Publicitario, poeta, galán, bailarín y estudiante de filosofía pero sobre todo, artista. Mires por donde lo mires, este mexicano es de esas personas que cautivan. Agradable y despistado, gente de la que te quieres rodear aunque no sea para nada en especial. Su presencia anima y cuando cae en sus manos cualquier elemento con el que pintar, te deja alucinado.
Adrián Zavala está siempre haciendo garabatos, pero no de esos que la mayoría hacemos durante una llamada de teléfono, bueno, de esos también; los suyos siempre tienen unas proporciones perfectas y normalmente un sentido. Puede que de la conversación telefónica no se entere, pero el garabato será impresionante.
Actualmente se encuentra en medio de una serie de lienzos con el hexágono como protagonista. Las formas primarias se han utilizado como símbolos del arte hasta la saciedad y este artista se propone conseguir que se relacione el hexágono con su pintura. “Estas obras están inspiradas en la mitología, la fascinación de los símbolos y su representación en nuestra sociedad”, comenta.
Zavala mezcla el realismo con la iconografía mientras compagina su trabajo como supervisor creativo en publicidad con su afición por la pintura. Acumula libros de arte e ilustración por todos lados y ha ganado varios certámenes con sus obras. Entre otros, el diseño del cartel del festival de cine latino de Chicago durante dos años consecutivos, y el primer puesto en la décima bienal de pósteres de la ciudad de México.
Adrián lleva tiempo viviendo en EE UU, dejó la capital de México hace 8 años. Allí estudió diseño gráfico en la Universidad Nacional Autónoma para luego hacer un postgrado en artes y multimedia en la Universidad de Nuevo México, pero sus pasos como pintor los inició de la mano del maestro Carlos Navarro hace ya 20 años.
Durante este mes, muestra por primera vez parte de la serie HEX en una exposición en Pilsen, el barrio mexicano de Chicago. Las raíces, por muy lejos que uno vaya, se aferran a la tierra.
