“Aquí tienes. Es tuyo. Pero te pondré un velo en los ojos para que lo veas como yo quiero”. Esta es una de las conclusiones, en versión lírica, que podría sacar alguien que se acerca a la web del Congreso para averiguar el resultado de una votación de los diputados.
No basta con pretender y pregonar la transparencia. Es imprescindible ponerlo fácil. Una avalancha de datos mal organizados y presentados en formatos cerrados o difíciles de tratar puede tener el mismo efecto que ocultar esa información.
La página del Congreso de los diputados publica un fichero XML con datos sobre las votaciones que se han producido cada día. Al descomprimirlo aparece un documento en Open Office por cada votación llevada a cabo en esa fecha. Un ciudadano puede ver el título de la votación, el número de diputados presentes, los que han votado a favor, los que han votado en contra, las abstenciones y los que no han votado. De cada diputado aparece su número de asiento, su nombre y el voto emitido.
Pero faltan algunos datos que pueden resultar necesarios para hacer una investigación o contactar con los encargados de representar a la población. Por ejemplo, su dirección de correo electrónico; su twitter, web o blog, si lo tienen; la circunscripción por la que han sido elegidos o su profesión.
Esta información también está en el site del Congreso. Pero aparece en otra página y no está relacionada con los datos de cada votación. Esto supone una barrera informativa para los ciudadanos y los periodistas, según el grupo ciudadano Openkratio. Una democracia no debería permitirse ese obstáculo. La lupa de la prensa y la comunidad son un imprescindible democrático para evitar abusos y garantizar la participación de los individuos en el gobierno de su país.
La idea no es nueva. Es un clásico (a menudo, olvidado). Hace 25 siglos, en Atenas, pensaban que la participación activa en la política era una facultad y un deber de todo ciudadano civilizado.
Openkratio, como muchos otros grupos a los que nadie paga por ello, cree que un uso óptimo de la tecnología puede proporcionar la transparencia que, por el momento, el estado no ofrece. Este grupo de ciudadanos que trabaja por la promoción del gobierno abierto y el open data ha creado una API (ver explicación lírica y fácilmente comprensible de David Rodríguez Campos al final del post ☟) para hacer más fácil a los periodistas y ciudadanos la información que ofrece Congreso.es sobre las votaciones de los diputados.
Lo han llamado Proyecto Colibrí y, por el momento, está dirigida fundamentalmente a personas con ciertos conocimientos tecnológicos. “Nos parece interesante el concepto de Hacks&Hackers, unir el trabajo de periodistas y tecnólogos para hacer periodismo de datos y facilitar el acceso a cierta información”, explica Pablo Martín, uno de los fundadores de Openkratio.
“La web del Congreso está publicando votaciones. Pero no informa del partido al que pertenece cada diputado ni indica cómo puedes contactar con ellos. Estos sites suelen estar muy mal construidos y su arquitectura de la información no es buena”, apunta el onubense. “Colibrí se conecta a esta web para sacar información más detallada de las votaciones. No es una aplicación al uso. Es una herramienta de consulta para conocer mejor la información del Congreso”.
Esta herramienta se suma a la colección de iniciativas ciudadanas que están surgiendo con la intención de utilizar la tecnología para hacer la política más transparente. El proyecto Colibrí está en la línea de Fundación Civio, Qué hacen los diputados, Sueldos públicos…
El trabajo, en manos de informáticos, no es complejo, según Martín. “Lo hemos desarrollado dos personas, en ratos libres, durante un mes y medio”. Ahora, como todo proyecto de código abierto, está en fase de “revisión y mejora”. “Estamos intentando hablar con usuarios y que nos den ideas para hacer mejor el servicio. También estamos desarrollando módulos para gestores de contenidos y una app para Android”.
☞ Definición de API (por David Rodríguez Campos): «Es como una puerta con diferentes llaves que te permite acceder, desde tu oficina, a zonas del despacho de un amigo que necesitas para que ambas oficinas puedan trabajar juntas, pero no te deja ver el resto de la sala de tu amigo (para salvaguardar su seguridad).
En tu oficina no tienes fax, le pides la API a tu amigo, y ese amigo te da una llave que abre, desde tu oficina, la sala del fax y listo. Si además del fax necesitas acceder a los archivos, tendrás que pedir otra llave… Es como el armario mágico de Narnia, solo que es el otro lado el que decide a qué zonas te da acceso mediante la llave».
Imagen: ilustración The Great Presidential Puzzle (1880), de James Albert Wales, reproducida bajo licencia CC (Wikimedia.org)
Proyecto Colibrí: cómo sacar mejor información de la web del Congreso de los diputados
