¡Ahí va usted! Porte regio, confianza en sí mismo y unos zapatos recién pasados por el limpiabotas. Un paso, dos pasos y ¡chof! Acaba usted de aterrizar en una caca de perro. Por supuesto, quiere la cabeza del dueño del can en una bandeja de plata pero, ¿por dónde comienza a buscar? En New Hampshire tienen la solución.
Se acabaron las bromas. El que la hace la paga. El complejo de apartamentos Timberwood Commons, en Lebanon (New Hampshire, Estados Unidos), ha decidido salir a la lucha del incívico utilizando los avances científicos que sean necesarios para dar con él. Para ello, han comenzado a censar a los perros de la comunidad haciendo un retrato de su mapa genético. «Quiero que la gente sepa que vamos en serio con esto. Hemos enviado cartas de advertencia, hemos intentado todo tipo de cosas», declaró la manager del complejo Debbie Violette a Associated Press.
Violette ha solicitado kits de recogida de muestras de ADN para identificar a los culpables del sembrado de heces. Los kits permiten recoger una pequeña cantidad de la muestra, sea cual sea su consistencia. Dicha muestra se envía de vuelta a PooPrints, la compañía fabricante, que la analiza y la compara con el listado de los perros existentes en la comunidad para ver si existe alguna coincidencia. «Es una de las cosas más chulas que he hecho como manager de la propiedad», señaló Debbie Logan, administradora de otra comunidad en Nashua (New Hampshire).
Violette no sabe qué harán con los culpables. «Probablemente sean multados». Sin embargo, la carrera por la limpieza de las aceras se encuentra un paso más adelante. «He obtenido una respuesta positiva por parte de los propietarios de los perros».