El libro 100 pelis para ver y darle al coco es una ventana que conecta a los niños con el cine de los ochenta y noventa: Charlie y la fábrica de chocolate, Cariño, he encogido a los niños, Eduardo Manostijeras, E.T… Es una oportunidad para que los hijos de cinéfilos de toda condición se relacionen por sí mismos con unas obras imprescindibles que, quizá, de otra forma, quedarían sepultadas bajo la terrorífica etiqueta de «cine de padres».
Los autores, Borja Crespo y Juan Díaz-Faes, intentarán evitarlo y firmarán ejemplares de la criatura el 2 de junio en la Feria del Libro: en la caseta 37, entre la una y las dos de la tarde.
Cada doble página de 100 pelis para ver y darle al coco homenajea una película a través de la ilustración y de una breve sinopsis, y luego se propone una actividad. A veces se trata de pensar, otras de colorear. También contiene un test avanzado al final.
El libro recorre casi todas las cintas míticas y selecciona joyas menos conocidas que los autores recomiendan a las familias. Rarezas como Se nos ha perdido un dinosaurio o El gato que vino del espacio.
Crespo y Díaz-Faes explican que hay obras que cuesta encontrar incluso en internet. «Creíamos que esa dualidad haría más rico el libro, pues no solo ponemos títulos para tocar la fibra, sino también la opción de que los adultos puedan descubrir películas gracias al libro», dice Díaz-Faes.
«Algunas son arriesgadas, incluso locas. Alguna película es recomendable por lo mala y lo divertida que es… Hay obras de culto o que marcaron a varias generaciones, aunque su calidad cinematográfica no sea la bomba. Hemos buscado un equilibrio entre esos títulos que tienen que estar sí o sí y otras sorpresas. No están todos los que son, pero son todos los que están», explica Crespo. «Refleja una visión del cine sin prejuicios, extensible a la vida en general. Lo que algunos llamamos cinefagia. Hay que disfrutar de todo, hay virtudes en películas aparentemente malas y diversión escondida en ese cine serio que siempre viene bien revisar».
Los autores se conocen desde hace tiempo. Trabajaban en el mundo audiovisual rodando videoclips. «Nuestra unión creativa siempre ha sido productiva. Trabajamos juntos con mucha felicidad», asegura Crespo. «Hemos trabajado los dos en paralelo a partir de la selección, compartiendo impresiones siempre».
REUNIONES FAMILIARES CINÉFILAS
Mientras los adultos recuerdan tramas y liberan su nostalgia, los niños dibujan, colorean, reflexionan, inventan; desarrollan su creatividad tomando como punto de partida historias de las que los padres, en la mayoría de los casos, pueden contarles mucho más de lo que pone en el libro.
«La idea precisamente es esa, la de aunar a padres y madres con los niños para que sea un trabajo en equipo», dice Díaz-Faes. «Son películas que merece la pena ver con los pequeños para mirarlas con sus ojos, comentarlas, rememorarlas… Llama a la memoria sentimental», añade Crespo.
El dibujo es un de las mejores destiladores de creatividad: «Es una forma de expresión no deberíamos perder jamás. Hay que desterrar esa idea de que «dibujo mal, dejo el lápiz». Ensuciarse las manos con las pinturas, dejarse llevar por la imaginación, es maravilloso. Los niños son libres en este sentido. Los peques se expresan sin filtros con un lápiz y eso hay que fomentarlo», reflexiona Crespo.
La visión de un niño sobre esas historias extrae interpretaciones en las que los adultos no habían reparado. «Los niños son niños, ven detalles que los adultos ya no vemos. Con este libro, volvemos a disfrutar de ciertas sensaciones en su compañía. Siendo adulto, vuelves a ser un niño. Siendo un niño, aprendes detalles que te ayudarán a ser un adulto mejor, creativo y sensible».
UN LIBRO GRANDE Y VERDE COMO UN MONSTRUO
Es curioso ver a Mary Poppins o al dragón Fújur de La historia interminable en versión Díaz-Faes, con su peculiar estilo de formas rotundas. No fue siempre fácil hacer esa traducción. «Hay algunos personajes que están tan bien diseñados y son tan reconocibles que son difíciles de “interpretar”. Otros son más neutros y también resulta difícil exprimir su identidad», cuenta el ilustrador.
El libro está impreso a dos tintas: negra y verde flúor. Así lo justifica Díaz-Faes: «Es un libro para colorear, manchar y dibujar; por lo tanto, no queríamos que hubiera mucho color. Pero por otro lado, sí que nos venía bien algo de color para que tuviera su propia estética. Por eso decidimos tirar por ese verde flúor: además de ser llamativo, se puede dibujar y meter color encima de él sin problema».
Las páginas de las películas más conocidas no muestran la parte más icónica de la historia. Los autores intentan «dar importancia a personajes secundarios u objetos del argumento». Por ejemplo, las páginas de El rey león muestran el escenario del tronco de árbol por el que estos pasan cuando cantan Hakuna Matata.
Apaguen las luces (pero no del todo, que hay que dibujar); hagan silencio en la sala (pero no del todo, que hay que comentar) y pónganse cómodos en las butacas, cinéfilos e hijos de cinéfilos, porque el espectáculo creativo va a comenzar.
Pregunta: Porqué no incluis algun enlace donde poder adquirir el libro?
¡Hola! Tienes un botón para comprarlo al final del artículo. Si no te funciona, aquí tienes el enlace: https://tienda.yorokobu.es/collections/libros/products/100-pelis-para-ver-y-darle-al-coco
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¡Gracias por el interés!
♿ bonitooo