Alienígenas avariciosos en los partidos y las grandes empresas españolas

10 de septiembre de 2018
10 de septiembre de 2018
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Un viejo chiste: en la biblioteca:
—Busco España, un gran país.
—Ciencia ficción a la derecha.

Tenía gracia allá por los 80. Hoy, no tanta.

España, un gran país podría ser una oscura producción de ciencia ficción de Netflix. A la derecha, un subgénero. Palabras relacionadas: fascismo, rancio, corrupción, familias reales… y parodia.

Los protagonistas: una especie alienígena sin escrúpulos obsesionada con el enriquecimiento se infiltra entre los políticos y empresarios españoles.

Con este argumento, España es un grotesco spin-off (serie derivada) de Star Trek: Espacio Profundo 9.

(Tranquilos, lectores y lectoras míos: no necesitáis haber visto ni un capítulo de Star Trek para leer este artículo).

Unos apuntes: Espacio Profundo 9 tiene entre sus protagonistas a los ferengi, especie alienígena «capitalista con esteroides», según su creador, Herb Wright, guionista y productor de la saga galáctica.

Para inspirarse miró a los 80 en los Estados Unidos «donde la codicia estaba bien vista y Gekko [Michael Douglas en Wall Street] era uno de nuestros héroes».

Gene Roddenberry, creador de Star Trek, acogió con entusiasmo a los ferengi como contrapunto a la Federación de Planetas en la que no hay dinero ni los males asociados a él.

Si Herb Wright, fallecido en 2005, hubiera mirado a España, habría comprobado que los métodos y absurdas líneas de diálogos de los ferengi forman parte de la idiosincrasia de los políticos y los empresarios españoles más rancios. Tenemos que decirlo: realmente los ferengi existen. Desde hace décadas están infiltrados en los partidos, los consejos de administración de las empresas eléctricas, operadoras de telefonía, de combustibles y la banca, entre otras grandes empresas.

Los ferengi no hacen negocios ni crean industrias pensando a largo plazo. Quieren beneficios aquí y ahora. Representan la cultura del pelotazo. Realmente, son ridículos con las palabras ganancias, oro, beneficios siempre en la boca.

Solo a un ferengi se le ocurriría un impuesto al sol. (En el universo de Star Trek quisieron hacerse con un agujero de gusano para explotarlo económicamente).

No es extraño que en Ferenginar, el planeta natal de los ferengi, no haya sanidad ni educación públicas. ¿Cómo podría un ferengi enriquecerse si el Estado proporciona asistencia médica y educación al pueblo? El término «público» aplicado a bienes y servicios provoca convulsiones en los ferengi hasta el punto de conducirlos a las drogas calmantes.

Por esto, no debe extrañarnos que los ferengis españoles en la política privaticen servicios básicos y empresas, y recorten en prestaciones sanitarias y en salud… Y, además, lo hacen con burlas: «Que se jodan».

Los ferengi carecen de vergüenza. Lo importante es aplicar Las reglas de la adquisición, la biblia ferengi, que establece:

«181. Ni siquiera la deshonestidad puede empañar el brillo de los beneficios».

«261. Un hombre rico puede permitirse cualquier cosa excepto una conciencia».

Todo expolio encuentra justificación en Las reglas de la adquisición, así como la justifican para la explotación laboral, los precios abusivos, la venta de productos que no funcionan sin garantía y prácticas como el soborno y la prevaricación, porque:

«10. La avaricia no tiene límites».

La primera y fundamental regla:

«1. Una vez que tienes su dinero, nunca lo devuelvas».

No importa si es dinero de clientes insatisfechos o de descuentos de las nóminas de los trabajadores «para la supervivencia de la empresa». Devolver el dinero se opone a la avaricia.

Por esto, los ferengis españoles no devolverán el dinero de los rescates a la banca mientras desahucian a familias sin recursos; los políticos no devolverán el dinero hurtado a la ciudadanía mediante el soborno y el inflado de precios con las rotondas porque sí, los aeropuertos a ninguna parte, recalificaciones, tarjetas black y dietas.

Un enriquecimiento desaforado y sin ética que, por fuerza, acaba llamando la atención del pueblo y los jueces. Sin embargo, los ferengis condenados no dudan en presentarse a los medios y al pueblo —sin vergüenza ninguna— como representantes de la transparencia y la regeneración. Como si nada.

«189. Deja que otros conserven su reputación. Tú conserva tu fortuna».

¿Cómo es posible que se triplique el número de ferengis ricos en épocas de crisis sino gracias a una falta de conciencia?.

«109. Entre la dignidad y un saco vacío, es preferible el saco».

Por esto, a un ferengi con una amplia sonrisa no le importa tener los bolsillos vacíos… Los bolsillos están para llenarlos.

De manera que es improbable un ferengi solidario. Porque si algo caracteriza a esta raza es el utilitarismo. (En Ferenginar permitieron el trabajo de la mujer porque significaba que ellas podían gastar dinero… en ropa y maquillaje).

Las buenas acciones no tienen lógica sino conducen al enriquecimiento.

«Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada», dijo el expresidente ferengi del buitre del mar.

Aquella frase, fue motivo de risas. El expresidente simplemente anunciaba a los suyos, apenas maquillada, una de las reglas de la adquisición:

«144. No hay nada malo en la caridad… siempre que vuele hacia tu bolsillo».

Traducir préstamo por solidaridad es una de las perversiones del lenguaje ferengi. Se consideran expertos en incumplir acuerdos.

Por ello, los empresarios ferengis evitan pagar atrasos a las «trabajadoras» porque el convenio dice «trabajadores».

La falta de vergüenza ferengi les lleva a proponer que los trabajadores despedidos indemnicen a sus empresas «por la formación recibida» o los permisos por defunción de un familiar se reduzcan «porque ya no vamos con carros de caballos».

No están contentos con becarios de 35, personas que cobran por minutos e incluso trabajadores a prueba —sin sueldo— durante meses.

«211. Los empleados son los peldaños en la escalera hacia el éxito. No dudes en pisarlos».

Los empresarios ferengi añoran su gran conquista: la jornada partida.

España es el único país de Occidente con ella desde la posguerra. Es un ejemplo de cómo los ferengi toman una situación coyuntural y la convierten en norma.

Sucedió que tras la Guerra Civil Española, la pobreza llevó a muchos españoles que tenían un trabajo por las mañanas a compaginarlo con un segundo empleo por la tarde. El empresario ferengi español vio una oportunidad: si a los españoles no les importa trabajar más horas, extenderé la jornada con el mismo sueldo.

El empresario ferengi español, consciente del engaño, lo maquilló con ridículos regalos de empresa en Navidad y cartas de felicitación. Estaban aplicando Las reglas de adquisición:

«Después de haber explotado a alguien, no está de más agradecérselo. De esa manera será más fácil explotarle la próxima vez».

Herb Wright, estés donde estés, ¿realmente no miraste a la derecha, a este país?


Incompleto listado de las Reglas de la adquisición (la ocasión dicta nuevas reglas):

1 Una vez que tienes su dinero, nunca se lo devuelvas.

2 El mejor trato es aquel que da mayor beneficio.

3 Nunca pagues más de lo necesario.

4 Una mujer llevando ropa es como un hombre en la cocina.

6 Nunca permitas que la familia se entrometa en el camino a la oportunidad.

7 Mantén tus orejas abiertas a los beneficios.

8 La letra pequeña lleva a un riesgo grande.

9 Oportunidad más instinto equivale a beneficios.

10 La avaricia es eterna.

11 Incluso aunque sea gratis, siempre podrás comprarlo más barato.

12 Todo lo que merece la pena vender es mejor venderlo dos veces.

16 Un trato es un trato.

17 Un contrato es un contrato, pero sólo entre Ferengis.

18 Un Ferengi sin ganancias no es un Ferengi.

19 La satisfacción no está garantizada.

21 Nunca pongas la amistad por encima de los beneficios.

22 Un hombre sabio puede oír las ganancias en el viento.

23 Nada es más importante que tu salud excepto tu dinero.

25 Muerto no puedes negociar.

27 No hay nada más peligroso que un hombre de negocios honesto.

31 Nunca te rías de la madre de un Ferengi.

33 Nunca viene mal hacerle la pelota al jefe.

34 La guerra es buena para los negocios.

35 La paz es buena para los negocios.

40 Ella puede tocar tus lóbulos, pero nunca tu oro prensado.

41 La ganancia es su propia recompensa.

44 Nunca confundas sabiduría con suerte.

45 Expandirse o morir.

47 Nunca confíes en un hombre que lleve un traje mejor que el tuyo.

48 Cuanto más grande es la sonrisa, más afilado el cuchillo.

52 No preguntes cuando puedes tomar.

57 Los buenos clientes son tan raros como el oro prensado. Atesóralos.

58 No hay sustituto para el dinero.

59 Los consejos gratis suelen salir caros.

60 Mantén consistentes tus mentiras.

62 Cuanto más arriesgado es el camino, mayor es el beneficio.

65 Ganes o pierdas, siempre habrá polvo de escarabajo hupyriano [droga estimulante].

74 Conocimiento equivale a beneficios.

75 El hogar es donde está el corazón, pero las estrellas están hechas de oro prensado.

76 De tanto en tanto, declara la paz. Así confundirás a tus enemigos.

79 Cuidado con la avidez de conocimiento de los vulcanos.

82 Cuanto más débil sea el producto, más alto es su precio.

85 Nunca dejes que la competencia sepa lo que estás pensando.

89 No preguntes qué pueden hacer tus ganancias por tí. Pregúntate qué puedes hacer tú por tus ganancias.

94 Mujeres y negocios no se mezclan.

95 Expandirse o morir.

97 Suficiente nunca es suficiente.

98 Todo el mundo tiene un precio.

99 La confianza es la mayor de todas las responsabilidades.

102 La Naturaleza decae, pero el oro prensado dura para siempre.

103 Dormir puede interferir con tus ansias por el oro prensado.

104 La fe mueve montañas de inventario.

106 No hay honor en la pobreza.

109 Entre la dignidad y un saco vacío, es preferible el saco.

111 Trata a tus acreedores como familiares: explótalos.

112 Nunca tengas sexo con la hermana del jefe.

113 Siempre ten sexo con el jefe.

121 Todo se puede vender, incluso la amistad.

123 Incluso un hombre ciego puede reconocer el brillo del oro prensado.

125 No puedes hacer un trato si estás muerto.

139 Las esposas sirven, los hermanos heredan.

141 Sólo los idiotas compran al por menor.

144 No hay nada malo en la caridad… siempre que vuele hacia tu bolsillo.

162 Incluso en los peores tiempos, alguien puede obtener beneficios.

168 Susurra tu manera de triunfar.

177 Conoce a tus enemigos pero comercia con ellos siempre.

181 Ni siquiera la deshonestidad puede empañar el brillo de los beneficios.

189 Deja que otros conserven su reputación. Tú conserva tu oro prensado.

190 Escúchalo todo, no confíes en nada.

192 Nunca estafes a un Klingon a menos que puedas sacar algo con ello.

194 Es bueno saber acerca de los nuevos clientes antes de que hayan cruzado tu puerta.

202 La justificación del beneficio es el beneficio.

203 Los nuevos clientes son como los gusanos de dientes afilados: a veces te devuelven el mordisco.

208 A veces la única cosa más peligrosa que una pregunta es una respuesta.

211 Los empleados son los peldaños en la escalera hacia el éxito. No dudes en pisarlos.

214 Nunca empieces una negociación con el estómago vacío.

217 No puedes liberar al pez del agua.

218 Siempre hay que saber lo que se está comprando.

223 Desconfía del hombre que no tenga tiempo para el placer.

229 El oro prensado dura más que la codicia.

236 No puedes comprar al destino.

239 No temas etiquetar equivocadamente un producto.

242 Más es bueno. Todo es mejor.

255 Una mujer es un lujo… un contable inteligente una necesidad.

261 Un hombre rico puede permitirse cualquier cosa excepto una conciencia.

263 Nunca dejes que la duda interfiera en tus ansias por el oro prensado.

266 Ante la duda, miente.

284 En el fondo, todos son Ferengi.

285 Ninguna buena acción queda sin recompensa. Después de haber explotado a alguien, no está de más agradecérselo. De esa manera será más fácil explotarle la próxima vez.

Anexo:

  • Cuando ninguna regla es apropiada, invéntate una.
  • ¿Por qué preguntar, cuando lo puedes tomar?
  • Una buena mentira es más fácil de creer que la verdad.

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