¿Sueñas con bañarte en leche y que te miren? Ahora puedes

29 de diciembre de 2017
29 de diciembre de 2017
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«Báñate en leche mientras te observo». Eso es lo que propone una enigmática mujer desde un cartel colocado en árboles y farolas. Es gratis y no hay más que contactar con una página web para solicitar hora.

Se puede elegir entre leche de soja, almendra o leche tradicional. También se puede utilizar la esponja de la señora. Eso sí: solo se permiten hombres.


«Han contactado cientos de personas. Tantas que creo que la mujer de la leche se lo va a pensar mejor y va a empezar a aceptar también mujeres. Se nota que es de otra generación», explica Alan Wagner.

Wagner es un creativo afincado en Los Ángeles que desarrolla diferentes proyectos a medio camino entre el arte, el humor y la provocación utilizando para ello anuncios que coloca por la calle de su ciudad. Mensajes como «Se necesita ayuda. Ombligo que sangra constantemente. ¿Es eso una enfermedad? Mi familia está asustada. Pago 25$ por los diagnósticos».

También tiene ese que dice «Puedo partir con las manos lo que sea. Recompensa de 400$ si me traes algo que no pueda romper». O ese otro que avisa «Hallado este caballo. No lo devuelvo. La próxima vez estate más atento».


«Me encanta difuminar esa frontera entre la realidad y la ficción, entre la normalidad y el absurdo. Mis trabajos parten de objetos reales que puedes encontrar en la calle como los carteles, pero les añado un elemento interactivo como un contestador de voz al que puedas llamar, una web que puedas visitar, un teléfono al que puedas mandar un mensaje… Todo, con la única finalidad de conseguir que la gente se implique y disfrute con aquello que cuentan esos proyectos».

Efectivamente, la gente participa de las propuestas de Alan Wagner. Sin embargo, lo perturbador de algunos de sus mensajes hace que, en ocasiones, no lo hagan con esa actitud lúdica que cabría desear.

«Hay reacciones muy variadas. Desde la diversión a la confusión o el enfado. Me resulta muy interesante comprobar las diferentes formas que tiene la gente de interpretar un giro inesperado como estos dentro de sus rutinas diarias».

En todo caso, una cosa es reaccionar y asombrarse ante esas propuestas inusuales y otra, aceptar participar de lo que en ellas se propone. En otras palabras, ¿hay alguien que solicitaría recibir lecciones de cómo subir y bajar de una escalera? ¿Alguien sería capaz de llamar a una persona para que le cante canciones inéditas sobre las estrellas y la Luna pero, ojo, solo de uno en uno, nunca en grupos? ¿Y participar en la tradicional hoguera anual de caballos? Lo cierto es que sí.

«Sí. Sí a todo lo que preguntas. Mis primeros carteles no eran tan interactivos porque acostumbraba a poner un número de teléfono al azar. Pero ahora he habilitado una línea telefónica con un contestador de voz y mensajes de texto a través de la cual te puedes comunicar e incluso recibir una respuesta. Muchas de las llamadas son completamente en serio. En ningún momento la gente se plantea que lo que se propone no es real, lo que hace que se impliquen en el juego de manera muy activa».

Todos estos proyectos son realizados por Alan Wagner junto a Sydney Marquez. «Llevamos mucho tiempo colaborando juntos. Ella es la que diseñó el lugar en el que está la bañera de leche y es la que da forma a todas esas ideas locas que le propongo». Unas ideas que surgieron como vía de evasión ante un trabajo aburrido y frustrante. «Trabajo en una productora de vídeo pero todas mis ideas eran, bueno, todavía lo son, demasiado locas para ellos. Por eso trabajo duro durante toda la semana y aprovecho las noches y los fines de semana para hacer estos proyectos».

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