¿Por qué decimos «para mí no lo compraría, pero a ti te queda genial» cuando lo que queremos decir es «ese vestido te queda fatal”? ¿Por qué llamamos ‘vintage’ a cosas que son viejas sin más? ¿Por qué tu chica te dice “Te quiero como amigo” cuando lo que está pensando es “no te aguanto”? Ya existe una máquina que interpreta lo que la gente quiere decir de verdad.
Lo peor de ser políticamente correctos, cordiales, cameladores o, simple y llanamente, mentirosos, es que esto de adornar la realidad se ha extendido tanto que ya no se ve mal. Lo justificamos como una forma más elegante de dar noticias malas, como ‘mentiras piadosas’.
Hay ámbitos en los que se da por hecho que la realidad está adornada: cuando un comercial te quiere vender algo, cuando una persona se describe de una forma idílica tras el anonimato de una red social, cuando todos los hoteles de un buscador de viajes están ‘en un marco incomparable’.
No estaría mal que todos nos propusiéramos decir de verdad lo que estamos pensando. O quizás, si no nos ponemos de acuerdo, estaría bien tener un traductor que hiciera ese trabajo por nosotros. Eso es lo que pensó Juan Inventor, víctima de engañosas rupturas sentimentales, de políticos corruptos y de vendedores de coches de segunda mano sin escrúpulos. Y por eso desarrolló su sofisticado traductor vendedor-comprador y colgó en YouTube las pruebas irrefutables de su eficacia.
En Yorokobu hemos hecho la prueba. Enviamos nuestro ‘tagline’ para que lo tradujera: «Take a walk on the slow side». Y este fue el resultado:
Como sabía que todo el mundo tiene infinidad de cosas que preguntar a la máquina, Juan Inventor creó la web www.traductorvendedorcomprador.com para que cualquiera pudiera descubrir el verdadero significado de las frases de los demás. La herramienta, integrada con las redes sociales, promete no dejar tuit con cabeza.
Vale, no es real. Es una campaña de la agencia BTOB para Checkyourcar que surgió a raíz de lo ‘mentirosillos’ que son algunos vendedores de coches de segunda mano. ¿Pero a que molaría que existiera? A nosotros nos ha gustado. Y al traductor también le hemos gustado nosotros. Si no lo crees, prueba a poner «Yorokobu» en él…