Muere aplastado por la lápida de su suegra mientras rezaba

Un anciano de Pensilvania acudió con su mujer al cementerio, como cada año en Semana Santa, para decorar la tumba de su suegra y rezar por ella. Hasta ahí, todo currecto, como diría Johan Cruyff.
El hombre, que atendía al nombre de Stephen Woytack, se encontraba en el cementerio de San José levantando una cruz para su suegra. Entonces las piedras de la parte más alta cedieron debido al terreno arcilloso y resbaladizo, y la lápida se vino contra él.
Cuando el guarda del cementerio se dirigía a recoger los ornamentos para los visitantes, la mujer de Woytack corrió hacia él gritando: «¡Ayúdeme, la piedra cayó sobre Stephen!».


Dicen que las suegras las carga el diablo, aunque siempre hay una excepción para toda regla. No se nos vaya a enfadar ahora alguna lectora suegra ejemplar de esas que dan siempre la razón al yerno delante de la parienta para quedar bien.
Pero Stephen no puede decir lo mismo. Su suegra se la ha jugado y el Señor debe tomar cartas en el asunto. Fue al cementerio a ponerle una cruz y se lo llevó al Más Allá. ¡Jesús, qué cruz!, en ese cementerio es mejor lanzar con jabalina un ramo de flores y rezarle al ser querido a 10 metros de la lápida.
Siguen las investigaciones llevadas a cabo por la policía, que de momento ha llegado a una primera conclusión: «Se trata de un horrible accidente». La suegra queda exculpada, de momento, del caso. Seguiremos informando.

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