Mad Max: Furia en la carretera es una película loca, macarra, salvaje, desmesurada y excesiva. Son dos horas de persecución con coches equipados con pinchos, metralletas, lanzagranadas, tambores de guerra, grúas de combate y una guitarra eléctrica lanzallamas operada por un músico cegarruto. Es abrumadora, es espectacular, es una jodida pasada. Llama la atención que algunos grupos de activistas por los derechos de los hombres (MRA por sus siglas en inglés) hayan protestado ante semejante despliegue de explosiones, puñetazos y acrobacias sobre ruedas. ¿Qué pasa con esta película? ¿Cuál es el problema? Al parecer, la película de George Miller es «propaganda feminista» y un «caballo de Troya que las feministas y la izquierda de Hollywood utilizan para insistir en el tópico de que las mujeres son iguales a los hombres en todo, incluso en físico, fuerza y lógica».
Sí, suena genial.
Es fantástico que unos garrulos sean capaces de hacer esta lectura de la película (aunque sea para criticarla) porque eso significa que el mensaje sobrevive a los fuegos artificiales. Efectivamente, Mad Max: Furia en la carretera es una película que rompe con ciertos tropos sexistas del cine de acción. No rompe con todos, pero sí se sacude algunos de los gordos. Imperator Furiosa, la guerrera que interpreta Charlize Theron, es la verdadera heroína de la cinta, mientras que Max Rockatansky (Tom Hardy), se suma a la causa de Furiosa y la ayuda en sus objetivos sin eclipsarla. De hecho, durante la primera mitad de la película Max es un hombre objeto, una «bolsa de sangre», un power-up que utilizan los malos para sobrevivir en el desierto. Los MRA debieron tirarse toda la película esperando un «quita, que tú no sabes» y una inyección de testosterona que nunca llega.
También se ha criticado la cuarta entrega de Mad Max desde el feminismo. Anita Sarkeesian, de Feminist Frequency, lo ve de otra forma: considera que Furia en la carretera se limita a dejar que algunas mujeres participen en «cosas de chicos», que propone un feminismo de la igualdad y no un feminismo de la diferencia. Los feminismos de la diferencia critican el papel central de lo masculino en la Historia y consideran que las cualidades calificadas tradicionalmente como femeninas también deben tener un papel protagonista en la sociedad. Desde este punto de vista, el feminismo de la igualdad no cuestiona el modelo patriarcal, sino que busca que la mujer se incorpore a él. Sarkeesian, entonces, critica que las mujeres de Mad Max que solo llaman la atención cuando se masculinizan. Esta lectura es bastante discutible. La película introduce conceptos como la maternidad, la lactancia o la sororidad, que son propiamente femeninos y solo aparecen gracias al papel protagonista de Furiosa, las cinco esposas y las Vuvalini.
Feminism doesn’t simply mean women getting to partake in typical badass «guy stuff». Feminism is about redefining our social value system.
— Feminist Frequency (@femfreq) Mayo 19, 2015
Además, Sarkeesian reprocha que se retrate la violencia contra la opresión como algo «divertido y alucinante» y señala que el retrato de la misoginia en Mad Max es caricaturesco, así que no critica muchas formas de machismo cotidiano. También apunta que, aunque el lema de las «esposas» liberadas es «no somos cosas», la cámara las sexualiza y las cosifica en varias ocasiones. Muchas de las quejas de Sarkeesian están bien tiradas, pero no le restan mérito a lo que la película hace bien. Si estamos hablando de esto, si estamos teniendo este debate, ya hay motivos para alegrarse.
Mad Max’s villains are caricatures of misogyny which makes overt misogynists angry but does not challenge more prevalent forms of sexism.
— Feminist Frequency (@femfreq) Mayo 19, 2015
Poco después de que se estrenase la película, apareció el Tumblr Feminist Mad Max, una cuenta donde los fans de la cinta diseccionaron algunos de los momentos en los que Mad Max: Furia en la carretera rompe con algunos estereotipos sexistas del cine de acción y arroja mensajes feministas a la audiencia. Además, señalan a Max como aliado feminista por hacer tres cosas bastante sencillitas: callarse, escuchar y ayudar cuando se lo piden.
Hay un momento en el que Max se perfila como aliado de forma clara. Toma un rifle francotirador en plena huida y falla varios disparos intentando derribar a un enemigo. Están cortos de balas y no pueden permitirse malgastarlas, así que decide pasarle el rifle a Furiosa y ofrecerle su hombro como punto de apoyo. Max se ahorra la machada y deja la tarea en manos de la que sabe. Situaciones como esta se repiten varias veces a lo largo de la película. Furiosa es la líder de la operación y es la que lleva el volante del camión de guerra. Max y Nux, los dos únicos tíos del grupo, le allanan el camino cuando ella lo necesita.
El protagonismo de Furiosa y las esposas ya resulta bastante refrescante en una película de acción, pero Furia en la carretera toca de refilón otros temas muy interesantes. Por ejemplo, nos muestra a Max y a Nux como víctimas de la masculinidad tóxica la dictadura de Inmortan Joe. El machismo también perjudica al hombre. El régimen secuestra a Max, lo maltrata y lo convierte en un hombre-objeto. Un adorno para uno de sus coches de guerra, una bolsa de sangre para vigorizar a sus chicos de la guerra.
Lo que le hace a Nux es incluso peor. Nux es un joven que ha nacido y se ha criado en la Ciudadela de Inmortan Joe. Es un fanático y acepta su rol como hombre guerrero, pero está enfermo, es torpe y no cumple con lo que el régimen espera de él. El patriarcado de Inmortan Joe genera frustraciones e infelicidad. Nux deja de ser el Pepe Viyuela del postapocalipsis cuando se relaciona con las esposas y el grupo lo acepta como uno más.
La película también se desmarca del cine de acción comercial al representar la violencia sexual contra las mujeres. El cine suele sexualizar la violación, la banaliza y la utiliza como recurso fácil para que avance la trama. A veces parece que mostrar una violación en pantalla es la única forma de convertir a un personaje femenino en una tía dura. En Mad Max: Furia en la carretera, Furiosa y las esposas han sido secuestradas, esclavizadas y utilizadas por Inmortan Joe, pero George Miller lo explica con otros recursos. La propia rebelión de las mujeres, sus cinturones de castidad, y las dudas, el miedo y la alienación de las esposas (se plantean volver a las garras del maltratador y buscar su perdón) son mucho más elocuentes que cualquier escena explícita.
Mad Max: Furia en la carretera es puro entretenimiento, pero demuestra que los blockbusters pueden tocar temas complejos y comprometidos sin dejar de ofrecer espectáculo. Hollywood ya ha tenido varias contestaciones necesarias al sexismo de la industria con Cate Blanchett negándose a hablar de su ropa en la alfombra roja o Patricia Arquette denunciando la brecha salarial tras recibir el Óscar. La nueva película de Mad Max es un pasito más. Un pasito muy pequeño, pero con unas escenas de coches guapísimas.