El miedo al robo de bicicletas es considerado una de las grandes barreras para animar a la gente a utilizar la bici en las ciudades. La indefensión se articula en dos frentes. Primero, es relativamente fácil robarlas aunque un buen candado puede dificultarlo. Segundo, la policía, preocupada por temas más urgentes, no suele montar dispositivos importantes para recuperarlas.
Tras el extravío de su bicicleta en la ciudad de Portland, Simon Jackson optó por tomarse la justicia por sus manos. Quizá no sea la formula más recomendable en un país en el que muchos de sus habitantes están armados pero la jugada le salió bien y vive para contarlo. Tanto que Jackson ha creado un documental que cuenta su peripecia, recogido por Good Magazine.
Para encontrarla no necesitó grandes dotes investigativas. Tras varias búsquedas en el portal de clasificados Craigslist y alguna que otra ayuda de los usuarios de Reddit, la localizó. Estaba a la venta por un particular en la ciudad de Seattle, a más de 200 kilómetros de su hogar.
Jackson contactó con el haciéndose pasar por un comprador interesado y se desplazó hacia la capital del estado de Washington con unos amigos para recuperarla. Una vez allí concertó un encuentro con el supuesto ladrón y sus acompañantes aprovecharon para llamar a la policía para sorprenderlo con las manos en la masa.
Tras una breve conversación con el caco y ante la tardanza de los policías en llegar, Jackson decide contarle la verdad. Él y sus amigos encienden la cámara y le informan de que saben que robó la bicicleta. El vendedor sale corriendo y Jackson lo persigue montado en su vehículo recuperado.
El ciclista agraviado lo alcanza y se encara con él. La conversación es grabada y en ella el supuesto ladrón dice que la compró a otra persona y que no puede ser responsable por ello aunque sabe que «fue robada».
Finalmente llega la policía y Jackson en modo justiciero lanza una advertencia a los ladrones de bici. «Es por esto por lo que no debes robar a los ciclistas. Nos importa nuestro vehículo y estamos dispuestos a viajar más de 200 kilómetros para recuperarla».
En la era de los relatos compartidos, Simon ha decidido compartir su peripecia. YouTube demuestra una vez más que es el mejor repositorio de realities creados por gente como tú y yo.
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