Irse de vacaciones está sobrevalorado. Hemos visto a los líderes de la nación manifestarse en la cultura del esfuerzo, del sacrificio, de la noble tarea de producir y avanzar. Os creéis que los bancos panameños se alimentan solos y eso no es así.
De todas maneras, si por cualquier motivo decidís ir a hacer el comunista a la playa o al monte, os sugerimos que mantengáis el ardor laboral vivo. Hay que estar siempre alerta, vigilante, porque aunque no sirvas para hacer otra cosa que no sea lo que se te ordena, has de confiar en quienes sí saben sacar de ti ese extra, ese margen que hace que la rueda gire.
Para mantener la mente en efervescencia os traemos estos contenidos en el Yorokobu correspondiente a los meses de julio y agosto (sí, un número para dos meses, que a nosotros también nos gusta hacer el comunista de vez en cuando). Es nuestro número 75 y, si quieres hacerte con un ejemplar, puedes hacerlo a través de nuestra tienda o directamente desde este botón tan fetén que tenéis aquí debajo. Ya sabéis que los gastos de envío los pagan unos servidores. Por España y la humanidad.
Niki Boon ha decidido desenchufar a su familia. Se ha ido a vivir al sur de Nueva Zelanda y ha decidido alejar a sus hijos de la televisión, de internet, de móviles y ordenadores. «No les hemos prohibido estrictamente que usen los aparatos electrónicos y no nos parece mal si quieren jugar con los ordenadores de sus amigos, pero hablamos con ellos de los beneficios de limitar su uso».
Échale un ojo a este reportaje para ver por qué han decidido vivir así.
Según Frank Locker, en Estados Unidos son varios los colegios que ‘comparten’ arquitecto con prisiones del país. «Las mismas personas que diseñaron las cárceles diseñaron también muchas escuelas. ¿Usted con qué relacionaría una de salones a puerta cerrada con un corredor en el que no se puede estar sin permiso y una campana que ordena entrar, salir, terminar o comenzar las clases? ¿A qué se le parece?», preguntaba retóricamente en una entrevista para un medio colombiano.
¿Cómo están cambiando los edificios que albergan las escuelas del siglo XXI?
Adelgazar es una deriva innoble de caminar. Durante siglos, muchos filósofos y artistas han recorrido cientos de kilómetros a pie. Pero ni querían estar flacos ni llegar a ningún sitio. Tenían otra ambición: al perderse entre las calles se perdían entre sus pensamientos.
Se puede vivir sin coche. Es más económico y menos cómodo no poseer uno, pero es posible vivir sin un automóvil. Sin embargo, hay varias preguntas que responder. ¿Es posible no tener un coche en propiedad y disfrutar igualmente de sus ventajas? ¿Es posible desplazar por ciudades grandes del tamaño de Madrid o Barcelona a una familia de cuatro miembros sin tener un coche a tu nombre? Hemos estado dos meses comprobándolo.
El surfista cuenta la experiencia mística de estar dentro de una ola en el océano. Uno de los espíritus más libres del planeta.
En una sociedad tan amante del superlativo como la nuestra, los adjetivos se desgastan y pierden su capacidad de impacto. Acontecimientos cotidianos son elevados a la categoría de hito con tanta facilidad que los hechos realmente destacables quedan opacados.
Por tanto, afirmar que Javier Jaén es uno de los diseñadores españoles más interesantes podría sonar exagerado si no fuera porque lo prueban sus múltiples trabajos para medios como The New York Times, The New Yorker, The Washington Post, Time, Harvard University o National Geographic. No decirlo sería, sencillamente, faltar a la verdad.
Nos comportamos como un rebaño de animales que sonríen estúpidamente a las estrellas... de un cielo sin estrellas, iluminado solamente por las pantallas de nuestros teléfonos móviles. Da miedo. Damos miedo.
¿Qué hace falta exactamente para que nos tomemos esta adicción a internet en serio?
¿Y si Filip Sedic creaba una empresa que alejara el placer de la sordidez? ¿Y si empleaba materiales de lujo que convirtieran al vicioso vibrador en un deseado masajeador? Contactó con los diseñadores Eric Kalen y Carl Magnusson y se pusieron como posesos a crear prototipos en el salón de su casa. Y así nació LELO, una compañía que vende unos 250.000 juguetes sexuales al mes en todo el mundo.
El ilustrador Olivier Bonhomme creó esta serie, llamada Jazz Punk, para devolver a aquellos músicos un aspecto vívido. «Huía de la estética pálida y sombría», explica. «Estos personajes, que pueden ser de una secta mística de blues o cualquier otra cosa, viven en una mezcla cromática psicodélica».
Celipe Perroloco es el creador de esta portada de Yorokobu.