Los últimos años han sido especialmente duros para mantener las conquistas laborales. Sin embargo, en un entorno en el que cada vez son más habituales las reformas y los recortes, algunas empresas están tomando conciencia de que un buen ambiente, un trato correcto y unos salarios dignos favorecen la actitud de los trabajadores y aumentan la productividad.
Algunas empresas preocupadas por incrementar sus beneficios están optando por acciones que beneficien al trabajador y aumenten su productividad, en lugar de decantarse por aquellas que lo perjudican y lo desincentivan. Mientras que una solución provoca crispación, la otra permite que ambas partes estén contentas.
Ese es el caso de Coexist, una empresa radicada en Brixtol que, como contaba Gema Lozano hace unos meses en Yorokobu, permite a sus trabajadoras que no acudan a trabajar cuando tienen la menstruación.
Según explicaba Ben Baxter, una de las directivas de la compañía, «la clave no estaba en que las empleadas tengan más tiempo libre, sino que puedan trabajar de forma más flexible y eficiente a lo largo de su ciclo menstrual».
La aseguradora Aetna también sigue una filosofía muy semejante a la de Coexist. Convencidos de la importancia del descanso para el buen rendimiento de los trabajadores, desde 2009 los responsables de Aetna pagan a sus empleados por el mero hecho de dormir bien.
Según cuenta David Silverberg en BBC Mundo, los trabajadores de Aetna pueden ganar 25 dólares por cada 20 noches en las que duerman, al menos, siete horas, y pueden llegar a 300 dólares de gratificación por año.
En la actualidad, casi la mitad de los empleados de la empresa participan de este programa en el que de nuevo, se pone de manifiesto el buen ambiente que existe entre compañía y trabajadores.
Para realizar el control de las horas de sueño, es posible hacerlo de forma telemática, a través de una pulsera conectada a distancia a un receptor, o mediante la declaración del propio interesado. Ante la posibilidad de que algunos empleados que elijan esta segunda opción mientan sobre las horas de sueño disfrutadas, en Aetna son tajantes: «confiamos en nuestros empleados».
Varios estudios realizados en Estados Unidos afirman que la falta de sueño provoca un descenso de la productividad equivalente a algo más de 11 días laborables. Desde el punto de vista monetario, eso supone una pérdida de más de 63.000 millones de dólares.
Algunas compañías han comenzado a implementar soluciones como las de Aetna, en las que las recompensas económicas tienen una gran importancia.
Según un informe de la compañía McKinsey&Co, una empresa de software norteamericana ofrece a los trabajadores un bonus que sólo es posible conseguir si aceptan irse de vacaciones y no emplear el tiempo de descanso en realizar actividad alguna relacionada con el trabajo.
Otras han comenzado a fomentar las siestas en la oficina y para ello han habilitado salas en las que poder descansar entre 10 y 30 minutos.
Todo ello se completa con una serie de políticas que buscan racionalizar la jornada laboral y que permiten que el trabajador pueda gestionar mejor su tiempo libre, incluidas sus horas de sueño. De esta forma, además de poner límite a las jornadas laborales, se obliga a no enviar correos electrónicos relacionados con trabajo fuera del horario de oficina, e incluso se emplean tecnologías que ayuden a conciliar el sueño, como, por ejemplo, las aplicaciones que limitan la luz azul de las tabletas, teléfonos y ordenadores para que no se bloquee la producción de melatonina, hormona que facilita conciliar el sueño.
Todas estas soluciones, además de aumentar la productividad, tienen por objeto evitar problemas de salud derivadas por dormir poco. Además de provocar daños al sistema inmunológico, lo que provoca que las personas que nu duermen lo suficiente sean más propensas a contraer enfermedades, un descanso insuficiente combinado con un exceso de trabajo puede provocar colapsos y desmayos.
Sin ir más lejos, la magnate estadounidense de la prensa Arianna Huffington realizaba jornadas de 18 horas y solo descansaba tres. En 2007, le fallaron las fuerzas y se desmayó. Cuando despertó, mucho más descansada, eso sí, tenía la mandíbula rota y un corte en el ojo.
«Cuando estás tirada sobre un charco de sangre en el suelo de tu oficina, no eres una persona de éxito», reconoció Huffington, que ahora dedica su tiempo y los más de trescientos millones de dólares por los que vendió su empresa a concienciar a otros magnates de que deben hacer ejercicio y dormir bien. Algunos, puede que no lo consigan por cuestiones de conciencia, pero esa es ya otra historia.
[…] Casi la mitad de los empleados se han unido al programa y dicen que ahora existe un muy buen ambiente en la compañía y en las relaciones entre jefes y empleados han mejorado notablemente. […]
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