Podían estar en un motel de carretera o en una gasolinera de una película americana de los años 80 y 90. Estos números, a pesar de haber sido diseñados hoy, pertenecen a esas escenas.
A «esos mundos bastante decadentes iluminados por la luz de los neones de colores y cierto toque hortera», indica el autor de los números, Carlos de Toro. «Es una gráfica un poco kitsch que también merece su propia numerografía» y que, además, este mes de septiembre protagonizan la sección dedicada a los números de la revista Yorokobu.