El pueblo japonés tiene una larga tradición de búsqueda de la serenidad interior y la armonía con el entorno. A lo largo de los siglos, han surgido varias filosofías que ofrecen enseñanzas prácticas para cultivar la paz mental en medio de las dificultades de la vida.
Estas filosofías, como el bushido, el ikigai y el kintsugi, proponen ideales de conducta, propósito y estética que pueden guiarnos para enfrentar los problemas con ecuanimidad, encontrarle sentido a la existencia y aceptar la imperfección como parte de la belleza de la vida.
El bushido: el camino del guerrero
El bushido es el código ético tradicional de los samuráis en el Japón feudal. Si bien su práctica está asociada a la casta guerrera, sus principios pueden aplicarse a todos los ámbitos de la vida como guía para alcanzar la plenitud y la paz mental.
«Cuando miras largo y profundamente una flor silvestre, el egoísmo desaparece y sientes la paz», expresó Morihei Ueshiba, fundador del Aikido.
Los elementos centrales del bushido son:
- Rectitud y justicia: actuar con integridad, sinceridad y moralidad en cada decisión y situación.
- Coraje y heroísmo: enfrentar las dificultades y el peligro con determinación y sin temor. Tener la entereza para luchar por los ideales propios.
- Benevolencia y compasión: ser genuinamente bondadoso y mostrar empatía por el sufrimiento y necesidades de los demás.
- Respeto y lealtad: honrar a los otros, cumplir la palabra empeñada y mantenerse fiel a los compromisos adquiridos.
- Autocontrol y disciplina: dominar las propias emociones e impulsos negativos a través de un entrenamiento metódico de la mente y el cuerpo.
Si se cultivan diariamente estos principios, es posible enfrentar las situaciones más estresantes o dolorosas con ecuanimidad, actuar de forma sabia y justa, y preservar la calma interior, aun en medio de la tormenta.
Ikigai: tu propósito y pasión en la vida
El ikigai es un concepto japonés que se traduce como ‘razón para vivir’. Describe aquello que te da energía, entusiasmo y sentido para levantarte cada día. Es decir, tu propósito, vocación y pasión, que convierten la existencia en una vida que vale la pena ser vivida.
«Cuando te despiertas por la mañana, ¿sientes que quieres saltar de la cama porque hay algo emocionante con lo que estás esperando involucrarte? Si la respuesta es sí, entonces tienes ikigai», explica Ken Mogi, neurólogo japonés experto en ikigai.
Para los japoneses, descubrir el ikigai es un requisito para la felicidad y el bienestar. Implica hacerse cuatro preguntas fundamentales:
- ¿Qué cosas me encanta hacer? Explora tus pasiones, talentos e intereses naturales.
- ¿En qué soy bueno? Analiza tus fortalezas y habilidades distintivas.
- ¿Cómo puedo ganar dinero con ello? Encuentra la intersección entre tus pasiones y tus aptitudes que te permita ganarte la vida.
- ¿Qué necesita el mundo de mí? Determina cómo puedes aportas valor a los demás con tu oficio.
Cuando logras combinar estas cuatro áreas, encuentras tu razón de ser que te impulsa cada mañana a realizar tu mejor esfuerzo. Tener claro el propósito que deseas cumplir es un poderoso aliado para la paz mental.
Kintsugi: la belleza de la imperfección
El kintsugi es el arte japonés de reparar objetos de cerámica con barniz mezclado con polvo de oro, abrazando las grietas y roturas como parte de la historia del objeto en lugar de tratar de disimularlas.
Esta técnica se deriva de una filosofía más amplia que encuentra belleza en la imperfección. El kintsugi enseña que las cicatrices y marcas del daño sufrido pueden resaltar el valor de un objeto y volverlo aún más especial.
«No debemos ocultar las cicatrices causadas por la vida. Deben mostrarse. Debemos aceptar que somos imperfectos», escribió Christy Karras, autor de Lirio de Cristal: Finding Beauty in Imperfection.
Los principios clave del kintsugi son:
Aceptación amorosa: Abrazar gentilmente las propias grietas y defectos, en lugar de condenarse por ellos.
Transformación: Ver las roturas y los traumas como oportunidades de crecimiento y mejora personal.
Belleza única: Reconocer que las experiencias vividas vuelven a cada persona y objeto genuinamente singulares y valiosos.
Resiliencia: Entender que integrar las cicatrices, llevadas con orgullo y dignidad, nos vuelven más fuertes y resistentes.
La sabiduría japonesa nos muestra que es posible transitar el camino de la vida con serenidad, aceptando lo que no está bajo nuestro control, encontrando un propósito significativo en medio de las dificultades y viendo belleza incluso en lugares inesperados. Incorporar los ideales del bushido, ikigai y kintsugi puede ayudarnos a alcanzar un estado de ecuanimidad y felicidad duraderos.
y si combinamos el bushido con el ikigai para encontrar la perfección
Realmente el bushido es aplicable hoy en dia?
Claro que no necesitas ser un guerrero para encontrar la paz. El bushido es una filosofía, no una obligación. Cada uno encuentra su camino hacia la paz de formas diferentes. No hay una única manera correcta. ¡Sigue tu propio camino y encuentra tu paz! ✌️