«Verba volant, scripta manent»
(«Las palabras vuelan, lo escrito permanece»)
[Cayo Tito al Senado romano]
Las palabras de este cuento parece habérselas llevado el viento. Entre sus páginas no hay ni una sola letra, pero sí pueden encontrarse ráfagas de aire fabricadas de forma analógica gracias a una plantilla de plástico rayada y un tratamiento cuidado de las ilustraciones.
Los efectos de movimiento que expone este libro animado podrían conseguirse fácilmente con recursos digitales. Pero Vento habla de tocar más que de ver. «El tacto es uno de los sentidos más primitivos, antes que la vista. Es antiguo y poderoso. Más probablemente ahora que se está perdiendo en la vida cotidiana. Hoy hay muchas cosas que podemos ver sin tocar gracias a internet. Incluso podemos leer un libro sin tocar sus páginas», reflexiona Virginia Mori, coautora del libro junto a Virgilio Villoresi.
La ilustradora explica dónde han ido a parar esas palabras que faltan. «En parte es un tributo a la época del cine mudo, pero también pienso que hoy en día estamos saturados de palabras. Elegimos imágenes porque son más libres y no fijan a la audiencia en una sola interpretación. Nos gusta que el lector pueda construir sus propias historias a partir de esas imágenes».
Las páginas de Vento parecen un álbum de recuerdos de tiempos lejanos. Juguetes y zapatos infantiles se entremezclan con elementos más siniestros como candelabros, cabeceros de hierro forjado o enormes chimeneas. Un viento invisible mueve todas las imágenes del volumen. ¿Acaso no son todas las cuestiones del mundo vapuleadas por cosas invisibles?
«El rol del lector es activo, todos los sentidos de la mente están implicados a excepción del lenguaje. No hay palabras que lo guíen: el lector tiene que mover las imágenes y, mientras tanto, puede pensar en sus interpretaciones, construir y destruir sus historias varias veces… Estoy segura de que nunca verá la misma historia al abrir el libro». Mori insiste en que no hay una forma correcta o incorrecta de entender la historia: «no hay mentiras ni verdad».
[pullquote author=»Virginia Mori» tagline=»Ilustradora»]Cuando algo es poco común, su poder crece[/pullquote]
La atmósfera de Vento puede resultar un tanto inquietante o incluso tétrica, y Mori lo justifica así: «Todas las imágenes son muy evocadoras y están suspendidas en una atmósfera extraña que es difícil de describir con palabras. Nos preocupamos más de los sentimientos que de la historia, queríamos sugerir nostalgia y atmósferas raras muy alejadas del momento actual». Para conseguir esto, se inspiraron en la historia del cine. Por ejemplo, el dibujo que representa una chica rodeada de libros cuyas páginas están a merced del viento es un tributo a El color de las granadas (Parajadnov, 1969). Y la imagen que cierra el libro, con una niña tumbada al pie de un árbol rodeada de cerillas, evoca la película La petite marchande d´allumette (1928) de Jean Renoir, basada a su vez en el cuento de Andersen La pequeña cerillera.
La ilustradora prefiere trabajar en blanco y negro porque se considera una nostálgica. «Además, pienso que las imágenes en blanco y negro permiten a la audiencia concentrarse, fijarse en los detalles y en las ideas sin distracciones».
El proyecto une la pasión de Virginia Mori por las ilustraciones, la de Virgilio Villoresi por el cine y la de su editor, Davide Ferazza de Withstand Books, por los libros. Por el momento, se ha interesado por el proyecto una audiencia muy variada: de niños a adultos, de amantes del cine a amantes de la ilustración, pasando por amantes de los libros o simplemente gente curiosa «de Francia a Australia y de Rusia a Japón», cuenta Virginia Mori, halagada. «Cuando algo es poco común, su poder crece».
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Ya está trabajando en otras ideas, aunque es muy consciente de lo difícil que es producir un libro como este. «Este tipo de proyectos no se incluyen en un mercado específico, pero hemos tenido mucho éxito en la web con Vento y en este momento el libro está agotado. Eso demuestra que es posible hacer algo diferente y la gente puede apreciarlo».
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