Cuando la Ciencia se pasa al lado oscuro

ยซHe observado acciones elรฉctricas que parecรญan inexplicables. Aunque eran dรฉbiles e imprecisas, me dieron la profunda convicciรณn y el presentimiento de que, en este globo, dentro de poco todos los seres humanos alzaremos como uno solo nuestros ojos al firmamento, con sentimientos de amor y reverencia, emocionados por la magnรญfica noticia: โ€˜ยกHermanos! Hemos recibido un mensaje de otro mundo, desconocido y remoto. Dice: unoโ€ฆ dosโ€ฆ tresยป.

En la navidad de 1900, la Cruz Roja estadounidense preguntรณ a un puรฑado de personalidades del momento cuรกl creรญan que serรญa el gran hallazgo que marcarรญa el siglo que por entonces comenzaba. El inventor e ingeniero Nikola Tesla, como puede leerse en las lรญneas anteriores, no tuvo ninguna duda: el siglo XX quedarรญa inmortalizado por ser aquel en el que la humanidad se enfrentarรญa a su mayor reto, el contacto con una civilizaciรณn extraterrestre.

Modern Mechanism, octubre 1933
Modern Mechanism, octubre 1933

Esa afirmaciรณn, aun hoy en dรญa, puede parecer una excentricidad, pero Tesla, en realidad, no hacรญa otra cosa que extrapolar lo que ya decรญa haber experimentado: durante una noche del verano de 1899, en el transcurso de sus investigaciones en Colorado Springs (inmortalizadas por Christopher Nolan en su cinta El truco final (The Prestige), su hipersensible antena recibiรณ un mensaje en forma de tres impulsos regulares. Ante la ausencia (o eso creรญa รฉl) de emisiones de radio artificiales en ese momento en el planeta, la explicaciรณn, aparentemente, sรณlo podรญa ser una: habรญa captado una emisiรณn de origen alienรญgena, seguramente marciana.

Cuando Tesla hizo el primer anuncio, a su regreso a Nueva York, lo รบnico que recibiรณ a cambio fue escepticismo y, de hecho, esto marcรณ el inicio de su declive, cuando pasรณ de ser el hombre del momento para convertirse, progresivamente, en la caricatura del cientรญfico loco con que llegรณ al final de sus dรญas. Y sin embargo, siendo objetivos, aquella explicaciรณn no era una locura: desde que Schiaparelli habรญa anunciado el supuesto descubrimiento de unos canales en Marte, que dio pie a que Percival Lowell produjera un cada vez mรกs elaborado retrato en el que pintaba un planeta rojo lleno de cultivos, construcciones e inmensas obras de ingenierรญa, nadie discutรญa acerca de si nuestro vecino en el sistema solar estaba habitado: sรณlo el tiempo que tardarรญamos en contactar con ellos.

La maฬquina para comunicarse con los muertos de Edison, en Modern Mechanix, octubre 1933
La maฬquina para comunicarse con los muertos de Edison, en Modern Mechanix, octubre 1933

Las burlas hacia Tesla son aรบn mรกs incomprensibles si se tiene en cuenta que no fue, ni mucho menos, el รบnico que hizo una afirmaciรณn semejante. Unos aรฑos despuรฉs, su rival Guglielmo Marconi anunciรณ exactamente lo mismo, pero en este caso nadie le acusรณ, al menos pรบblicamente, de enajenado. Tambiรฉn Camille Flammarion, el gran astrรณnomo francรฉs, fue incluso mรกs allรก, sugiriendo que, en realidad, era muy posible que los espรญritus que habitaban el mรกs allรก y los habitantes de otros planetas fueran en realidad la misma cosa. Y, para terminar de completar el cuadro, el mismรญsimo Thomas Alva Edison no tenรญa ningรบn reparo en incluir entre los trabajos en los que se encontraba inmerso un aparato que permitirรญa la comunicaciรณn con los muertos. En los tres casos, ninguno de ellos fue vilipendiado ni objeto de burlas.

Camille Flammarion
Camille Flammarion

Sin embargo, resulta imposible no preguntarse: ยฟcรณmo era posible que nombres como esos, que estaban contribuyendo al cambio mรกs rรกpido y profundo que haya vivido nuestra especie, pudieran abandonar la senda de la mรกs estricta racionalidad y del mรฉtodo cientรญfico para realizar afirmaciones que, en nuestros dรญas, pueden sonar disparatadas?

La respuesta mรกs evidente es que, ante todo, los cientรญficos son hijos de su tiempo. A pesar de las simplificaciones que en demasiadas ocasiones se han hecho de la historia, ni Copรฉrnico ni Galileo, que apartaron definitivamente a la Tierra del centro del universo y, por tanto, pusieron el primer clavo en el ataรบd de la idea del ser humano como objeto de predilecciรณn de un creador, tenรญan duda alguna de que, a pesar de todo, seguรญa habiendo un Dios al final de todo.

The New York Sun, 25-1-1920
The New York Sun, 25-1-1920

De la misma forma, cuando Edison querรญa contactar con los muertos, no hacรญa otra cosa que ser hijo de un tiempo en el que el espiritismo era ocupaciรณn de las clases privilegiadas e intelectuales, los mรฉdiums eran recibidos en los salones mรกs exquisitos, y hasta el mismรญsimo sir Arthur Conan Doyle, padre de la encarnaciรณn mรกxima del racionalismo, Sherlock Holmes, caรญa de una forma casi patรฉtica en el engaรฑo de creer que se habรญa podido fotografiar unas hadas que aparecรญan en las instantรกneas con un aspecto ridรญculamente victoriano.

Quizรก el caso mรกs representativo sea el de William Crookes. Crookes era un quรญmico que habรญa obtenido reconocimiento por el descubrimiento del talio y que participaba, como relata Philip Ball en El peligroso encanto de lo invisible (Turner), en la creencia bastante extendida de que la misteriosa transmisiรณn inalรกmbrica de la electricidad mantenรญa inquietantes coincidencias con las formas de comunicaciรณn con las que, segรบn los mรฉdiums, se manifestaban los espรญritus.

Sir William Crookes (1832-1919)
Sir William Crookes (1832-1919)

Una afirmaciรณn que iba mรกs allรก de lo meramente teรณrico: Antonio Meucci, a quien muchos dan como verdadero inventor del telรฉfono, no tuvo ningรบn reparo en afirmar que se habรญa adentrado en sus investigaciones persiguiendo el supuesto ยซmagnetismo animalยป pregonado por Franz Anton Mesmer y que servรญa a muchos estafadores para vender supuestas curaciones a travรฉs de la mera imposiciรณn de manos.

Pero Crookes fue, probablemente, quien se atreviรณ a ir mรกs lejos, llegando a inventar el radiรณmetro y un tubo de descargas que, en un principio, estaban destinados a demostrar la existencia de energรญas casi indetectables y de un oscuro origen en el otro mundo. Pero lo paradรณjico fue que, mรกs allรก de esa intenciรณn, sus contribuciones fueron fundamentales para dar los pasos que terminaron trayendo los rayos X y, mรกs adelante, los tubos de rayos catรณdicos que, unas dรฉcadas despuรฉs, posibilitarรญan la televisiรณn. Contra todo pronรณstico, una bรบsqueda circunscrita a la supercherรญa terminarรญa arrojando resultados bien reales. Otra cosa fue lo que ocurriรณ con el propio Crookes, que acabรณ sus dรญas siendo estafado por varios mรฉdiums que lo utilizaron como un medio para legitimar sus sesiones trucadas.

Katie King, un espiฬritu convocado por la medium Florence Cook, y a quien William Crookes otorgaba credibilidad hacia 1874
Katie King, un espiฬritu convocado por la medium Florence Cook, y a quien William Crookes otorgaba credibilidad hacia 1874

De hecho, en esos mismos aรฑos, la ciencia oficial seguรญa manteniendo la existencia de una sustancia que llenarรญa el vacรญo y permitirรญa la transmisiรณn de las ondas electromagnรฉticas. Esa sustancia, que nadie habรญa detectado pero que nadie discutรญa, recibรญa el nombre de ยซรฉterยป, no por casualidad el mismo con el que los espiritistas se referรญan a su supuesto mundo ultraterreno. No fue hasta la teorรญa de la relatividad de Einstein que quedรณ claro que ese รฉter no era mรกs que una simple convenciรณn, indemostrable por mรฉtodos cientรญficos, lo que marcรณ la irrupciรณn de una nueva e innovadora fรญsica.

De todas formas, lo que ocurriรณ de forma tan acelerada en el cambio del siglo XIX al XX fue, en realidad, algo que siempre estuvo presente en la historia de la ciencia. De hecho, cuanto mรกs se retrocede y menos fijado estรก el mรฉtodo cientรญfico, es mรกs fรกcil encontrar fronteras ambiguas entre las distintas actividades a las que se dedicaban los investigadores. Cuando la misma palabra ยซcienciaยป no existรญa y sรญ otras como ยซfilosofรญa naturalยป, era la propia herramienta con la que la humanidad irรญa comprendiendo el mundo y el universo, lo que estaba aรบn por hacer.

Ilustracioฬn de la obra de Camille Flammarion L'atmospheฬ€re meฬteฬorologie populaire (1888)
Ilustracioฬn de la obra de Camille Flammarion Lโ€™atmospheฬ€re meฬteฬorologie populaire (1888)

Por eso, no es extraรฑo que nombres fundamentales de la astronomรญa como Kepler o el propio Galileo, que habรญan avanzado en la comprensiรณn de los mecanismos celestes, realizaran cartas astrolรณgicas para los poderosos. En muchos casos, esa era, de hecho, la forma que tenรญan de mantenerse y poder dedicarse a sus otras investigaciones. Pero, para ellos, no habรญa contradicciรณn alguna: como la asunciรณn de que era Dios quien movรญa los planetas, todo eso podรญa ser perfectamente compatible con sus atrevidas afirmaciones que iban desvelando las mecรกnicas celestes.

Harmonices Mundi, de Johannes Kepler (1619)
Harmonices Mundi, de Johannes Kepler (1619)

El ejemplo mรกs extremo y significativo es, sin duda, el de Isaac Newton. Para muchos, es el paradigma del cientรญfico; de hecho, no son pocos los que afirman que es el mรกs grande que nunca haya existido. Y de hecho, sus descubrimientos, cristalizados en sus famosas leyes, que permiten describir y entender cรณmo actรบa la gravedad, por quรฉ las cosas se caen al suelo al soltarlas o por quรฉ no salimos disparados de la superficie de un globo que gira a mรกs de 1.500 kilรณmetros por hora, se han convertido en un acervo comรบn. Unas explicaciones sostenidas en fรณrmulas matemรกticas, demostradas por pura lรณgica y, por la misma razรณn, inatacables: nadie las ha puesto en cuestiรณn en los mรกs de tres siglos que han pasado desde entonces.

Sir Isaac Newton (1642-1727) by Sir Godfrey Kneller, Bt
Sir Isaac Newton (1642-1727) by Sir Godfrey Kneller, Bt

Y sin embargo, Newton guardรณ durante dos dรฉcadas sus descubrimientos en un cajรณn, porque los consideraba insuficientes. En realidad, estaba sumido en la bรบsqueda del intrincado mecanismo que gobernaba la naturaleza, una bรบsqueda en la que no dudaba en utilizar la alquimia y el buceo en los libros sagrados. Estaba convencido de que el mundo entero respondรญa a un plan perfectamente orquestado por el Creador y que la Biblia era el verdadero lugar donde encontrarรญa las leyes perpetuas del mundo. Dedicรณ veinte aรฑos a indagar en los textos del Antiguo Testamento (consideraba que el Nuevo era una falsificaciรณn herรฉtica), especialmente en los libros de los profetas como Daniel, y llegรณ a la conclusiรณn de que el Apocalipsis resumรญa en su interior el devenir futuro del mundo, aunque sรณlo serรญa descifrable a posteriori, cuando esos hechos ocurrieran, como demostraciรณn definitiva del plan de Dios.

Llegรณ a afirmar que la batalla que antecederรญa el Juicio Final, el Armagedรณn, no ocurrirรญa antes de 2060, frente a los coetรกneos que decรญan que era inminente. Y mientras tanto, sus comparativamente escasas fรณrmulas matemรกticas seguรญan durmiendo en el cajรณn, y quizรก se hubiesen quedado asรญ si, en 1687, sir Edmund Halley no le hubiese convencido de que las publicase, lo que finalmente hizo bajo el tรญtulo de Philosophiรฆ naturalis principia mathematica, una de las obras mรกs sublimes que haya creado nunca el hombre.

Isaac Newton, representado por William Blake como el divino geoฬmetra
Isaac Newton, representado por William Blake como el divino geoฬmetra

Una obra que, sin embargo, para Newton habรญa ocupado sรณlo una pequeรฑa parte de su vida รบtil. La mayor parte la habรญa dedicado a perseguir quimeras como reconstruir el aspecto del Templo de Salomรณn o adentrarse en la sabidurรญa arcana que habrรญan logrado los egipcios y que habrรญa desaparecido por la desidia y la barbarie. En su mente, todo formaba parte del mismo y รบnico plan, y a todo se enfrentaba, al menos para รฉl, con el mismo mรฉtodo exhaustivo, lleno de dudas, y que ponรญa en cuestiรณn todo lo que se daba por sabido. Porque, si en la bรบsqueda del conocimiento es necesario, antes de nada, acertar con la pregunta correcta, en la historia de la ciencia han abundado muchas preguntas mal formuladas que han hecho a grandes mentes errar y perderse por lugares llenos de temores, esperanzas y creencias, nunca de saberes.

 

4 Comments ยฟQuรฉ opinas?

  1. [โ€ฆ] las almas como Nietzsche matรณ a Dios. Pero en aquella รฉpoca los espรญritus eran gente corriente. Thomas Edison incluyรณ en sus trabajos un dispositivo para comunicarse con los muertos y el gran astrรณnomo Camille Flammarion pensaba que era muy posible que el mรกs allรก estuviera [โ€ฆ]

Comments are closed.

รšltimo nรบmero ya disponible

#141 Invierno / frรญo

Sobre nosotros

Yorokobu es una publicaciรณn hecha por personas de esas con sus brazos y piernas โ€”por suerte para todosโ€”, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

Suscrรญbete a nuestra Newsletter >>

No te pierdas...