El humor es el mejor escudo contra la impotencia, el hartazgo, la rabia y toda la legión. Es una válvula de escape y otra forma de mirar lo que ocurre alrededor. Malagón pasa a los mercados, los bancos, la sanidad, los indignados, la clase política y los recortes por un filtro que los convierte en viñetas llenas de acidez, crítica, originalidad y reflexión.
Pero, además, el humorista gráfico se ha propuesto algo más. Encender en sus lectores ese cabreo que levanta del sofá y dice: ‘Ya está bien’. El enfado que, según su nuevo libro ¡Cabreaos!, “puede ser el motor del cambio”. El que llama a abandonar “nuestro acomodado enfado frente a la televisión” para pasar “al siguiente estado de ánimo, un creciente y cada vez más generalizado cabreo ante la realidad que, debido a algunos, tenemos muchos”.
Esa palanca con la que José Rubio Malagón quiere movilizar a la población es su obra ¡Cabreaos! El título sigue la estela del famoso ¡Indignaos!, el libro del recientemente fallecido Stéphane Hesse que animaba a los jóvenes a adoptar una actitud comprometida y luchar contra una situación de decadencia que pretenden perpetuar bajo un manto oscuro llamado ‘crisis’.
Malagón explica en la introducción de ¡Cabreaos! Se ríen por encima de nuestras posibilidades que “tanto los mercados como la clase dirigente han hecho oídos sordos a estas peticiones de cambio”. “Es más, sus acciones, dos años después, han sido más devastadoras y han ido claramente en contra de los ciudadanos y a favor de sus propios intereses”, continúa.
Y todo esto le ha llevado a él, y a muchos, a estar “cabreado”…
☠ “Por los recortes, que reducen nuestra calidad de vida hasta convertir en un privilegio el poder trabajar por un mísero salario”
☠ “Ante el fin de la sanidad pública universal y de calidad”
☠ “Porque cada vez hay más miseria entre la población y más miserables que se quieren aprovechar de ello”
☠ “Ante los mercados, inmersos en un festín donde nosotros, las personas, dentro de un sistema capitalista que constantemente nos maltrata, somos el plato principal”
☠ “Ante la casta política, cada vez más corroída por la corrupción. Una casta que lucha más por no perder sus prebendas que por mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos”
Malagón cuenta que la idea de publicar este libro surgió, “tras publicar Necronomía, el lado oscuro de la Economía, con ediciones de Ponent, una especie de diccionario ilustrado con mucho humor negro, lleno de metáforas e imágenes conceptuales”.
“Me apetecía hablar de las consecuencias que la crisis estaba dejando en nuestra sociedad. Quería, además, hacer un libro de viñetas donde se incluyeran textos aunque sin dejar de lado la imagen conceptual que me gusta mucho a la hora de hacer humor”, cuenta. “También tenía cientos de ideas escritas inspiradas en la actualidad tan frenética que hemos estado viviendo desde hace meses y armé el proyecto de ¡Cabreaos!”.
¿Cabrearse tiene efectos positivos?
Depende. Tiene efectos positivos para el espíritu. Estamos demasiados cómodos en nuestra burbuja que a veces nos olvidamos de que debemos movernos y unirnos para defender derechos, de todos y para todos. El cabreo puede ser la gasolina que nos haga levantarnos, que nos haga explotar de nuestra cómoda burbuja y pensar en un bien común, eso siempre es positivo. Son momentos para reinvindicar nuestros derechos cuando más en peligro están y debemos evitar en todo lo posible que así sea. No deberíamos perder la memoria ante lo que está pasando. Tenemos que mantener viva nuestra indignación cuando llegue la hora de las urnas.
Eres un experto en jugar con las palabras. ¿Malabarista del lenguaje?
Amante de las palabras. El libro que más me gusta es un diccionario de la RAE. El segundo es uno de sinónimos y antónimos. Eso nunca me falta en mi mesa. He bebido mucho de autores como Coll, Perich y Chumy, que manejaban esos registros de maravilla.
¿Cuánto tiempo tardas aproximadamente en hacer una viñeta?
Suelo ser rápido. Dos o tres horas. Lo que más me cuesta, o a lo que dedico más tiempo, es a pensar ideas. Estoy acostumbrado a trabajar en prensa diaria y los tiempos de entrega suelen ser cortos. Para compensar estas frenéticas viñetas, me gusta, cuando puedo, pasarme mañanas enteras buscando ideas o leyendo y tomando notas, y reposar las viñetas. Las viñetas son como el vino, que si las dejas reposar, mejoran con el tiempo. Las puedes mimar más, releerlas y cambiarlas, pulir el estilo gráfico…
¿Esta situación de estafa agudiza el ingenio?
Claro. Creo que los humoristas que viven de esto y los que solo lo hacen por diversión están haciendo estupendos trabajos. El nivel de humor es muy alto. Todos los días veo grandes piezas que son cañonazos de mala leche y buen humor.
¿Y cabrearse? ¿También agudiza el ingenio?
Es como la cafeína. Es un excitante. Te hierve la sangre y las neuronas.
Forges puso el termómetro a ¡Cabreaos! y sentenció en el prólogo del libro que el ingenio de Malagón “no quema, pero sí calienta, y mucho, en los helados páramos del neoliberalismo”.