Òscar Dalmau trabaja desde hace años como guionista de humor y el dinero que gana por ello, dice, «me lo gasto comprando compulsivamente libros ilustrados infantiles de los años 50 y 60, especialmente abecedarios». Tanto le atrae este formato que un día pensó en crear su propia versión: Abcdario para adultos, publicado por Bridge. «Decidí escribir un abecedario ilustrado para enseñar el alfabeto, pero con contenidos no aptos para menores».
Para hacerlo más parecido posible a los abecedarios infantiles que colecciona, Dalmau pidió a Pilarín Bayés que se encargara de las ilustraciones: «A sus 75 años y con casi un millar de libros infantiles ilustrados (creo que debe ser la ilustradora más prolífica del continente) entendió perfectamente el reto y dijo que sí sin pensárselo».
Y así fue cómo Bayés dibujó al «camello Carlos colocándose con cocaína sobre el capó de un coche» para enseñar la “C”», a «la mosca Margarita merendando mucha mierda marrón» para ilustrar la “M” o al «schnauzer Serafín sodomizando a un San Bernardo simpático» para la “S”.
«Gracias a ella y a sus dibujos se consigue este look infantil del libro que contrasta a posteriori con los textos “prohibidos a menores de 18 años”, como reza la portada», dice el autor.
Aunque Dalmau lo encontró en la sección «Narrativa Romántica» en un centro comercial del centro de Madrid («adjunto foto como prueba del delito») el libro, aclara, «es humor dirigido a todos aquellos adultos que quieran aprender el alfabeto. También a todos los que deseen leer un libro que contiene todos los elementos para ser un best-seller: sangre, violencia gratuita, insultos, disparos, muertos, sexo, alcohol y parafilias diversas».
Lo recomienda especialmente a los amantes de los libros ilustrados y a la verborrea de El Gran Wyoming, «que ha escrito lo mejor del libro: el prólogo».
Todas y cada una de las letras tienen como protagonista a un animal. Encontrar al representante de letras como «W» reconoce que no fue fácil: «Me costó encontrar un animal con la W hasta que descubrí que existe un ciervo gigante que responde al nombre de wapití. ¡Y encima habita en el estado americano de Wyoming!».
También fue ardua la labor de encontrar «insultos, palabras malsonantes, prácticas violentas o tabúes varios» con la «U»: «Al final di con una parafilia llamada urolagnia, sinónima de la lluvia dorada, para construir la frase “El uombat Ulises ultima la urolagnia sobre el uácari ultrajado”». Para los que, como le ocurrió a él en este caso, no estén familiarizados con algún término, el libro incluye un glosario de palabras en las páginas finales «que ayudará al lector a vislumbrar el significado del texto».
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¡Lo compraré sin duda!
¡Lo compraré sin duda! Gracias por la reseña.