El director Jordi Busquets siempre se había sentido atraído por las historias que escondían los sitios que visitaba. «Al fin y al cabo, somos el resultado de esas historias». En un viaje a Berlín se topó con el blog Abandoned Berlin, cuyo autor, el irlandés Ciarán Fahey, publicaba información sobre lugares abandonados de la ciudad y mapas para llegar a ellos.
A partir del trabajo de Fahey, Busquets ha realizado un documental que lleva a los espectadores de visita a un extinto parque de ocio con atracciones semienterradas entre la maleza, un aeródromo utilizado por los nazis, un antiguo hospital infantil con sus paredes llenas de grafitis, una estación de espionaje americana de la Guerra Fría y el gigantesco aeropuerto fantasma de Tempelhof, uno de los edificios más grandes del mundo.
Según Busquets, el objetivo de la pieza no es explicar la historia de estos sitios abandonados. «Estas historias se pueden consultar en el blog de Ciarán, en su libro o en otras fuentes», recuerda. El objetivo del documental es «reflexionar sobre la existencia y naturaleza de esos espacios abandonados, el motivo de la fascinación que nos despiertan y su futuro incierto».
Busquets y su cámara visitaron cada uno de estos espacios fantasmagóricos fijándose en lo que había quedado y en lo que faltaba. «Si nos fijamos en los pequeños y grandes detalles que quedan en un sitio abandonado, podemos construir las historias y fantasmas del pasado que ya no están o están incompletos».
En todos estos sitios que visitaron durante el rodaje se encontraron con otras personas curiosas que también se habían sentido atraídas por su magnetismo. Busquets supone que los visitantes se acercan hasta estos lugares atrapados en el tiempo para dejar volar su imaginación: «El paso del tiempo es más visible en los espacios abandonados. Hay cierta magia que nos atrae y nos despierta curiosidad, quizá por las historias que esconden y que podemos intentar adivinar».
Muchos de los espacios que aparecen en el documental han sido intervenidos con grafitis: «Berlín es un referente en arte urbano. Las paredes y habitaciones de los edificios abandonados parecen inspirar la parte más romántica y creativa de los artistas urbanos.Ya forman parte del devenir y de la historia de esos espacios», explica.
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En Abandoned Berlin, Fahey se muestra en contra de que los edificios se derruyan sin más. «A menos que se haga algo con ellos, simplemente se derrumbarán y desaparecerán. La naturaleza lentamente los reclamará». Pero también cree que restaurarlos hace que pierdan parte de su magia. El director del documental opina sobre esta aparente contradicción: «Aquí hay disparidad de opiniones. Mucha gente está a favor de dignificar esos espacios para recuperar su memoria histórica. Pero si se rehabilita un edificio, y por ejemplo se borran los grafitis que alberga, también estamos perdiendo parte de su esencia, aunque sea más reciente. Supongo que se podría llegar a un equilibrio para recuperar e interpretar la historia de un lugar pero sin truncar del todo su abandono, que también forma parte de su historia».
«El mensaje de los edificios abandonados, en general, es que la gente es muy derrochadora», dice Fahey. Y Busquets añade una reflexión sobre esto: «Desde la Torre de Babel los seres humanos siempre nos hemos dejado llevar más por nuestras pretensiones que por nuestras necesidades reales. Las intenciones de cualquier proyecto, aunque sean una quimera, siempre suelen ser más ilusionantes que su resultado real».
La existencia de estos grandes espacios abandonados en Berlín tiene mucho que ver con la historia reciente de la ciudad. Pero «las grandes historias que desconocemos también se encuentran más cerca de lo que creemos», asegura el director. Como ejemplo pone los otros dos documentales que ha realizado sobre espacios abandonados en Madrid y Barcelona: Tabacalera: cultivando autogestión, sobre el centro social autogestionado de la antigua fábrica de tabacos de Lavapiés; y Los Cañones, que habla sobre la memoria histórica y la recuperación de unas baterías antiaéreas de la Guerra Civil en Barcelona.
En el terreno más poético, encontramos que muchas personas encuentran un cierto misticismo en estos lugares decadentes. «Quizá nos despiertan cierta empatía, al ver su soledad y el inexorable paso del tiempo, o nos hacen sentir supervivientes de tiempos pasados que no siempre fueron buenos. Lo mejor es visitarlos y encontrar cada uno sus propias respuestas, aunque no tengamos preguntas».
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Puedes ver el documental completo aquí:
Un artículo muy interesante pero hay un pequeño error: el aeropuerto de Tempelhof no está abandonado, de hecho las pistas de aterrizaje se transformaron hace unos cuantos años en parque público donde la gente puede ir a pasear, correr, montar barbacoas e incluso hay una parte utilizada para huertos urbanos.
En cuanto al edificio, también ha sido reutilizado en múltiples ocasiones para albergar festivales, como el Lollapalooza en 2015 o la semana de la moda, Bread&Butter en varias ediciones. Hoy en día, además, esta siendo utilizado como centro de acogimiento para los refugiados.
Buen documental y artículo! En mi próxima visita a Berlín ya tengo visitas aseguradas… Tempelhof es impresionante. Efectivamente las pistas son un famoso parque y se utiliza de forma puntal algunas partes del edificio, también hay negocios fijos como un streaptease… pero para nada se utiliza para su idea inicial y la gran parte de su basto espacio sigue tal cual se dejó el aeropuerto. Taquillas, cintas de maletas… A ver si los intentos de reutilizarlo acaban cuajando… demasiado espacio y trabajo desaprovechado desde su cierre.
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