A simple vista, lo que van cargando las personas que cada segundo domingo de mes hacen cola para entrar al Mercado del Trueque en la Ciudad de México parecen botellas de cristal, plástico, cartones, aluminio, basura electrónica … Pero si te fijas en sus bolsas cuando salen de allí, en realidad eran lechugas, papas, espinacas, coliflores, calabazas y un montón de productos de agricultura orgánica. La capital mexicana ha aprendido a convertir los residuos en alimentos locales de cosecha.
La iniciativa que está llevando a cabo la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno del DF por el momento es un éxito rotundo. En cada convocatoria alrededor de 2000 personas, según los organizadores, acuden a hacer la compra de vegetales sin necesidad de llevar un solo peso en el bolsillo. “Se trata de un intercambio de residuos reciclables por alimentos orgánicos”, explica Lucía Yolanda Alonso, Directora de Educación Ambiental. “Convocamos a la ciudadanía para que recicle y separe, y a cambio, les compensamos con la entrega de productos agrícolas cosechados por los campesinos de la ciudad (de Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta). Es una manera de proteger el medio ambiente y un impulso para el campesinado local”.
Iván y Claudia, una joven pareja residente en el DF, han llegado hasta aquí cargados con 10 kilos de basura reciclable (el máximo intercambiable) que de no ser por esta campaña hubiesen tenido que botar con el resto de desperdicios que generan. Al llegar, los organizadores han pesado sus residuos en unas básculas y los han separado por tipos para ser enviados a una planta de reciclaje. A cambio, a la pareja le han dado unas tarjetas que pueden tener un valor de hasta 200 puntos (en función a los kilos de basura que se aporten). Ellos han alcanzado ese máximo.
Pasada la primera fase, les esperan los puestos de 80 agricultores cuyo género nunca ha olido los agroquímicos y cuyos productos son canjeables por esos papeles de puntos que ha ganado esta clientela verde al dejar su basura . Una lechuga, 15 puntos, un nopal, uno, el brócoli otros 15, también hay elote, quelite, tomates… Ahora Iván y Claudia vuelven a casa con una compra que les durará al menos un par de semanas, según calculan. Y su vivienda la han dejado con 10 kilos de inmundicia menos. “Mira como llevamos las bolsas de cargadas de comida, y todo por traer nuestras botellas vacías. Está claro que seguiremos viniendo cada mes. Es un ahorro”, dice Iván.
Participante a participante, en total se recopilan “entre 16 y 20 toneladas de pet, vidrio, aluminio, papel, cartón, tetrapack y electrónico en cada una de estas sesiones”, afirma José Armentero, uno de los coordinadores. Las plantas recicladoras pagan entre 40.000 y 50.000 pesos por esa basura. La recogida de estos deshechos supone un respiro para una ciudad que genera 12 mil toneladas de ellos diariamente, y la cantidad de dinero obtenida sirve para pagar a unos agricultores que ven en el evento la oportunidad de vender hasta tres y cuatro veces más de lo que suelen hacer un día normal de negocio.
Víctor Medina es un agricultor al frente de uno de los puestos: “Para nosotros es una gran iniciativa, porque aquí vendemos mucho más que en los puestos donde trabajamos a diario en nuestra zona. Y así la gente también tiene más cerca estos productos locales y orgánicos”, explica este jornalero residente en Xochimilco. “Yo gano 5.000 pesos al mes aproximadamente para dar de comer a toda mi familia, así que cualquier evento que me ayude a poder sacar más producto es un alivio”.
Según explica la Directora de Educación Ambiental, se trabaja con dos cooperativas de agricultores a las que después del evento se les paga un precio para que se lo den a los campesinos, que durante esa jornada de Mercado de Trueque sólo están cobrando los papeles de puntos. “El 20% de lo que se les paga es de la ganancia que se saca por lo que dan las plantas de reciclaje, y el otro 80% lo pone la Secretaría”, explica. “Aportamos ese dinero porque queremos animar a la gente a concienciarse con el medio ambiente y también para promocionar la agricultura local y sana”.
Cuenta Alonso que es cierto que no existen muchos puntos de separación y recogida de basura reciclable en la ciudad, pero lo justifica diciendo que ponerlos sería incluso un problema por toda la gente que vive recogiéndo deshechos por la calle para luego llevarlos a las plantas a venderlos. “Incluso esas personas acuden aquí con la basura, porque al fin y al cabo, para comprar vegetales les sale mejor aquí en comparación a lo que se van a llevar por llevarlos directamente a la planta”, apunta Armentero.
Los coordinadores sugieren al público que se informen sobre la iniciativa y animan a los ciudadanos a acudir cada mes. Claudia e Iván, por el momento, ya se han convencido de que para llenar la nevera. al menos una vez al mes, tan solo es necesario hacer un poco de limpieza general en su departamento.