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BugASalt, el rifle de sal para matar moscas

Cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo. Si no fuera tan pardillo usaría BugASalt, la escopeta creada por el infame -como él mismo se define- artista e inventor Lorenzo Maggiore para matar moscas a distancia a base de perdigonazos de sal.

Como suena. Un arma para matar moscas con sal. Maggiore comenzó hace menos de dos meses una colecta en Indiegogo para llevar a cabo el diseño y fabricación de su creación. Pensó que había suficientes personas interesadas para alcanzar los 15.000$ que necesitaba para encargar la producción de BugASalt en China. A 13 días del cierre de la campaña de crowdfunding, Maggiore ha conseguido cerca de medio millón de dólares y la cifra de armas encargadas es cercana a 15.000.

El inventor ha creado un artilugio sostenible, o al menos todo lo sostenible que puede ser algo que mata insectos, ya que no necesita ni productos químicos ni baterías. Únicamente sal de mesa, yodada o no.

El rifle, que haría las delicias de algunos compañeros que tuve en el colegio y que eran capaces de fabricas armas con gomas, pinzas, globos, cuellos de botellas de plástico, trozos de madera o látex -sí, eran unos genios-, está pensado para dotar a la ya de por sí ociosa actividad de matar moscas de un componente aún más lúdico. Paula Stein, representante de Skell Inc., la compañía que se encargará de la distribución del cacharro, advierte que en caso de apuntar a una persona «pica un poco. Definitivamente no deberías disparar a nadie en la cara o los ojos». Eso sí, BugASalt «no traspasa la piel ni daña el mobiliario». Me quedo mucho más tranquilo.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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