Nos hackearon.
Sí, el sábado por la noche, alrededor de las 23.00 hora zulú y con viento de poniente, recibimos notificación de un ataque a Yorokobu.es que consistió en un deface de nuestra home. Probablemente nos os enterasteis porque estabais haciendo alguna de las cosas que la gente de bien hace los sábados por la noche: comprar droga, cenar fuera de casa, ver las tertulias de cotilleo político o el amor.
El hecho nos importó un huevo. Desactivamos la web y nos fuimos a dormir porque no hay hacker, cracker o imbécil que nos vaya a joder el sueño del sábado noche. Hasta ahí podíamos llegar.
Lo que sí nos fastidió de verdad es la siguiente serie de puntos que pasamos a exponer:
- El ataque fue cometido por personas que querían reivindicar la libertad del Sahara Occidental y sus habitantes. Tampoco es que tratemos el tema en cada reunión, pero así, en general, por aquí estamos a favor de esa reivindicación.
- El ataque ocurrió un sábado por la noche, lo cual es bueno para nosotros porque el tráfico a esa hora es relativamente reducido. Sin embargo, eso nos conduce a otra reflexión. Queridos hackers: es sábado noche y andáis jugando a los ataques totalmente indiscriminados contra webs que están a favor de vuestra causa. ¿Qué coño estáis haciendo con vuestra vida? ¡Salid, emborrachaos y atacad entre semana! ¡Que vais to’ burlaos!
- Lo peor, sin duda alguna, es que los hackers pusieron una música como fondo de su deface. No sé, son hackers, pasan los sábados por la noche en polvorientos sótanos tratando de atacar indiscriminadamente páginas con vulnerabilidades. Podía poner algo guapo como Rage Against the Machine, Motorhead, Black Sabbath… Pero no. La música que me dejas es esta. Genial. Me dan ganas de alistarme en el ejército marroquí.
Vaya música guapa que nos han puesto
— Yorokobu (@YorokobuMag) October 3, 2015
Con todo, el episodio es agua pasada y nosotros tenemos que seguir adelante con nuestra propuesta menos propensa al hackeo: nuestra revista de papel que llega ya a su número 66 (casi satánico, no digo más). Ah, si os apetece, podéis pedirla aquí que os la mandamos pagando nosotros los costes de envío.
La mandanga
WTF Bank es un banco que no existe y que podría pasar por cualquier entidad financiera dirigida a los más poderosos. Sus páginas muestran imágenes de ese mundo del que se sospecha que mueve los caudales del 1%. Las imágenes y el lenguaje son tan pulcros y asépticos como los de sus catálogos publicitarios.
Las fotografías proceden de los cientos de paseos que el premiado con dos World Press Photo Carlos Spottorno ha dado en los últimos dos años por varias ciudades de Suiza, Inglaterra, Malta, Luxemburgo y San Marino.
Moscú albergó, a pocos kilómetros de distancia y durante años, el panteón donde se coleccionaban y estudiaban decenas de cerebros de mentes ejemplares como las de Lenin, Gorki o Pavlov, y la institución psiquiátrica donde se analizaban y reprimían, con minuciosa crueldad, las mentes supuestamente enfermas de los disidentes. Stalin era el señor de estos dos mundos y él decidía a quién correspondía la gloria y a quién el tormento.
Esta es la historia de este ‘cielo’ con nubes de formol. Lo llamaron Instituto de Investigación del Cerebro de Moscú y abrió sus puertas en noviembre de 1928 con la intención de determinar que Lenin era un ser excepcional.
Es posible que lo mejor para programar es que te envíen al bosque. Nosotros, por si acaso, hemos preguntado a los habitantes de una cabaña en Suecia, en medio de la nada. Allí se encuentra Stugan, una aceleradora especializada en la creación de videojuegos.
No querían un objeto de decoración, sino «una guitarra que sonara bien». Compraron un stock de 10.000 tablas defectuosas de skate y comenzaron a hacer pruebas para conseguir una guitarra de verdad.
Mientras el planeta vive la mayor ola de refugiados desde la II Guerra Mundial y los políticos europeos usan eufemismos como ‘inmigrante forzoso’ para evitar reconocer una condición que obligaría a las Administraciones a reconocerles una serie de derechos, la sociedad civil se organiza para ayudarles. Kiron, un proyecto de universidad que combina la educación presencial con los cursos online, pretende crear un modelo que permita a los refugiados estudiar pese a sus complicadas condiciones.
Esta colección de imágenes ayudan a entender un poco mejor el origen de la aviación comercial. Y si no ayudan, lo que sí queda es el delicioso regusto estético de una época de pioneros.
Nikola Tesla tenía sus cosicas, como todos. Te contamos algunas en esta doble página ilustrada por Buba Viedma.
Nos remontamos al siglo XV para imaginar qué habría sido del mundo si China se hubiese impuesto en el mundo. Más que ahora, queremos decir.
La visión del futuro de Iñaki Martín está llena de casas amarillas, tubos que llevan mensajes y carteles en coreano. Así, con su robot y todo, ha dibujado la ciudad Yorokobu el futuro. Os la explicamos aquí con todo detalle.