Del techo de la antigua sala frigorífica de Matadero Madrid cuelgan cientos de girasoles. Son algunos de los 7.000 que el colectivo Basurama sembró hace unos meses con ayuda de los vecinos de la Gran Vía del Sureste en el Ensanche de Vallecas.
La instalación, que lleva el nombre de Agostamiento, pretende llamar la atención sobre los desfases urbanísticos y la burbuja inmobiliaria sufridos en los últimos años, que han convertido las ciudades en lugares poco habitables para los propios vecinos.
«Este proyecto nace en parte de un proyecto anterior, Ruinas de Lujo, con el cual hacíamos una ruta turística por los espacios abandonados, a medio construir o inacabados que nos había dejado la burbuja inmobiliaria en nuestra ciudad», explica Mónica Gutierrez Herrero, del colectivo Basurama. «Uno de ellos era el PAU de Vallecas o Ensanche de Vallecas, que es un lugar en el que confluyen muchos de los ejemplos de las consecuencias de esa burbuja».
Por el bulevar de la Gran Vía del Sureste debía pasar un tren ligero que uniera el Ensanche de Vallecas con con Los Berrocales. Sin embargo, la apertura de un procedimiento judicial por estafa paralizó la construcción. Desde entonces, por ese bulevar, en realidad un descampado, no pasa el tren ni tampoco los vecinos.
«El bulevar era un lugar con mucho significado, un lugar abandonado, improductivo, dejado de la mano, un lugar con muchísimo potencial para poder soñar otro futuro, otra ciudad», explica Gutierrez Herrero, quien, junto con sus compañeros de Basurama, decidió recuperar la zona plantando miles de girasoles con la ayuda de los vecinos.
«Los vecinos recibieron la propuesta mirando hacia el futuro desde lo más oscuro. Lo vieron como un modo de convertir esas ruinas en lujos colectivos. De hecho, el proyecto nació, en parte, de la reivindicación de muchos vecinos para que se buscara una solución a la situación actual del bulevar y se tomaran medidas para acondicionarlo. Los girasoles pretendían ayudar a esa reivindicación, pensando un nuevo uso, tejiendo relaciones entre los vecinos, cuidando girasoles y cuidándonos unos a otros».
A pesar de que algunos vecinos recibieron la propuesta con incredulidad y pensaron que en ese bulevar no iba a germinar nada, muchos asistieron ilusionados a la convocatoria de Basurama para sembrar los más de mil metros cuadrados del bulevar.
La acción, que comenzó el pasado mayo, sí ha tenido recompensa en forma de girasoles, algunos de los cuales son los que ahora cuelgan en Matadero Madrid. El resto formará parte de una segunda fase de Agostamiento destinada a estrechar los lazos entre los vecinos y convertir el bulevar en un lugar de convivencia.
«El próximo viernes 21 de octubre está todo el mundo invitado a recolectar los girasoles que quedan y comer pipas en el bulevar», dicen. «Desde un principio, nuestra idea era reivindicar la pipa como símbolo de espacio público, de comunidad».
hola Eduardo, gracias por la noticia!
Comentarte que hay una errata: los apellidos de Mónica son Gutierrez Herrero, no Villalba Augusto.
un saludo y gracias!
Corregido.
Gracias por estar pendientes y disculpad el error.
Saludos!
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