Bangla-Pesa: la moneda alternativa que aumentó el comercio local en un 22%

La narrativa mediática occidental ha contribuido a alimentar mitos alrededor de la pobreza. Si hablamos de África los estereotipos se multiplican por diez. Cuando Will Rudick se metió en el interior de la barriada de Bangladesh en Mombasa (Kenia) no encontró esa desolación que a la prensa tanto les gusta difundir. No niega que faltaban medios y que las condiciones de vida eran precarias, pero lejos de encontrar desidia el experto en desarrollo se sorprendió por lo trabajadores que eran los ciudadanos que vivían en su interior. “No paran casi en ningún momento. Todo el mundo está constantemente buscándose la vida, comerciando con lo que tiene para salir adelante”, explica el experto en desarrollo.
Sin embargo, llegado el lunes y en momentos concretos del año toda esta energía comercial se paralizaba. “Pagar las clases de los hijos consume seis meses de salario para estas familias. Te encuentras que de repente no hay dinero fluyendo en la economía local a pesar de que todo el mundo está dispuesto a comerciar”, añade Ruddick.
Su perplejidad ante esta situación pronto se convirtió en un ímpetu para hacer algo. Sirviéndose de su formación como físico y economista, el estadounidense empezó a diseñar Bangla-Pesa, una moneda local que pudiera desatascar el bloqueo que sufrían los habitantes de Bangladesh a lo largo del año y que ya ha recibido atención de medios como Shareable y World Debt.
A través de su organización Koru-Kenya, Ruddick juntó a un centenar de negocios locales y empezó a tener reuniones con distintos actores en la comunidad para consensuar las reglas de juego para el uso de esta moneda. Los comerciantes acordaron otorgarse el equivalente a 400 chelines (4 euros) en Bangla-Pesas. La mitad de esta divisa estaría dedicada a gastar en la comunidad y la otra, en obra social en el poblado como recogida de basura y arreglar las calles.
Cada miembro necesitaba 4 garantes para participar en la iniciativa y Ruddick contrató a artistas locales para diseñar los bonos. A las pocas semanas cada negocio tenía de media 70 Bangla-Pesas que representaban “un incremento del 22% en ventas”. El poder adquisitivo subió y la gente empezó a usarlo con frecuencia. La posibilidad de emplear esta moneda complementaria ayudó a que los habitantes del poblado tuvieran más chelines a su disposición para gastar en artículos de primera necesidad.
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Pero la euforia duró poco. A las 3 semanas las autoridades irrumpieron en el pueblo y arrestaron a 7 personas, incluido Will Ruddick, acusados de ser terroristas. “Fue abrupto e increíble. Acabamos metidos en problemas políticos completamente ajenos a nosotros”.
Cuando los participantes lograron demostrar que sus actividades poco tenían que ver con el terrorismo , el banco central de Kenia cambió las acusaciones a falsificación de dinero que tiene penas de hasta 7 años de cárcel.
Ruddick se encuentra actualmente en libertad pendiente del primer juicio la semana que viene pero es optimista a pesar de todo. “Hemos recibido mucho apoyo de políticos locales y los medios también nos han defendido. Sigue habiendo mucha confusión con la moneda. He encontrado gente que me decía que estábamos intentado desestabilizar la economía cuando en realidad se trataba de un volumen de poco más de 200 euros”.
Durante las últimas semanas, el estadounidense ha estado ocupado intentando limpiar el nombre de la iniciativa. “He enviado todos los casos que conozco de monedas alternativas a las autoridades para que entiendan cómo funcionan. Cuando vayamos a juicio hemos preparado un grupo de personas importante que protestará a las puertas. Esperamos que se acabe imponiendo el sentido común”.
En cuanto se aclare la situación, Ruddick espera volver a reavivar Bengla-Pesa y extenderlo a otras comunidades. “Está prácticamente paralizada ya que la policía está ejerciendo mucha presión. Pero esperamos poder relanzarla incluso con la posibilidad de usar el móvil”, añade.
Kenia ha sido escenario de sistemas de pago revolucionarios como M-Pesa que permite transferir dinero a través del móvil. El estadounidense valora el impacto de esta iniciativa pero piensa que sigue siendo demasiado caro para el ciudadano medio. “Solo conviene cuando transfieres cantidades importantes de dinero. Cuando estás haciendo una transferencia de 100 chelines se llevan 20 de comisión. Kenia necesita algo que cueste mucho menos para que puedan fluir las pequeñas cantidades de capital. Algo que permita comerciar en céntimos ayudaría mucho”.
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Romper la adicción a las ayudas al desarrollo

Tras cinco años en Kenia y una amplia experiencia trabajando para el organismo de cooperación exterior USAID, Ruddick está convencido de que las ayudas al desarrollo tradicionales no están funcionando. “Nuestro programa ha costado menos de 4.000 euros. Hemos logrado liberar capacidad local sin necesidad de meter millones de dólares en ayudas y comida. Kenia exporta comida por valor de 4.000 millones de dólares al año y a la vez recibe millones de dólares de ayuda para la comida. Algo no está funcionando”.
“Tenemos la mentalidad de que los habitantes necesitan comida gratis pero en realidad necesitan las herramientas para salir de la situación en la que se encuentran. La ayuda al desarrollo permite que el gobierno de Kenia delegue labores que debería estar asumiendo ellos mismos al exterior”, añade.
Lo importante de Bangla-Pesa no es solo el dinero que fluye sino la aportación que se lleva a cabo para hacer mejoras en la comunidad. “La mitad acaba destinada al pueblo en vez de quedarse atrapado en la burocracia. Cada día los bancos deciden nuestros destinos creando deuda sin control. Estas acciones cambian las reglas del juego y permiten que el pueblo tome el control de su destino”.
Ruddick es consciente de la creciente utilización de monedas alternativas en Europa pero advierte de que es clave involucrar a los negocios para que sea viable. “En Kenia todo el mundo es su propio emprendedor. Sin el comercio solo conseguirás intercambios de masajes y servicios residuales”.
El economista cree que la próxima década será clave para la consolidación de monedas complementarias. “Creo que se producirá una explosión de monedas alternativas al igual que hace 30 o 40 años empezó a surgir el movimiento ecologista. Se acabará creando un departamento en las Naciones Unidas para monedas alternativas que ayudará aconsejar a los bancos centrales”.

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Patrick Thomas

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