

Felipe González y la OTAN. Rataplán, rataplán rataplán. En 1981 Franco seguía muerto. En octubre, el congreso de los diputados aprobaba la solicitud de ingreso con el voto en contra del PSOE. El ingreso se hizo efectivo en mayo de 1982 y Felipe González se convirtió en presidente del gobierno de España en octubre de ese mismo año. No fue hasta 1986 cuando se consultó a la ciudadanía en referéndum (sí, esas cosas se hacían antes). En ese referéndum, en todo un alarde de coherencia, Felipe González y su Partido Socialista pidieron… el voto a favor de la adhesión con doble mortal y tirabuzón.

Ya en los años 90, el Cola Cao seguía siendo el rey en desayunos y meriendas. Se catalogaba como cacao en polvo soluble pero los grumos que dejaba en la leche eran capaces de bloquear el esófago de Fernando Alonso y la espuma que se producía al batir el producto hacía que los primeros tragos contuviesen exclusivamente aire chocolateado.

En algún momento, hace cerca de 20 años, alguien decidió que el Cola Cao podía ser sin azúcar y bajo en calorías. Traición primera, check. Hace poco más de una década, otra lumbrera decidió que, además, podía ser instantáneo y sin grumos. Si alguien quisiera Cola Cao sin grumos habría comprado… Nesquik. Traición segunda, check. Nutrexpa había acabado con la pureza de la identidad del Cola Cao, algo así como la limpieza de sangre pero en versión choco.

En el verano del año 2000 se celebraron elecciones en el Real Madrid. También habría, pocas semanas más tarde, elecciones en el FC Barcelona. Surgió el rumor de que uno de los candidatos al despacho del Bernabeu tenía, en caso de victoria, atado a un jugador del gran rival. Luis Figo declaró en las páginas de uno de los diarios deportivos de la ciudad catalana que él era el dueño de su futuro y que su futuro estaba en el Barça.

Pocas semanas después era presentado como jugador del Real Madrid dejando a Joan Gaspart, presidente electo del club blaugrana, con una cara de amargura que le acompañó el resto del mandato. Por su parte, Figo es recordado como el mayor traidor que haya pasado por el club barcelonés a pesar de que consiguió una Champions League dos años después de irse a la capital de España.

Tras haber fundado Ya.com y Jazztel, el empresario argentino Martín Varsavsky andaba enfrascado con Fon, una red global WiFi que, en este momento, cuenta con más de 7 millones de Fon Spots alrededor del mundo. Al comienzo del año 2006, Ricardo Galli, fundador de Meneame, dedicó a Varsavsky lo que él ha llegado a denominar como «las críticas más duras que me hicieron no sólo en FON, sino que casi diría en mi vida de emprendedor». Avanzó el año y las posiciones cambiaron radicalmente. Varsavsky entró en Menéame como inversor en un movimiento que permitió al agregador de noticias seguir su plan de crecimiento. Ambos olvidaron el duro cruce de declaraciones que se dedicaron y se aliaron para conseguir un beneficio para ambos.

En 2009, el director Álex de la Iglesia se convirtió en presidente de la Academia de Cine sustituyendo a Ángeles González Sinde en el puesto. Su actitud, conciliadora a la hora de atraer hacia la academia a algunos cineastas que se había alejado por discrepancias pasadas como Pedro Almodóvar o José Luis Garci, no lo era tanto cuando se trataba el tema de los derechos de autor.

Durante los meses en lo que se debatió la Ley de Economía Sostenible (más conocida como Ley Sinde), De la Iglesia se reúne con ciudadanos que se habían mostrado beligerantes con la redacción de dicha ley. Uno de ellos, el abogado David de Maeztu, le ayuda a elaborar una versión modificada del texto que se envía a los partidos que han de aprobarlo en el congreso de los diputados.

De la Iglesia, que había modificado su postura inicial, ve como ninguna de esas modificaciones se incluye en el texto final y renuncia a su cargo el 13 de febrero de 2011. Ahora está más delgado y le cae mucho mejor a todos los tuiteros que no tienen relación con el mundo del cine.

El año 2011 da sus últimos coletazos. El PP gana con holgada mayoría las elecciones generales y Mariano Rajoy es nombrado presidente del gobierno. Entre sus promesas y las posturas que mantenía cuando era jefe de la oposición se encuentran la negativa a la subida del IVA -«el sablazo que el mal gobernante pega a sus compatriotas», según sus propias palabras-, la negativa a emplear dinero público para el rescate bancario, el mantenimiento de la edad de jubilación en 65 años o una reforma laboral que no abaratara el despido. Esta historia, aún sin terminar de escribir, aún estará fresca en la memoria.

Gracias por la idea, Nacho.

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