No todo el mundo está capacitado. Para juzgar, uno ha de arrogarse valores como la sabiduría, la autoridad moral y, por supuesto, la ecuanimidad. Por eso, la elección de Kiko Rivera como termómetro cualitativo ético y estético no tiene, por obvia, la necesidad de ser explicada. El cantante, DJ, modelo y enamorado de la vida aunque a veces duela, ofrece la calificación a diversos hitos de la actualidad de este mes.
A riesgo de caer en el hipsterismo recalcitrante voy a utilizar la palabra: epifanía. La tuve. Me siento afortunado por haber sido testigo del documental acerca de la vida cotidiana de Kiko Rivera. Si bien la cinta no alcanza el nivel fotográfico de, pongamos, un Cecil B. De Mille o, bajando un poco más a la tierra y al presente, The Pacific o Band of Brothers, lo cierto es que la intensidad que se alcanza en algunos momentos la coloca en un lugar de referencia en nuestra cineteca.
Podríamos convenir que Así es Kiko Rivera es el Entourage de nuestra vieja Europa, un happening cinematográfico que destila camaradería y cercanía, ocio, hedonismo y compromiso artístico a partes iguales. Si Rodríguez se hizo eterno por la (tramposa y excelente) película acerca de su vida, Rivera se erige como líder social gracias al ajustado y preciso retrato que Telecinco ha hecho de su día a día. Un gran hombre necesita de un gran biógrafo para trascender. Por eso le hemos convertido en termómetro de valoración en Yorokobu.
Todo lo que leerán ahora se analiza con el rigor que se presupone al redactor que lo escribe: ninguno. Sin embargo, el sello Kiko Rivera sí le otorga el halo de legitimidad que toda crítica necesita. Comencemos con la reseña musical del mes.
Supersubmarina acaba de editar nuevo single. Se llama Hasta que sangren y suena así, muy indie, muy español y muy hijo de su tiempo, es decir, crítico con la realidad que nos rodea y, en concreto, con el gobierno que nos gobierna. Eso no es ni bueno, ni malo, aunque peor es ser periodista al fin y al cabo.
Mientras esperamos con gran impaciencia el tema que ofrezca su opinión acerca de la monarquía o la república, aguardamos lo más de dos meses que quedan hasta el lanzamiento de su nuevo disco.
El kikorriverómetro dice: NO, SUPUTAMADRE
Como diría Sinopsis de Películas, un genio de nuestro tiempo, «hoy he visto esta peli y os voy a contar un poco…». El amanecer del planeta de los simios es otra vuelta de tuerca a los conflictos sociales que se basan en las diferencias tribales all around the world. El eterno debate acerca de la aceptación o no del diferente pero, esta vez, con un millón de monos hechos con CGI delante de un montón de cromas, el Gollum de El Señor de los Anillos haciendo de mono alcalde y Gary Oldman, ahí, a lo suyo.
Como todos los estrenos de verano, depende de dónde tenga uno el listón de las expectativas, de la cantidad de alcohol que haya bebido antes de entrar al cine y de la temperatura del aire acondicionado en la sala.
El kikorriverómetro dice: ALLÁ TU, MUSHASHO.
Literatura. Nos ha llegado una de las dos primeras entregas de Pájaro, una pequeña editorial con sede en Oviedo que, de tanto cariño que emplean en cada ejemplar, sufren de periódicas hemorragias de amor literario. Hablemos de Antología de la poesía espectacular, un poemario ejecutado (en el buen sentido) por Yago Ferreiro.
Como todos sabemos que ser poeta y ser uno mismo son dos cosas muy aburridas, Ferreiro ha optado por introducirse en el cuerpo de cuatro ficticios rapsodas, cada uno de su padre y de su madre. Así, en las poco más de cien páginas que se encuadernan en el libro, hace el ejercicio de enfrentarse a los versos desde cuatro prismas diferentes con lo que el límite que le impide hacer lo que se salga del nacle por aquello del qué dirán los vecinos queda totalmente diluido.
Además, el poemario da gustico en las manos porque la edición está tremendamente cuidada, tiene una portada en relieve ilustrada por Javier Arce que se rompe de bonita y es tan dinámico que lo puedes leer justo después de ver la peli de los monos de arriba.
El kikorriverómetro dice: ME HA LLEGADO AQUÍ ADENTRO, A LA MISMA PATATA.
Actualidad. En algún momento, alguien decidió poner escudos humanos para defender objetivos estratégicos. En algún momento aún más cruel, alguien decidió que no había problema en bombardear esos objetivos en los que había escudos humanos. «La culpa es suya, que se ponen donde no deben». Es decir, que se lo han buscado, que se visten como putas y que si los suyos los ponen ahí, tenemos derecho a arrasarlos.
En algún otro momento, alguien decidió que ya daba igual lo de los escudos humanos y que enemigo bueno, enemigo muerto. Aunque esté jugando al fútbol en la playa.
Damos asco todos. Algunos más que otros, pero como especie, a miserables no nos gana nadie.
El kikorriverómetro dice: ASCOPUTO.
En la sección Críticas Tardías, queremos prestar un sentido homenaje a esas obras que dejan bragas, que caricaturizan sin remisión, los comportamientos disfuncionales en una determinada parcela de la vida. Vale, tendría que haber escrito esto hace meses, pero mi vida es un espuni y no me he puesto (en el buen sentido, no en el de Maradona) hasta ahora.
Silicon Valley retrata la vida cotidiana en el lugar del mismo nombre, un sitio en el que los alquileres están a precio gilipollas, en el que los CEO de las empresas tienen gurús espirituales a los que pagan por minutos, como a los taxistas y en el que tan importante es crear una buena pieza de código como luego saber describirlo con una serie de tecnicismos ininteligibles. Dado que las series con nerds siempre están bien, esta no es una excepción.
El kikorriverómetro dice: SÍ.
En Historia contemporánea, hoy, la memoria. Supongamos que tu padre muere accidentalmente por aquello de que tropiezas y tu cuello se enreda en una horca, en el año 1947, sin juicio ni hostias. Supongamos que ahora quieres sacarlo del pútrido agujero en el que se encuentra desde hace casi 70 años. Supongamos que al ayuntamiento responsable de autorizarlo cataloga a tu padre como resto arqueológico y a los trabajos de exhumación como «trabajos arqueológicos» y te exige 45.000 euros para abordarlos.
Supongamos que la Ley de Memoria Histórica te ofrecía 50.000 euros como ayuda para esa exhumación, pero el ayuntamiento responsable ha puesto todos los obstáculos posibles para que los plazos se consuman y esa ayuda no se cobre. Raro, ¿no?
Supongamos ahora que la alcaldesa de ese ayuntamiento es Rita Barberá. Todo cobra sentido, ¿verdad?
El kikorriverómetro dice: UN BRINDIS POR LA ALCALDESA.