A Ari Versluis y Ellie Uyttenbroek les unía su mutuo interés por los códigos estéticos de las tribus urbanas y cómo estos eran utilizados por sus miembros para distinguirse, pero también para asumir una identidad de grupo.
Por eso, hace 17 años, comenzaron a identificar y documentar las múltiples formas de vestir que encontraban en las calles de Rotterdam. El primero como fotógrafo y el segundo en su faceta de psicólogo. Aunque pronto su ciudad se les quedó pequeña y extendieron su ‘radio de acción’ a otras localidades holandesas e, incluso, de fuera del país.
Para realizar su labor contaban con la colaboración de los individuos que encontraban a su paso. En función de su forma de vestir, les pedían que posaran de una determinada manera.
Las fotos de los individuos que compartían postura y estilismo similar formaban una serie y a cada una de estas Versluis y Uyttenbroek las bautizaban con descriptivos nombres. Carries daddies para los hombres jóvenes que llevaban a sus hijos en un portabebés; City girls para mujeres ejecutivas; Intellectuals para hombres maduros con gabardina y sombrero o Little brides para niñas que celebraban su primera comunión son algunas de los nombres elegidos para las series.
A todas ellas, a su vez, las englobaron bajo un mismo paraguas denominado Exactitudes. Una contracción de exacto y actitud.
Aunque entre sus propósitos no estaba el de sacar una única conclusión del experimento, Versluis admite haber descubierto varias. La más relevante, la continua contradicción entre individualismo y uniformidad. “Todos somos individuos distintos, pero algunos de los rasgos que nos identifican como tales poseen una naturaleza social: familia, trabajo, cultura, etnia… Pero si la gente no está satisfecha con esta clasificación, trata de crear nuevos grupos. Nosotros hemos tratado de hacer visible este fenómeno en términos de estilo”.
Dice Ari que lo que inicialmente les movió a Ellie y a él fue el afán coleccionista que comparten. “En realidad, vemos a las series de Exactitudes como algo parecido a una colección de mariposas”.
Y entre todos esos grupos ‘de mariposas’ hay de todo. Los más homogéneos, aseguran Versluis y Uyttenbroek, son precisamente aquellos en los que los individuos que los componen son muy conscientes de que forman parte de un grupo.