Año 2025: el primer torero nacido en China –“El Niño de Shangai”, por decir- sale a hombros de la Maestranza de Sevilla después de asaetear seis toros, seis, de la ganadería de Miura. Parece la sinopsis de una astracanada de Berlanga o bien el argumento de novela de caspa-ficción de Eduardo Mendoza, pero es la culminación soñada de un proyecto de dos toreros andaluces: conquistar el mercado chino.
En algún momento de este año 2013 llegará a Algeciras la primera promoción de aprendices de muletillas desde China. En la localidad gaditana, los chinos recibirán lecciones de toreo por parte de un veterano diestro de San Fernando: Francisco Ruiz Miguel. Los novilleros, rejoneadores, banderilleros y matadores que allí se formen serán la avanzadilla para la siguiente fase del plan: desembarcar en China, instalar plazas de toros en Pekín y Shanghai y, eventualmente, criar los toros de lidia en las dehesas (¿habrá de ésas?) de China. No es un secreto que el toro tiene los días contados en la piel de ídem.
Detrás del proyecto está otro ex torero, Carlos Corbacho, retirado en los años 60 después de perder una pierna en una mala cogida. “El mundo se mueve por emociones –me cuenta por teléfono desde la Costa del Sol-. Si va la selección española a jugar a China y se enfrenta con la selección de Uruguay no habrá tanta expectación como si jugara contra la selección china… Lo que tengo muy claro es que no voy a organizar corridas en China hasta que haya toreros chinos”.
La “alternativa china” es casi la única que le queda a la “fiesta”, hostigada en el mundo civilizado, como reconoce Corbacho: “Organizar toros en Europa ya es imposible, en Sudamérica cada día más difícil, fíjate lo que ha pasado en Cataluña…” En China, sin embargo, “se comen a los perros”, explica gráficamente el promotor, “y cuando el gobierno diga “adelante” ya no hay quien lo pare”.
Francisco Ruiz Miguel pone trapío y finca para recibir a los chinos. “Es el maestro ideal –asegura su socio-. Nadie ha matado tantos miuras como él”. ¿Pero habla chino? El propio Ruiz Miguel responde: “Para enseñar a torear tampoco es tan importante lo que dices, sino lo que haces”. Por si acaso, el diestro gaditano va a recibir unas nociones básicas de chino y la ayuda de una intérprete, Yin-Yin.
Los aprendices de torero chinos llegarán a la escuela de tauromaquina por dos vías: visitando la página web montada para la ocasión y enviados por el socio chino de la operación, un empresario de Shangai interesado en los toros que ha prometido “mandar estudiantes de la Universidad de Shangái” a Algeciras, con todos los gastos pagados, para sembrar la semilla del toreo en el Imperio del Centro.
¿Tendrán los asiáticos el “arte torero” requerido para lidiar con un morlaco? Ruiz Miguel cree que “los chinos son gente muy espabilada, que en seguida se enteran de todo y aprenden muy rápido. Lo sé por los amigos que tengo aquí en Algeciras, que regentan tiendas y restaurantes chinos”. Por su parte, su socio, Corbacho, sostiene que “al chino le pasa como al japonés: imita a todo el mundo, así que igual que allí están haciendo flamenco también pueden salir toreros”. Ni Ruiz Miguel ni Corbacho han estado, de momento, en China.
Además de ser buenos copiando, “estos chinos tienen mucha habilidad con su cuerpo”, de modo que de ahí pueden salir buenos recortadores, algo “muy atractivo para los practicantes de artes marciales”, aventura Carlos Corbacho.
La pretensión de introducir los toros en China no es nueva. En 2007, Enrique Martín Arranz, apoderado de José Tomás, organizó corridas en Shangai y, si bien despertaron cierta expectación por aquello del exotismo, no tuvieron continuidad. Además, los promotores se encontraron con una sólida e inesperada oposición de los grupos animalistas chinos, que se oponen a que una costumbre “bárbara y anacrónica” como el toreo se extienda a su país cuando ya declina en su lugar de origen.
Pero Corbacho no se arredra ante las dificultades; subraya que en China ya hay afición, que 12 millones de espectadores siguen un canal de TV chino que retransmite las corridas en España y confiesa su intención última: montar una ganadería en China: “Ya tengo hasta diseñado el hierro”.
¿Triunfarán los toros en China? ¿Erigirán una réplica de Las Ventas en Tiananmen? ¿Saldrá por su puerta grande el Niño de Shangai? Seguiremos informando.
Más información (en chino) en www.haztetorero.es.
Ilustración: Juan Díaz Faes