Hace calor, mucho calor, y aún así el lugar del ciudadano es la calle. A pesar de los denodados esfuerzos de las instituciones de gobierno -locales y centrales- por mantener a quien les elige metido en casa y, a ser posible, sin quejarse demasiado, la tendencia apunta a la reconquista de las calles como espacio de esparcimiento y expresión. Isa y Reichel pensaron que el arte también debía estar bajo el cielo y crearon La Galería de la Magdalena, una iniciativa que crea exposiciones efímeras en lugares en principio hostiles a la creatividad.
Reichel e Isa caminaban por la calle Magdalena, en el barrio madrileño de Lavapies. Eran los inicios de 2011. Vieron un edificio en obras, en la esquina con la calle Luis Vélez de Guevara, con unas pruebas de color que se habían hecho sobre la fachada antes de que esta fuera pintada. Se asemejaban a unos passepartout en color beige que hubieran sido desprovistos del cuadro que cobijaban. Ahí saltó la chispa. Cada valla de una obra, cada muro desnudo podía ser una galería de arte.
Colocaron las obras sobre esos cuadros pintados. «Nuestra sorpresa fue que al colocarlos se empezó a acercar la gente y nos preguntaba sobre la obra como si de verdad estuviéramos en la inauguración de un proyecto en una galería. Dejamos allí las cosas y nuestra expo se convirtió en ‘efímera’, porque la gente así lo decidió. Vimos día tras día cómo quedaban cada vez menos cuadros», explican las magdalenas.
A esa exposición le siguió otra. Y luego otra más. Y la esquina de Magdalena con Luis Vélez de Guevara se convirtió en la galería de Magdalena, un lugar donde de cuando en cuando se colgaban obras que la gente podía llevarse a casa. «Llegamos a conocer al arquitecto de aquella obra. Nos decía que lo mejor de la obra era llegar los lunes para ver qué habíamos hecho», cuenta. Obra acabada, galería cerrada. Sin embargo, no termina aquí la historia.
Fueron saltando de un lugar a otro. Ahora, La Galería de Magdalena se encuentra en la calle Príncipe, sobre la valla metálica de la obra del Teatro de la Comedia.»Lo que empezó siendo un laboratorio experimental de expresión creativa se ha convertido en una verdadera galería urbana. Nos escriben artistas con la intención de exponer». Las exposiciones comienzan los domingos por la mañana quienes por ahí pasean se siguen llevando a casa su obra.
El objetivo de La Galería de Magdalena pasa por la recuperación racional del espacio urbano para el disfrute de los ciudadanos. «No hay que intentar hacer cambiar de opinión a los ayuntamientos sino, directamente, hacer uso de los espacios. Nunca hemos pedido permiso y realizamos nuestras exposiciones los domingos por la mañana, y como nos queda tan mona, aunque pasen siempre varios coches de policía nunca nos han dicho nada. Puede que piensen que es una actividad oficial. ¿Quién sabe?», explican las arquitectas.
Es evidente que los habitantes de las ciudades siguen teniendo el derecho de salir a la calle, pero lo que debieran ser lugares para permanecer y relacionarse se han convertido en masivas explanadas de cemento y granito, sin sombra, sin asiento, sólo disfrutables con fines comerciales. «Solemos decir, medio en broma pero en serio, que el ayuntamiento nos cobra un montón de impuestos y a la vez llena las calles y plazas con publicidad abominable», declara Reichel. «Callao ha dejado de ser una plaza para los peatones y se ha convertido en un escaparate comercial. Estaría bien saber cuántos m2 corresponden a cada madrileño y, de paso, que hubiera una casilla en la declaración de la renta que pudieras marcar si quieres vender tu alma a cambio de una bajada de los impuestos».
Entre las exposiciones que han ‘comisariado’ hay de todo. La Nevera Urbana, el Tangram, Y la educación pública ¿qué?, Magdaupload, Su Arte urbano, Gracias, Marca España (con postales de Olmo González) o En los límites de Google. «Todo pasa por una incitación a la actividad, al encuentro, a las conversaciones, una experiencia compartida. Viene público totalmente heterogéneo que participa, interactua y se sorprende de llevarse un ‘regalo urbano’. En definitiva es un proyecto que fomenta las relaciones humanas dentro de las ciudades», señala Congosto.
La experiencia salta ahora a Barcelona, en el marco del programa de EME3, el festival de arquitectura y urbanismo que se celebra estos días en Barcelona. Desarrollarán exposiciones simultáneas en tres solare de la ciudad, además de una valla metálica que han localizado por su cuenta. Además, «nos escribió que quería participar y abrir otra galería, así que sobre la marcha pensamos otra posible localización».
La Galería de Magadalena mostrará exposiciones propias y de artistas locales. «De alguna manera lo que traemos a BCN es nuestro sistema de gestión». En este proyecto colaboran con fictionrede y laperiferiadomestica.