A Daisuke Nimura no le quedó otra que dibujar. Dice que era muy travieso y que sus padres le sufrían con resignación. Menos cuando dibujaba. En ese momento, la paz se establecía en el hogar. Vio que esa no sería una mala manera de tenerles contentos.
Daisuke Nimura (Osaka, 1978) quería ser diseñador gráfico. «Decidí, sin embargo, hacerme ilustrador. Gané algún premio de ilustración y mi profesor me animó a seguir», explica. Desde entonces, trabaja en publicidad, prensa, industria editorial, televisión e industria textil.
El japonés cuenta que, originalmente, sentía que su trabajo era solo dibujar una imagen. «Mis ilustraciones eran algo así como cortar una escena de la vida cotidiana». Sin embargo, decidió concebir la creatividad como el camino hacia una sensación de paz con un objetivo adicional: «Que la diversión no sea solo para mí».
El salto a la animación ocurrió a la bravas. Un día decidió probar a crear un GIF. «No estudié animación, así que sería complicado. pensé, de todas maneras, que sería divertido», señala.
Dice que le inspiran las cosas pequeñas de la vida cotidiana y el humor honesto de las personas comunes. Quizás por eso, sus trazos son contados y sus composiciones son sencillas, limpias y directas. Quizás por eso, también sus aspiraciones sean sencillas. «Quiero seguir creando GIF a mi propio ritmo y que gente conozca y disfrute mi trabajo».
Así, a base de gestos sencillos y objetivos cercanos, pretende transformar su ecosistema vital en algo más habitable.