Así es. No solo de hostias va esta historia. Va de otro tipo de dolor. Uno más profundo e intenso. El daño que no roza el cuerpo y se instala en lo más hondo de la vida. De esto habla Versus en un buen puñado de páginas en tinta negra y blanca. Incluso desde el tacto rugoso de su portada.
Lo más remoto de esta historia dibujada por Luis Bustos va hasta el mes de noviembre de 1909. El estadounidense Jack London publicó un relato corto que hablaba de pobreza y el declive de la vejez. El protagonista era un boxeador llamado Tom King, un tipo que una noche se levantó de la mesa con hambre. Las gachas que le hizo su mujer con la harina que le había prestado una vecina no fueron suficientes. Él, al menos, había comido. Sus hijos y su esposa ni las habían probado.
Luis Bustos recuperó esta historia en 2010. Había estado años en su memoria y ahora quería traerla al presente en una nueva versión. Una adaptación totalmente libre en la que habría más dibujos que palabras. En 2013 empezó a dibujarla y terminó hace unos meses. Al instante Entrecomics publicó el libro. «Leí este relato de adolescente y quedó incrustado en mi cabeza», cuenta el autor. «Es la historia de un luchador maduro que combate para subsistir y tiene que echar mano de su sabiduría para combatir a un boxeador joven. O gana o pierde. No hay otra opción».
[pullquote class=»left»]«Juego con la puesta en escena. Los rasgos se van rompiendo conforme los personajes van sufriendo más. Hay un efecto de personaje diluido y machacado por los golpes previos» [/pullquote]
El libro es áspero. A propósito. Igual que la decisión de que el papel fuera negro y la tinta blanca. «Esta historia se presta a contrastes y juegos de color», indica el grafista. «La portada es rugosa porque expresa mejor la crudeza del relato». Y, además, es cuadrada. Imita al cuadrilátero donde los boxeadores se linchan sin piedad. «Todos estos detalles funcionan a nivel subconsciente. Alguien me dijo que coger el libro era como darle la mano a Tom King».
Pero la cubierta no pretende dejar las cosas claras en el primer vistazo. Los boxeadores que aparecen junto al título son «imágenes arquetípicas», según Bustos. «La portada es neutra. No da pistas del tipo de imágenes que vas a encontrar dentro del tebeo».
El libro avanza y la narración se va quebrando igual que ocurre con el personaje. «La historia es sencilla. Hay muchas escenas donde los personajes están dándose leches. Pero juego con la puesta en escena. Los rasgos se van rompiendo conforme los personajes van sufriendo más. Hay un efecto de personaje diluido y machacado por los golpes previos. Todos estos recursos van descubriendo la mente del personaje. Es una narración muy subjetiva y en su sencillez está su poder».
En esos días en la vida del legendario monarca del cuadrilátero, Tom King, se alternan imágenes clásicas con expresionistas. Los significados están más en los trazos que en las palabras. Bustos es del gusto de prosa limpia y líneas duras.
En la novela corta de Jack London, las palpitaciones que le producían el hambre a King en la boca del estómago le hacían sentir náuseas. Un siglo después las cosas no han mejorado. El King dibujado por Bustos sigue teniendo hambre y se lamenta de que «las gachas no pueden sustituir a un buen bistec».