Antes, cuando el mundo era joven, la vida no era tan interesante. La gente nacรญa y morรญa y no era feliz ni buscaba serlo. Lo importante era sobrevivir, nutrirse, respirar, tener un techo; sobre todo reproducirse, como si una persona solo fuera un eslabรณn mรกs en la cadena, un hilo mรกs en el tapiz de la humanidad, un mero contenedor de genes egoรญstas que querรญan extenderse a travรฉs del tiempo. Pasaban los aรฑos, pasaba la vida y no pasaba nada.
Ahora, en cambio, no paran de pasar cosas, no dejan de rebotar contra nuestro crรกneo millones de estรญmulos y amontonamos experiencias sin parar: catas de vino, cursos de sushi, visitas a minas abandonadas, sesiones de paintball en fines de semana de team building, obras de teatro de vanguardia (o artes vivas, segรบn se mire), talleres de elaboraciรณn de puros, masajes con caรฑas de bambรบ en las profundidades del spa de montaรฑa, escape rooms de misterio gรณtico, viajes de autor en los que interaccionar con la poblaciรณn local, ratos de realidad virtual en asientos que dan vueltas en el escaparate de un centro comercial, toda la oferta cultural del mundo a travรฉs de Netflix, de Storytel, de Spotify, de Ivoox, generando esa falsa sensaciรณn de bienestar, de clase media depauperada en lo material, pero cada vez mรกs rica en lo cultural, en lo simbรณlico. ยฟAcaso la botellita de agua que te dan en el Uber no es un sรญmbolo de algo?
Nunca la vida fue tan interesante.
Pero, si por algรบn casual aรบn tuviรฉramos problemas para interesantificar nuestra vida, la muy particular y cรฉlebre pรกgina web WikiHow informa de algunos tips para conseguir una existencia interesante: desarrolla intereses dinรกmicos, mantรฉn tu vida ocupada y emocionante, siรฉntete bien sobre tu vida. En hechos concretos: acepta todas las invitaciones, haz cosas que nunca has hecho, piensa positivamente, no te preocupes por lo que piensan los demรกs, implรญcate con una causa en la que creas. Por supuesto, sal de la zona de confort: sostรฉn una araรฑa en la mano o acude a un concierto de country.
Caramba, parece que llevar una vida interesante es bastante cansado.
Cabrรญa reivindicar una vida menos interesante. La dulce rutina que machaca el tiempo y hace que todo ocurra mรกs deprisa, sin sobresaltos, hacia la paz eterna; esa rutina que, como un arte zen, no nos deja pensar en la propia finitud ni en los mรกs profundos abismos cรณsmicos, llenos de dioses lovecraftianos. La meditaciรณn, ese fijarse en la vibraciรณn de los รกtomos de nuestro cuerpo a cada momento. La vida del cazador-recolector, como tambiรฉn reivindica el pensador best seller Yuval Noah Harari: en algรบn momento de la historia lejana el ser humano empezรณ a cultivar la tierra y fue domesticado por ella: tuvo que trabajar mรกs y atado a un lugar, y de ahรญ saliรณ la propiedad privada, la opresiรณn, el maltrato a la naturaleza, el excedente y, al final, el capitalismo y el Satisfyer. Con lo fรกcil que era abastecerse en el bufรฉ libre de la naturaleza, y ahora en menudo lรญo nos hemos metido.
Esa es la vida interesante: la que no interesa. Caminar por el bosque y recoger moras, pescar en el rรญo con un palo afilado, enfrentarse a los grandes mamรญferos y pintar vulvas y penes dentro de las paredes de la cueva, el Instagram de la Edad de Piedra. La vida interesante en la Edad Contemporรกnea es, para mรญ, dar un paseo extremadamente largo, masturbarse, comer un menรบ chino barato pleno de glutamato, echar la siesta, mirar a los perros olerse el culo en el parque, escuchar lentamente el sonido que hacen las nubes al desplazarse contra el cielo como si fueran pegatinas. Es fรกcil.