Biocerámica: modelar con cáscaras de huevo

Si hablamos continuamente de sostenibilidad en todos los sectores de actividad, ¿por qué dejamos fuera al arte? Quizá una reflexión parecida sea la que ha movido a la artista argentina afincada en España Cynthia Nudel para desarrollar su proyecto Biocerámica.

«Este proyecto surge de un conflicto entre dos inquietudes: por un lado, mi pasión por la cerámica artesanal y, por otro, mis valores de respeto al medio ambiente, el aprovechamiento de desechos y el impacto mínimo en el entorno». Esa inquietud la llevó a buscar la manera de aprovechar la basura para crear materiales con los que crear. Ya lo hizo con su proyecto anterior La mirada de un galgo, en el que utilizaba los desechos para crear pigmentos que utilizaba en sus pinturas. Ahora vuelve a recurrir a la basura para crear un sustituto de la arcilla y reducir su impacto sobre el medio ambiente.

«Mi camino en busca de una respuesta me llevó al mundo de los biomateriales», explica Nudel. «Muchos de estos materiales, como los bioplásticos o los biotextiles, son una alternativa a los materiales convencionales y además nos permiten evitar procesos altamente contaminantes, por lo que esta nueva forma de entender la artesanía se convirtió en una solución perfecta a mi dilema».

Los biocompuestos, otro tipo de biomateriales que hacen referencia a un material rígido y consistente, fueron los que inspiraron a la artista para crear la etiqueta biocerámica con la que definir sus piezas. De esta manera, Nudel hacía «referencia a los materiales utilizados y al proceso de elaboración».

«En mi caso, como sustituto de la arcilla utilizo la cáscara de huevo junto con alginato de sodio proveniente de algas pardas», describe el proceso. Las cáscaras que rescata de la basura provienen de los desechos de una panadería local.

«El material tiene muchos puntos en común con la arcilla, pero también alguna característica diferente como, por ejemplo, que se biodegrada si se pone en contacto prolongado con el agua. En cuanto a dureza, la verdad es que es un material muy resistente, porque las cáscaras de huevo aportan calcio y eso hace que el material tenga fuerza».

A pesar de que el material resultante es menos maleable que la arcilla, presenta otras ventajas. Para empezar, no necesita horno. La contaminación medioambiental es menor porque se seca a temperatura ambiente. «También, al estar creando tu propio material, puedes darle la consistencia que deseas agregando o quitando ingredientes», añade Cynthia Nudel. «El hecho de que se realice a partir de desechos es una motivación enorme para mí; es estar dándole una nueva vida a algo que se iba a tirar a la basura. Es interesante porque se puede utilizar en moldes de todo tipo y también moldearlo a mano».

Entre los inconvenientes, está la dificultad de la preparación del compuesto y el tiempo que implica ya que necesita varios pasos. «Las cáscaras de huevo tienen que tratarse previamente y eso requiere tiempo y algo de paciencia. La pieza se tiene que trabajar en poco tiempo antes de que se seque la mezcla. Tienes que encontrar la consistencia adecuada para el tipo de piezas que quieres hacer, también implica investigación, experimentación, mucha prueba y error. Pero no es que lo vea como una dificultad sino más bien como un reto creativo».

Una vez creada la pieza, Nudel sustituye los esmaltes cerámicos convencionales por pigmentos naturales que ella misma elabora, también a partir de desechos de su entorno (cortezas de eucalipto, restos de yerba mate…).

«Las piezas de esta colección están inspiradas en la naturaleza y hablan de la desconexión entre ella y el ser humano», explica la artista argentina. «Tonos negros que simbolizan destrucción, pero también verdes de vegetación y blancos que sugieren pureza, o tonos tierra que nos recuerdan nuestra esencia. Más allá de la función decorativa, estas piezas tienen una intención divulgativa e invitan a que nos sumemos a un cambio de paradigma».

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Patrick Thomas

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