La Felguera: libros de asesinos, vándalos y verdugos

23 de julio de 2015
23 de julio de 2015
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«Espiar es esperar»
John Le Carré, La Casa Rusia

Hay una sociedad secreta en Madrid que se dedica a publicar libros de asesinos, vándalos, exterminadores, verdugos, revolucionarias caníbales, el Partido del Diablo y los Motherfuckers! Ese grupo se esconde tras un sello editorial llamado La Felguera y, desde 2004, han publicado más de 30 obras.
A principios de año presentaron el Diario de los Asesinos. Órgano oficial de acuchilladores y ladrones. El libro reproduce artículos de un periódico que apareció en Lyon, en 1884, con el mismo nombre: Diario de los Asesinos. En sus páginas publicaban relatos de delitos de sangre con un estilo literario extraordinario. Eran grandes maestros de la sátira, el humor macabro y la novela negra, pero la historia ha borrado la identidad de sus autores. Todos firmaban con pseudónimo.
Después llegaron El ejército negro. Un bestiario oculto de América, de Servando Rocha; y el Himno a la picota. De villano a héroe y espía en tres actos, de Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe. El escritor inglés no solo publicaba novelas. También escribía panfletos bajo seudónimos, lanzaba noticias falsas (fake) y fue un precursor de la actual guerrilla de la comunicación.
El título más reciente de esta sociedad secreta, La Furia, está dedicado a una mujer calificada de «revolucionaria caníbal» y por la que el poeta Baudelaire sentía devoción. Théroigne de Méricourt, en los días de la Revolución Francesa, irrumpió en la Asamblea y exigió a los jacobinos formar batallones de mujeres armadas como las temidas amazonas. «Hemos creado un libro nuevo compuesto por distintos materiales que hemos ido recogiendo de Théroigne y que han escrito otros autores», explica Servando Rocha, uno de los responsables de La Felguera, en un café de Madrid.
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En septiembre reeditarán una de sus obras: Motherfuckers! De los veranos del amor al amor armado. Aquí están, por primera vez, los textos, panfletos y pósters en castellano de Black Mask/Up Against the Wall, Motherfuckers!, un grupo que el director de cine Wayne Kramer describió como «gente muy desagradable: barbudos, gordos, airados, beligerantes, feos, perdedores y duros». Gente que da comida a las personas que viven en la calle, que intenta cerrar el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que llena de vagabundos las salas de arte y que quiere acabar con todos los policías de la ciudad. Eran, como dice la editorial, «una banda callejera politizada, una tribu y un clan revolucionario, un oscuro grupo de afinidad convertido en una verdadera familia cuyo discurso giraba en torno a una constelación de ideas que incluían a Dadá, la anarquía y la autodefensa armada».
Esta obra está hoy agotada. Igual ocurrió con A la guerra con Satán, A partir de ahora llamadme Tania. Crónica de una guerrillera simbiótica, Mirad a vuestros verdugos, Fraternalmente Emma, Ese imbécil llamado Sartre o Tienen una bomba. La editorial vendió todos los ejemplares.
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EL PRINCIPIO
Dice La Felguera que desde 1996 ha atravesado el tiempo hasta llegar aquí. En aquel final del siglo XX nació como resistencia a la cultura del momento. Hoy sigue sintiendo esa necesidad de estar al otro lado de la industria cultural y editorial mercantilista. Desde entonces se dedican a rebuscar en el pasado hechos, relatos y documentos literarios que merecían volver al presente y de ahí surgió una publicación en papel. Por aquel tiempo eran un grupo llamado Colectivo de Trabajadores Culturales que se dedicaba a desempeñar una «infatigable labor de agitación» hasta que, al final, acabaron editando libros.
En 2004 aparecieron los primeros títulos de La Felguera y cinco años después decidieron convertirse en «sociedad secreta». «Es una fanfarronería. La realidad es mucho más cutre. Solo somos un grupo de amigos», revela Rocha. Aun así esa banda toma muy en serio lo que hace. «Editar es una responsabilidad. Un libro no cambia el mundo pero puede cambiar el mundo de una persona. El papel deja huella».

La Felguera cuida la edición como si en vez de tratarse de un libro, cada ejemplar fuese una pieza única. «No hacemos libros para que queden apilados en una montaña. Queremos que sean como un amuleto», especifiza. «Son objetos elaborados para los miembros de nuestra sociedad secreta».
La editorial cree, como William Burroughs, que «escribir es admitir la posibilidad de que algo suceda». Dicen que la literatura surge de pasear, mirar, perderse y jugar. Y de todos los juegos, su favorito es «decodificar el secreto de esta época, es decir, demoler la cultura bajo su forma actual».
«Nosotros nos reconocemos en cada uno de estos libros», especifica Rocha. En todas esas obras que agrupan en las colecciones de Artefactos (arte y activismo), Narrativas del desorden (novelas y crónicas periodísticas), Memorias del subsuelo (contracultura, política, filosofía y avant garde) y Zodiaco negro (ocultismo y fenómenos extremos como terrorismo).
En octubre vendrán más asesinos con Londres Noir. El libro del crimen y los criminales, y para terminar el año esta sociedad secreta publicará un libro que recoge el imaginario y las teorías de lo que habita, a oscuras y a escondidas, cada día, bajos los pies: el Mundo subterráneo.
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