Los dibujos "ácidos e inquietos" de Rocío Cañero

9 de abril de 2013
9 de abril de 2013
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Nadie le prestó ese apellido para dar miedo. Venía de origen. Rocío Cañero lo ganó “por genética”, dice la diseñadora. “Es una maravillosa herencia de mi padre. No podía haberme hecho con un apellido mejor”.Ese fue el principio de los principios. Su nombre y su apellido. Después vino la infancia y la llenó de dibujos. Fue a clase de pintura y aprendió acuarela, óleo, tinta china… “el lote completito para ser un perfecto Bob Ross [un pintor americano que presentaba un programa en TV llamado The Joy of Painting (El gozo de pintar)]”, ironiza.
A los 13 años ganó un concurso de pintura rápida y tres años después sabía claramente que lo suyo “no eran los bodegones”, apunta. “Estaba muy influenciada por cómics y series de animación, y eso me llevó directa a la Escuela Superior de Dibujo”. Allí estudió animación. En el último año le pidieron su primer trabajo y, desde entonces, dice: “No he parado”.
Han sido trece años de dibujos y arte en estudios de animación, agencias de publicidad y editoriales. Algunas de ellas, fuera de España. Desde hace cuatro, no forma parte de ninguna compañía. Es la dueña y señora de su trabajo. Cañero dedica un espacio de su tiempo a proyectos personales y otro a planes comerciales.
—¿De qué tipo?
—En este tipo de actividad el límite lo marca uno mismo. Todo lo que esté relacionado con el dibujo y el color es bien recibido. A veces, también realizo trabajos de diseño pero son los menos. No hay que cerrarse. Cualquier sector que requiera de este soporte encontrará un ilustrador que encaje perfectamente con su público.
El mundo escondido en el subconsciente de Cañero, allí donde se aloja la inspiración de la que nacen sus personajes y sus escenarios, está formado por “miles de nombres y publicaciones”, especifica. “Miles”, insiste. “Supongo que los más directos son todo el cómic underground americano de los 60’s y los 70’s, Zap Comix y Mad principalmente, y sus lápices, Crumb, Clay Wilson, Moscoso, Spain Rodriguez, R. Williams, Gilbert Shelton, Rick Griffin, Skip Williamson, etc..
Las referencias españolas están en “El Rollo enmascarado, de esa misma época, o El Víbora, de los 80’s. También tienen lápices increíbles. El curro de Nazario en Anarcoma es de mis favoritos; casi toda la Silver Age (sobre todo la de Marvel), los cartoons clásicos, las películas de Ralph Bakshi y artistas como E.C. Segar, Alan Aldridge, Basil Wolverton, Daniel Clowes, Sokol, Kurtzman, Frazetta, Nagel, Woodring o Moebius, sin olvidarme de series más actuales tipo Superjail, Beavis and Butt-Head, Y’all So Stupid o Ugly Americans. Y, por supuesto, Los Simpson y Futurama! YI-HA!”.
Después de toda esa masa cultural surge de las manos de Rocío Cañero un estilo “ácido, inquieto e irreal”. No es que le resulte fácil describir su estilo, pero, obligada a hacerlo por esta entrevista, lo resume en esas tres palabras.
En su rutina de trabajo aparece a veces la música galáctica y a veces el silencio. “Para trabajos mecánicos me gusta la música cósmica, espacial, todo tipo de ‘ambient’ suave y mucha banda sonora de peli de ciencia ficción. Pero si necesito concentrarme, nada. Solo silencio. Tengo poder de concentración cero. Me puedo proyectar al espacio más rápido que un Apollo”.
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Este artículo fue publicado en la revista Five.

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