¿Nos parece más fácil comprar cosas nuevas que cuidarlas?
Pruébalo. Abre tu mochila, busca en los cajones de tu escritorio, en los de la cocina. ¿Cuántos bolígrafos aparecen? Colócalos sobre una mesa, comprueba que, efectivamente, la mayoría funciona.
Asúmelo, probablemente habrías acabado comprando un paquete nuevo. Es más fácil gastar un par de euros que dedicar un rato a localizarlos.
Sin darte cuenta, tenías ante ti una pequeña muestra del desenfreno del plástico, y eso solo en tu casa, donde nadie se los va a llevar, donde no tienes que reponerlos cada pocos días para que cada visitante se encuentre un bolígrafo a estrenar.
Ahora piensa en los más de 184.000 hoteles que según las estimaciones del STR Global existen en el mundo; imagina 17 millones de habitaciones. Millones de bolígrafos. Millones de trozos de plástico susceptibles de acabar en el mar.
Las contradicciones de los productos ‘sostenibles’
Cuando desde los hoteles INNSiDE by Meliá decidieron rediseñar todos sus procesos para contribuir a la creación de un mundo más sostenible, sabían que no iba a ser una tarea fácil.
En su exploración descubrieron que un pequeño objeto puede expresar muchas cosas: «Cuando buscábamos nuevos productos, nos hicieron llegar un boli de material sostenible, pero venía envuelto en un plástico de un solo uso», cuenta Sofía Muntaner, global brand manager de INNSiDE.
A la caza de los aliados invisibles de la contaminación
«Te das cuenta de que cuando piensas en sostenibilidad, tienes que hacerlo en 360 grados», reflexiona Ignacio Alastuey, Global Brand Experience Director de INNSiDE. No depende solo de la voluntad de una empresa en concreto, sino de conseguir armonizar el resto de la cadena: fabricantes, proveedores, distribuidores… Es un cambio material y, también, un giro en la mentalidad de todos, incluso de los clientes.
Analizaron cada movimiento, visible e invisible, de la vida de un hotel: objetos, alimentos, disposición de los mismos, sábanas, toallas, jabones, métodos de limpieza, diseño de los espacios, decoración, mensajes, formas de comunicación, filosofía, experiencia… El objetivo: que en 2020 la marca tenga implementado un nuevo ecosistema amigable con las necesidades del planeta. Este camino los obligará a trabajar a contracorriente.
[pullquote]Para 2020, INNSiDE by Meliá quiere implantar un nuevo ecosistema amigable con las necesidades del planeta. Este camino obliga a trabajar a contracorriente.[/pullquote]
Estilos de vida: el valor de la coherencia
Para conocer el origen de este cambio hay que rebobinar. Igual que un arqueólogo puede encontrar en la forma de tallar una piedra el origen de una serie de evoluciones que trascienden la propia piedra, en esta historia, quizá una sola palabra sirva para conocer los principios que han acabado llevando a INNSiDE by Meliá a apostar por la sostenibilidad. Se trata de bleisure: la fusión del ocio y el negocio o el trabajo.
Meliá Hotels International es uno de los referentes internacionales en esta tendencia: «Desarrollamos nuestra propia versión: el work tripping. Los clientes han evolucionado y nosotros lo hemos hecho con ellos. El bleisure ha cambiado, ya no se trata de simultanear momentos de trabajo y ocio, sino de mezclar las dos cosas a la perfección mientras se viaja a lugares emocionantes», explica Gareth Rutter, el director creativo de Don’t Panic Partners, la agencia responsable de este reposicionamiento. El diseño de la idea trataba de responder a un cambio global en el modo de vivir el día a día, y asumieron que esa transformación era inseparable de un enfoque dirigido a convertirse en sostenibles.
Estilos de vida: el valor de la coherencia
Para conocer el origen de este cambio hay que rebobinar. Igual que un arqueólogo puede encontrar en la forma de tallar una piedra el origen de una serie de evoluciones que trascienden la propia piedra, en esta historia, quizá una sola palabra sirva para conocer los principios que han acabado llevando a INNSiDE by Meliá a apostar por la sostenibilidad. Se trata de bleisure: la fusión del ocio y el negocio o el trabajo.
Meliá Hotels International es uno de los referentes internacionales en esta tendencia: «Desarrollamos nuestra propia versión: el work tripping. Los clientes han evolucionado y nosotros lo hemos hecho con ellos. El bleisure ha cambiado, ya no se trata de simultanear momentos de trabajo y ocio, sino de mezclar las dos cosas a la perfección mientras se viaja a lugares emocionantes», explica Gareth Rutter, el director creativo de Don’t Panic Partners, la agencia responsable de este reposicionamiento. El diseño de la idea trataba de responder a un cambio global en el modo de vivir el día a día, y asumieron que esa transformación era inseparable de un enfoque dirigido a convertirse en sostenibles.
Gente curiosa, gente consciente
Familias, turistas, trabajadores nómadas, hombres y mujeres de negocios, viajeros solitarios… El perfil del huésped es amplio, pero todos están atravesados por una actitud: la curiosidad. La marca no busca un perfil de clientes demográfico sino psicográfico: importa el estilo de vida, no la edad.
La conciencia y la responsabilidad con que nos desenvolvemos en nuestro día a día doméstico se expande a los viajes y al plano laboral: «Tenemos que ser conscientes de la forma en que consumimos mientras viajamos. Hay una gran demanda por parte de nuestros huéspedes de ser responsables con el medio ambiente y minimizar, durante su estadía, el impacto negativo en el entorno», explica Rutter.
[pullquote]Familias, turistas, trabajadores nómadas, viajeros solitarios… El perfil del huésped es amplio, pero todos están atravesados por una actitud: la curiosidad.[/pullquote]
«Si tienes tatuajes, queremos verlos»
La propuesta de la marca no responde a un nuevo tipo de viajero, sino de ciudadano. Personas con un estilo de vida que se mueve más en el terreno de la espontaneidad que en el de la solemnidad. Eso define su estilo y el de sus trabajadores: «A nuestros colaboradores les decimos: si tienes tatuajes, queremos verlos. Si te gustan los piercing, ¿por qué no llevarlos en el trabajo?», cuentan.
Visitan INNSiDE by Meliá personas que no tienen reparos en colocar el portátil sobre su bañador y trabajar con los pies sumergidos en el agua; también ese grupo cada vez más amplio de viajeros solitarios y de trabajadores nómadas. «Tenemos un estándar de desayuno. Si llegas solo, te recomendamos sentarte en mesas comunales para conocer a gente nueva. La sociabilidad es uno nuestros valores», comenta Alastuey.
«Si tienes tatuajes, queremos verlos»
La propuesta de la marca no responde a un nuevo tipo de viajero, sino de ciudadano. Personas con un estilo de vida que se mueve más en el terreno de la espontaneidad que en el de la solemnidad. Eso define su estilo y el de sus trabajadores: «A nuestros empleados les decimos: si tienes tatuajes, queremos verlos», cuentan.
Visitan INNSiDE by Meliá personas que no tienen reparos en colocar el portátil sobre su bañador y trabajar con los pies sumergidos en el agua; también ese grupo cada vez más amplio de viajeros solitarios y de trabajadores nómadas. «Tenemos un estándar de desayuno. Si llegas solo, te recomendamos sentarte en mesas comunales para conocer a gente nueva. La sociabilidad es uno nuestros valores», comenta Alastuey.
El minimalismo es una actitud
No hay un restaurante acotado, separado por tabiques, que imponga al huésped una forma de estar concreta o un patrón de consumo. O sea, nada te dice: «Aquí se viene a comer». Mesas, sofás, sillas, maceteros tiñendo el ambiente de verde… Es cada cliente el que marca la función que quiere imprimir al lugar en cada momento. Un lugar no solo diseñado para el huésped sino para el cliente local, INNSiDE abre las puertas de su Open Living Lounge a los residentes del barrio, para convertirse en punto de encuentro local.
Es un entorno que favorece una actitud vital minimalista, sosegada, sin excesos.
Adiós al plástico: reutilizar botellas de cristal
Los hoteles de INNSiDE by Meliá (son 26 en el mundo por el momento) se encuentran en pleno proceso de transformación. En ellos, conviven elementos de la nueva era con los últimos flecos de la antigua.
Mientras hablamos con Muntaner y Alastuey, los huéspedes desayunan. Y pasan cosas.
«El bufet y la disposición parece inocente; pero las únicas frutas que hay cortadas son las que no se puede cortar el mismo cliente [Alastuey señala el amarillo tierno de las papayas], las demás [manzanas, plátanos, recogidas en cestos] están sin presentar; es para evitar el desperdicio de alimentos», es decir, para que la comida y su aprovechamiento esté por encima de los criterios estéticos.
Ocurre también con el agua: «Estas botellas son tratadas para asegurar su reutilización en condiciones óptimas para el cliente tras cada uso y se rellenan de agua purificada; hemos eliminado de la cadena de compras la posibilidad de adquirir botellas de plástico. Las ponemos en el restaurante y en las reuniones y eventos. Por legislación, por la propia caducidad del producto, no pueden ofrecerse en los minibares gratuitos de las habitaciones, y en ellos usamos envases retornables o reciclados», detalla Alastuey. «Las cápsulas de café de la habitación engañan, parecen de plástico, pero son biodegradables».
Productos que viajan poco para personas que viajan mucho
En el restaurante se abren paso los productos locales de la ciudad anfitriona de cada sede. En este caso: sobrasadas, ensaimadas, aceites, mermeladas. Actualmente, cuentan con un 20% de producto local y un 30% de orgánico.
«No es lo mismo que un producto provenga de la propia ciudad a que viaje en barco o en avión. Hicimos un proceso minucioso de análisis de proveedores: encontramos materiales sostenibles interesantes, pero venían de China y eso suponía un impacto muy importante en cuanto a emisiones de carbono… El transporte es una parte que no se ve, pero es esencial», responde Muntaner.
Habrá un beneficio colateral: los menús y la oferta no se replicarán de un hotel a otro, el territorio será esencial a la hora de definir los ingredientes y sabores de cada carta.
«Hicimos un proceso minucioso de buscar proveedores: había materiales sostenibles interesantes, pero venían de China… El transporte es una parte que no se ve, pero es esencial»,
Sofía Muntaner, global brand manager de INNSiDE.
Toma de conciencia, un proceso a contracorriente
Ver estos hoteles en pleno proceso de cambio ayuda a palpar y a comprender en el presente la necesidad del futuro que proponen. Y también a atisbar la dificultad, el esfuerzo titánico. En las grandes marcas, el stock es gigantesco. Por eso, todavía hay plásticos o papeles de un solo uso presentes: «2019 es el año de transición, sería poco sostenible tirar los productos que tenemos en stock: por ejemplo, los Do Not Disturb de papel se acabarán en dos meses y pasaremos a uno de madera giratorio».
Las habitaciones de casi todos los hoteles tradicionalmente ofrecían al cliente una gama de objetos destinados al olvido y al desperdicio: calzadores, gorritos de ducha, cepillos de dientes, maquinillas de afeitar… Esos objetos han desaparecido en INNSiDE. «Ahora vendemos, por ejemplo, cepillos o maquinillas de bambú que luego pueden usarse diariamente, en casa», señala Alastuey.
La construcción y el diseño de un hotel también importan a la hora de convertirse en sostenible.
Del suelo al techo: el objetivo final
En otro INNSiDE by Meliá de Mallorca, el de Calvià, se vislumbra el siguiente paso. Que la construcción sirva de apoyo al argumento de la sostenibilidad.
Nada más acceder a su vestíbulo, se percibe un cambio: la madera gobierna. El mostrador, las paredes, el mobiliario; todo remite a la naturaleza.
Están creando un manual de diseño y construcción: «Primero estamos trabajando lo más cercano al cliente, pero queremos llegar al fondo. Si de verdad queremos convertirnos en sostenibles, tenemos que serlo desde que empezamos la obra», defiende Muntaner. Se refiere a sistemas de aislamiento para aprovechar el calor y ahorrar en energía, a sistemas de reciclaje de agua…
O a una de sus propuestas del stand de la marca en Fitur que más curiosidad provocó: los huertos verticales. No son jardines decorativos, sino plantas que escalarán las paredes de la cocina o de los salones; especies consumibles en cocina y coctelería: perejil, pimienta, hierbabuena…
Este artículo empieza con la imagen de un bolígrafo sano envuelto en plástico; es la metáfora de una contradicción anclada en la costumbre y que solo es visible cuando se pone voluntad. Que marcas como INNSiDE by Meliá eleven el listón supone el comienzo de un viaje apasionante para afrontar uno de los mayores retos de hoy. Que la sostenibilidad sea inseparable del trabajo, del ocio, de la aventura.
184.000 hoteles, 17 millones de habitaciones; hay todo un mundo por cambiar.
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Fotografía: Leafhopper.
http://www.yorokobu.es/innside-el-viaje-de-un-hotel-para-convertirse-en-sostenible/
Hola, ¿quién elaboró las ilustración es del artículo?