Todas las pinturas y pinceles de la ilustradora Jada Fitch se desparraman ante la ventana más grande de su casa en Portland, Oregón. No es casual. Mientras dibuja, la ilustradora observa a los pájaros que llegan atraídos por los comederos y bebederos que coloca junto a la ventana para ellos.
Hasta su casa llegan carboneros cabecinegros y herrerillos bicolor que dibuja y fotografía. Siempre fueron su inspiración y protagonizaron sus ilustraciones, pero un día, mientras trabajaba en su estudio y uno de estos pequeños pájaros llegó hasta su ventana, se propuso crear casas para ellos. Casas como la suya que, con todo lujo de detalles, se adaptaran a sus pequeños amigos y estuviesen siempre repletas de pipas para ellos.
Fitch estaba cansada de su trabajo, tras varios meses ilustrando libros para colorear para adultos. Necesitaba un descanso y en los pájaros encontró una vía de escape. «Pensé que si hacía algunas casas para pájaros o dioramas me divertiría ese fin de semana y de paso conseguiría algunos likes en Instagram», relata. Sobre una pila de libros, colocó su cámara y esperó pacientemente.
Ese fin de semana empezó a crear casas de cartón cuyo interior decora con chimeneas de barro y cuadros pintados a acuarela. En las casas coloca objetos de limpieza como escobas de retama o acículas de pino y muebles de casas de muñecas. Al principio, colocaba las cajas en su ventana para disfrutar de la compañía de los visitantes y poder fotografiarlos a su llegada.
El interior de las casas es un despliegue de creatividad en el que los pájaros pueden sentirse en familia rodeados de cuadros pintados a acuarela, la misma técnica que Fitch emplea para dar forma a suelo, paredes y techo.
Los carboneros cabecinegros y los herrilleros bicolor son, según cuenta Fitch a Yorokobu, «los únicos que se han aventurado a entrar en las casas, probablemente porque anidan en cavidades».
Como buena observadora de los pájaros, Fitch también ha descubierto que las puertas redondas funcionan mejor que las rectangulares y que estas permiten que el pájaro se quede más tiempo en busca de la mejor pipa, lo que le resulta de gran ayuda a la hora de tomar más fotografías hasta capturar la imagen adecuada.
La ilustradora tiene un método eficaz para atraer a los pájaros hasta su ventana y para que se introduzcan en el interior de las cajas que elabora para ellos: coloca alpiste sobre una pequeña cornisa de cartón en el exterior de la casa y así consigue que «a veces, incluso un carpintero peludo o un trepador pechiblanco asome la cabeza».
Lo que empezó como un mero entretenimiento hoy es un negocio para ella. Desde que las casas aparecieron en internet no han dejado de circular, y ahora Fitch y su marido crean casas plegables que pueden enviar con facilidad.
La afición de esta ilustradora por los pájaros va más allá de su especialización artística. Fitch se considera «una artista de la vida silvestre en lo profesional y una ávida observadora de aves en los ratos libres».
Fitch, además, trabaja dos días a la semana anillando aves como voluntaria. «Cogemos pájaros con redes especiales, tomamos sus medidas, les quitamos las garrapatas, les ponemos una anilla numerada y los liberamos de nuevo. La mayoría de ellos pasa el invierno en en el sur de Estados Unidos, América del Sur y Central y vuelve por primavera», explica.
Además de crear y vender casas de pájaros, Fitch está terminando el cuarto volumen de una serie de libros para niños. Según la artista, los cuentos de estos libros «abordan las migraciones de cuatro especies animales y están dirigidos a un público preescolar. Son cuentos sobre el búho nival, el pequeño murciélago café, la tortuga blandingii y la mariposa monarca».
[…] La artista que da cobijo a los pájaros que dibuja […]
¡Qué preciosidad! Cuanta delicadeza, enhorabuena por éste proyecto tan bonito.