El museo está en llamas: la supervivencia del arte ante el cambio climático

Si el siglo XX lleva las cicatrices de conflictos violentos, el siglo XXI estará marcado por las consecuencias del calentamiento global. En el siglo pasado hacía falta proteger nuestro patrimonio artístico de bombardeos e invasiones. Este siglo nos toca salvaguardar el arte de inundaciones e incendios.
17 de octubre de 2022
17 de octubre de 2022
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arte y cambio climático

En 1939 la socialite estadounidense Peggy Guggenheim vivía en París. Estaba convencida de que los nazis nunca iban a llegar a la capital francesa, así seguía con su propósito de comprar un cuadro por día.

En su autobiografía Confesiones de una adicta al arte comenta: «En París todo el mundo sabía que yo estaba comprando obras de arte y, supongo que a causa de la guerra, tenían más afán que nunca por vender cuadros. Mi teléfono sonaba a todas horas, y la gente incluso me traía cuadros a la cama antes de que me levantara por la mañana».

Sin embargo, una mañana Peggy se levantó con la noticia de que los alemanes estaban a las puertas de la capital francesa. A toda prisa necesitaba sacar su colección de arte de la ciudad antes de que fuera demasiado tarde.

Tenía la esperanza de que el Louvre le iba a proporcionar algo de espacio en el campo, donde estaban escondiendo sus propios tesoros. Pero el museo decidió que no valía la pena salvar sus obras tan modernas. Gracias a sus contactos Peggy finalmente fue capaz de enviar su colección a Nueva York, rescatando de las garras de la guerra obras de artistas como Miró, Mondrian y Picasso.

Actualmente estas obras maestras se encuentran en el Museo Peggy Guggenheim de Venecia. Y hoy en día corren serio peligro otra vez. Ahora por el cambio climático que amenaza la existencia de Venecia. Aunque la directora Karole Vail confirma que el interior del museo no ha sido afectado por el acqua alta de los últimos años, Venecia ya no es un sitio seguro para almacenar o exhibir obras de arte. La inmersión parcial por agua salada de la estructura de mármol y ladrillos llevará a una erosión acelerada del palazzo.

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Peggy Guggenheim Collection (Fotos: Matteo De Fina)

Otra valiosa colección de arte que corre peligro por la subida del nivel del mar es la del Museo Boijmans Van Beuningen en Róterdam. Desde 2010, eran cada vez más frecuentes las inundaciones en el museo. Al igual que gran parte de los Países Bajos, el museo se encuentra por debajo del nivel del mar. Cuando el director Sjarel Ex se veía por enésima vez en el sótano con el agua hasta los tobillos trasladando obras de arte, dijo basta y buscó el dinero para construir un nuevo almacén al lado del museo.

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Depot Boijmans (Foto: Lotte Stekelenburg)

En 2017 los holandeses se pusieron manos a la obra y el año pasado se abrió el nuevo Depot Boijmans Van Beuningen, un peculiar edificio cubierto de vidrio espejado y con la forma de un casco de obras volteado. Sin sótano y con la colección a un mínimo de seis metros por encima del nivel del mar. El depósito no solo contiene las más de 150.000 obras de artistas como Dalí, Magritte y Van Gogh, sino también unos 90 arboles en el techo para captar agua de lluvia y bajar la temperatura del entorno del edificio.

Otro edificio que alberga una enorme colección de arte y que es resistente a la crisis climática es el Museo J. Paul Getty en Los Ángeles. Su arma secreta frente a los ya tradicionales incendios forestales es un rebaño hambriento de 60 cabras.

Cada año contratan a las cabras para que eliminan la maleza inflamable que rodea el complejo. Y con éxito. En 2019, cuando un incendio arrasó las colinas cerca del Centro Getty, la colección nunca estuvo amenazada. Es más, como es un lugar tan seguro, el museo ofrecía a los bomberos un lugar para ducharse y dormir cuando necesitaban un descanso.

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Getty Center (Fotos: Christopher Sprinkle)

Algunos coleccionistas particulares en California no fueron tan afortunados. Durante el incendio Woolsey de 2018, el galerista Michael Kohn perdió su casa en la playa de Malibú junto con obras de arte de Antoni Tàpies y Peter Schuyff. Y el mecenas Pierpaolo Barzan tuvo que cargar su coche con cualquier obra de arte que cupiera en el maletero cuando el fuego se acercaba a su casa. Lamentablemente, una preciosa pieza de Francesco Clemente se quedó atrás, solo por su gran tamaño.

Peggy Guggenheim llamaba a los pintores que había descubierto y rescatado durante el conflicto bélico sus «niños de la guerra». ¿Quiénes serán los niños del cambio climático? No todas las colecciones de arte tienen la capacidad para afrontar las consecuencias de la crisis climática. Parafraseando a la activista Greta Thunberg, nuestro museo ya está en llamas.

Fotos por

portada: Iris van den Broek

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Patrick Thomas

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