Los genios tienen gatos y viceversa

Warhol, Bradbury, Hemingway, Duchamp, Picasso, Lennon… Piensa en un genio y es posible que tenga un gato como amigo. Los gatos acompañan a los artistas igual que acompañan a las brujas: les gusta el pensamiento original, disidente. Sí, esto va de gatos. Hay fotos de grandes creadores con sus gatos y lo que piensan de ellos. (Y alguna teoría loca que me saco de la manga.)

Mi mujer siempre quiso tener una gata y llamarla Sula —como la protagonista de una novela de Toni Morrison—, dormitar con ella en el sofá y acariciarle la cabeza. Una idea de tantas que se pospone por distintas razones.

“Cuando nos mudemos”, decía mi mujer.

Ray Bradbury y su gato

Descubrí a Sula en Facebook mucho antes de que nos mudáramos al piso nuevo. Una gata más, huérfana, rescatada al borde de una autopista por SOS CALLEJEROS, un pequeño grupo de voluntarios que rescata gatos en Cádiz. La madre de Sula fue atropellada. Estaba en mi muro. Entonces se llamaba Lucy.

“Es una gata preciosa”, comenté la foto, “lástima que esté tan lejos”.

“Si realmente la quieres, te la llevamos”, respondió SOS.

“Lo he leído”, dijo mi mujer, “es preciosa, la quiero”.

¿Cómo negarnos? Dos chicas trajeron a Lucy envuelta como un bebé, de Cádiz a Sevilla. En cuanto nos montamos en el coche de vuelta a casa, mi mujer le susurró:

“Mira qué cosita de su mami, Sula”.

Aunque mis padres y mis hermanos habían tenido perros, gatos, palomos… no tenía idea sobre cómo cuidar a una gata. Leí todo lo que encontré en internet. Y, entre otras cosas, descubrí el amor que los grandes creadores tienen a los gatos. Según Muriel Spark, escritora de novelas de misterio, si te sientes intranquilo y necesitas concentrarte en un problema, observar a un gato serena el ánimo.

“No es necesario mirar al gato todo el tiempo”, dice Spark, “basta con que esté ahí«.

Huxley y su gato psicoanalista

Lo creo. Miro a Sula, que duerme ajena a mi presencia, y a veces las piezas encajan. Si mientras escribo pasa por delante no la regaño. Es una musa. A las musas no hay que espantarlas. Creo que Bradbury me sonreiría; en su Zen en el arte de escribir menciona a los gatos para explicar conceptos en torno a la creatividad.

Hemingway y su gatoMe pregunto si Hemingway formuló la teoría del iceberg observando a su gato. La teoría dice que los escritores deben ocultar gran parte de un texto una vez escrito, mostrar lo esencial. ¿Acaso un gato no está oculto la mayor parte del día, y solo vemos de él “lo esencial”?

¿Y cuánto debe Borges a sus amados gatos? La literatura borgiana trata del hombre que es y que a la vez no es, que está y no está, que muere y no muere… un hombre como el gato de Schrodinger.

No es extraño. “¿Dónde está el gato?” es una frase corriente en las familias con gato. La niña dice que en el baño, el papá, en el dormitorio, ¡pero si está en el salón! El gato está en tantos lugares como observadores. Quizá explicaría el diseño que Cortázar —también amante de los gatos— desarrolla en Rayuela: la protagonista está en todas partes, en distintos tiempos, pero siempre es la Maga, igual que un gato siempre es un gato. Cortázar llamaba a su gato su «yin o su yang según las lunas y las hierbas” (Cortázar dixit), interroscándose (Cortázar dixit).

Borges y su gato

Quizá el estilo de “trocitos” de Klimt nace de observar al gato que observa a Klimt. Mira a los ojos de un gato y descubrirás que percibe tus intenciones mucho antes de que hagas el gesto. (Lo he comprobado). Puede que para el gato no seamos más que un montón de trocitos reunidos. ¿Y qué es la creatividad sino reunir trocitos y más trocitos?

Los gatos acompañan a los artistas igual que acompañan a las brujas: les gusta el pensamiento original, disidente.

Revuelve los papeles de tipos como Bradbury, Heinlein, Burroughs, Hermann Hesse, Bukowski…; se mancha las patas en los estudios de Warhol, Picasso, Duchamp, Frida Khalo…; se acurruca con la música de Lennon, Freddy Mercury, Kurt Cobain

(Luego adoptamos otra gatita, Kira. «Un gato te lleva a otro gato», dice Hemingway. Pero esta es otra historia.)

¿Y tú, tienes una musa o estás buscando una…?

Frida Kahlo y sus gatitos

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Patrick Thomas

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