Escenas de una playa del Bronx


“Nueva York está cambiando mucho. Ahora es más aséptico… Hay más multinacionales… Está perdiendo sus paisajes más genuinos”. El fotógrafo Charles le Brigand, después de vivir cinco años en el barrio de Brooklyn, ve así la ciudad. Pero, por si acaso lo más auténtico desaparece definitivamente, hace años que decidió recorrer algunas zonas con su cámara en busca del Nueva York más desconocido.
A principios de julio fue durante tres días a una playa del Bronx: Orchard Beach. Esto es lo que vio y lo que cuenta:
<<Cuando llegué a Orchard Beach, sentí los efectos del jet lag y necesité un respiro para adaptarme y hacer frente al ambiente en el que me encontraba. Había tardado casi dos horas en llegar desde Brooklyn. Primero en el tren G, luego unas cuantas paradas en la línea azul, después llegué al Uptown Express número cuatro en la calle Fulton hasta llegar a la 125 en Harlem para cambiarme al tren local número seis hasta llegar a Pelham Bay Park, en el Bronx.
El recorrido fue algo largo pero se me hizo más entretenido cuando llegamos a las vías elevadas tras atravesar Hunters Point. Desde la ventana, las viviendas públicas, los tags y los murales de más de una década y las autopistas definían el horizonte del Bronx.
Al llegar a la estación, cogí un autobús que recoge a los visitantes de la playa en la intersección de Pelham Parkway y Bruckner Expressway. El bus, lleno de gente, zigzagueó durante unos diez minutos más por el parque más grande de la ciudad de Nueva York, antes de dejarnos en la orilla del mar.
Mientras que los neoyorquinos tienen varias playas donde escoger (Brooklyn, Queens, Long Island y Nueva Jersey), muchos habitantes del Bronx optan por Orchard Beach debido a su relativamente cómoda ubicación.

Es su manera más rápida para llegar al mar, la arena y el sol. Desde los hirvientes y húmedos bloques del borough sólo les separa un viaje en autobús. Orchard Beach es la única playa pública del Bronx y para muchas familias, lo mejor de la temporada veraniega.
Durante los años 30, el controvertido planificador urbano Robert Moses creó esta milla de playa artificial originalmente llamada “Bronx Riviera”.  Y aunque es bien conocida de esta manera, los habitantes de la localidad la llaman “Horse Shit Beach” (Playa de Mierda de Caballo) o “Puerto Rican Riviera”. Los latinos también la apodan afectuosamente como “Playa Chocha”, mientras que los neoyorquinos la conocen simplemente como “Ghetto Beach”.
Orchard Beach es algo que yo no había visto o vivido antes. Aunque la playa puede que carezca de las instalaciones adecuadas y el glamour de una riviera tradicional (sea lo que sea que esto signifique), la atmósfera, la energía y la gente claramente hacen que eso se compense… especialmente los domingos o los fines de semana largos.
Llegué a Orchard Beach a eso de las 10:30 a.m. el 4 de julio (día festivo y celebración de la independencia americana) y el lugar ya estaba lleno. En el área de picnic del parque los mejores lugares estaban ya ocupados y en el aire se respiraban los agradables aromas a carne asada y marihuana. Las familias jugaban a dominó, mientras los más ancianos disfrutaban de la sombra bajo los enormes árboles, de los Que, además, colgaban con orgullo las banderas puertorriqueñas, pa’ que tú lo sepas. Junto al abarrotado estacionamiento, los jugadores de partidos de baloncesto y voleibol se gritaban unos a otros de manera acalorada.

El malecón paralelo a la playa estaba lleno de personajes que, aunque modestos, se mostraban joviales y escandalosos. Es ahí donde ocurre la acción y donde la gente se exhibe.
Además, en la sección 7, junto al restaurante de comida rápida cubano, los más viejos cantaban las letras románticas y salsonas de sus piezas favoritas que, a su vez, salían de las ‘maleta boomboxes’ caseras. Había bailarines a ritmo de congas, campanas y güiros que se mezclaban en la pista improvisada. Y mientras unos adolescentes hacían demostraciones acrobáticas, otros trataban de ligarse a las chicas que pasaban sin acompañante.
Una multitud de sombrillas de colores y enormes hieleras cubrían lo largo de la cálida y curva costa de arena blanca, en la que muchos, mostraban sus pieles bronceadas, aceitadas, adornadas con tatuajes o bikinis exuberantes, gafas de sol flat-top y muchos otros accesorios brillantes. Al mismo tiempo, un grupo de jóvenes salvavidas con trajes de baño de un naranja estridente, miraban con indiferencia a los niños jugando en el agua.
En Orchard Beach no hay tontería, ni lo ‘cool’ de los ‘hipsters’. Sólo hay gente auténtica con sabor genuino y una actitud desinhibida. La gente va a Orchard Beach a divertirse y la verdad es que se les veía verdaderamente contentos. Orchard Beach es uno de los pocos lugares que quedan de la verdadera Nueva York popular.  Y durante el verano, no hay nada mejor que este Nueva York>>.


















 

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Patrick Thomas

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