Atún Deep Purple

17 de septiembre de 2015
17 de septiembre de 2015
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Este tartar de atún es fácil de preparar, fresco, sabroso y sorprendente. Es una receta ideal para una noche con invitados en la que no se dispone de demasiado tiempo para cocinar. Por si fuera poco, te va a gustar mucho más que los infames tartares de atún que encontramos en la carta de muchos bares y restaurantes. La calidad y la frescura del atún van a ser factores determinantes para que este plato desarrolle todas sus virtudes.
Siendo el atún uno de los emblemas de la cocina japonesa y el púrpura de la remolacha el color identificativo de este plato, tenía muy claro qué disco debía sonar mientras estaba en la cocina:  Made In Japan, de Deep Purple, el disco en directo por el que se miden todos los demás. Conviene recordar que a algunas especies de atún les ocurre como a los buenos roqueros, que cada vez hay menos.
Partitura para 4 o 5 personas:

  • 250 gr. de atún muy fresco
  • 1 paquete de remolachas cocidas (300 a 400 gr.)
  • 1 cebolla morada no muy grande
  • 3 o 4 rabanitos (opcional)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sambal Oelek (o tabasco)
  • 2 limas
  • Una pizca de jengibre fresco rallado
  • Cebollino
  • Cilantro fresco
  • Pimienta y sal

Picar finamente la cebolla, los rábanos, el cebollino y el cilantro. Cortar la remolacha y el atún en dados pequeños. Mezclar todo en un cuenco que no sea metálico y aliñar con aceite de oliva, jengibre, el jugo de dos limas, una cucharada de sambal oelek (u otro picante a base de guindilla). Salpimentar al gusto, tapar con un papel film y dejar enfriar un par de horas en la nevera.
Es importante tener el atún fuera de la nevera solo el tiempo justo para su manipulado, evitando cortar la cadena de frío. Respeta el sacrificio del animal por tu placer utilizando un cuchillo bien afilado que no destroce su bella carne. Por otro lado, el resultado es mejor si cueces tu mismo las remolachas, pero el proceso es mucho más rápido si las utilizas ya cocidas y el plato sale rico igual.
En cuanto al disco que propongo que te acompañe en cocina prácticamente se ha dicho y escrito todo ya. Fue grabado en vivo en Japón en agosto de 1972 durante tres noches seguidas (dos en Osaka y una en Tokio) de las que se extrajeron los temas definitivos. Aunque la banda no tenía muchas expectativas puestas en este disco, con el tiempo se ha convertido en una de las referencias imprescindibles de la historia del rock. En esos momentos la banda estaba compuesta por su formación más mítica, conocida como «Mark II» y en perfecto estado de forma.
Desarrollos largos y duelos de egos y solos para un disco que se alarga hasta los 76 minutos con tan solo siete canciones. Muy Old School, como el omnipresente órgano Hammond de Jon Lord.
No se me ocurre mejor canción para iniciar un directo que Highway Star. In crescendo demoledor en su arranque que te agarra y no te suelta ya hasta casi el final del disco. Le sigue Child in time, una de las joyas vocales del rock de todos los tiempos y melocotonazo responsable de mi temprano interés por la música más allá del mainstream.
Le sigue la que posiblemente sea la mejor versión del Smoke on the water jamás grabada por la banda. Aun así, las radio fórmulas rockeras me han hecho aborrecer su archiconocido riff de guitarra. Pasa esta canción y, ya que te pones, también The Mule. Si dejas sonar su eterno solo de batería, recuerda que tienes un cuchillo en las manos antes de venirte arriba. El entusiasmo puede terminar en dedo cercenado.
El duelo de voz y guitarra entre Ian Gillian y Ritchie Blackmore en Strange Kind of woman era en aquellos tiempos tan frecuente en directo como inolvidable.
Para cuando llegues a los acordes introductorios de Lazy ya habrás finalizado la receta y el Atún Deep Purple estará cogiendo temperatura en la nevera. Es el momento de servirte un buen brandy en una copa ancha y sentarte a oscuras en un sofá cómodo escuchando el resto del Made in Japan a un volumen que moleste a tu vecino de al lado. Space Truckin te sabrá como un largo cigarro de después.
Cuando el silencio te alcance, sirve otro brandy y vuelve a darle al play. Disfruta copa y disco sorbito a sorbito hasta que lleguen tus invitados (o la policía).
Aunque hoy día se pueden conseguir las grabaciones completas de las sesiones de Japón y remasterizaciones, prefiero enlazar con el disco original de  1972, que captura a la perfección lo que debería ser un sonido de directo, público incluido.
Salud y rocanrol.
 

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