Estimados Jan Koum y compañía:
Después de que la todopoderosa Facebook comprase su startup por una auténtica millonada, entendemos que disponen ustedes de los recursos suficientes para acometer diez cambios imprescindibles que sus 500 millones de usuarios agradecerán enormemente, y que enseguida pasaremos a enumerar.
El suyo es prácticamente el único chat de pago y, sin embargo, es el menos innovador de todos, siempre a rebufo de sus competidores. Circunstancia que hemos disculpado durante años, conscientes de la carga de trabajo a la que su reducido equipo de programadores tenía que hacer frente. Ahora que forman parte de una multinacional cotizada, la ausencia de mejoras relevantes es inexcusable.
Por esta causa, exigimos la inclusión, a la mayor brevedad posible, de una serie de funciones que son ya reivindicación histórica de la comunidad. A saber:
Una versión web
A diferencia de lo que sucede con servicios como Line o Google Hangout, por citar solo un par de ejemplos, no existe un software oficial para usar WhatsApp desde un ordenador (ni Mac ni PC). Es cierto que circulan por ahí algunos trucos, pero resultan engorrosos para el usuario medio, sin grandes conocimientos de informática.
Podrían sustituir Facebook Messenger por WhatsApp o integrar de algún modo las conversaciones del chat verde en la página de la red social, pero eso probablemente no contentaría a nadie. Más bien todo lo contrario. Bastaría con que desarrollasen una add-on para los navegadores más populares (un complemento de Firefox, una extensión de Chrome…) o un programa que funcione, al menos, en Windows, Mac OS X y Linux, los sistemas operativos más utilizados.
Un diseño a la altura
Se han producido escasas variaciones en la interfaz de WhatsApp desde sus comienzos en el año 2009. Recientemente la versión para Android fue adaptada a los principios del diseño Holo, pero poco más. Se echa de menos alguna modificación sustancial acorde con los nuevos tiempos.
No es tan difícil. Solo tendrían que fijarse en los bocetos que cierto diseñador independiente hizo públicos hace unos meses. Konrad Ziemlewski, de la firma Entropii, básicamente lo clavó con su rediseño del chat por excelencia basado en la estética de iOS 7. No solo es mucho más atractivo, sino también más funcional. Señores de WhatsApp y Facebook, hagan el favor de abrir los ojos.
Un baúl de los recuerdos
Hoy en día, las cartas de amor son cosa de hipsters y/o románticos empedernidos. Las conversaciones entre enamorados, los intercambios en los que se fragua una bonita relación, ahora se producen a través de WhatsApp. Algunos argumentarán que se ha perdido esa magia tan propia del papel, pero sería fácil llevarles la contraria. Depende de ustedes.
Su servicio necesita dar urgentemente con la forma de preservar los recuerdos bellos y almacenar los mensajes memorables. Si no están inspirados, fíjense en la idea de Memoirs, una web que recopila las conversaciones entre dos usuarios, las imprime, y las convierte en un regalo incomparable para un ser querido. Sencillamente adorable.
Aplicaciones de terceros
Esto es tal vez lo más urgente de todo. Deben ustedes convertir su servicio en una auténtica plataforma, con una interfaz de programación (una API) que la comunidad de desarrolladores pueda utilizar para programar nuevas aplicaciones.
Es algo que Facebook tiene desde hace muchos años – aunque no siempre ha sido una de sus prioridades – y que multiplicaría exponencialmente las posibilidades de WhatsApp. De hecho, si dieran este paso, todas las demás mejoras de esta lista les saldrían gratis. Otros programadores se encargarían de llevarlas a cabo sin coste adicional para su compañía. Un negocio redondo.
Soporte para varios dispositivos
Es una necesidad que conocen de primera mano los que han pasado un tiempo en el extranjero. Cuando su estancia en otro país va a ser prolongada, mucha gente adquiere una tarjeta SIM de alguna operadora local para no llevarse disgustos por culpa del dichoso roaming. Es una práctica de lo más habitual y que WhatsApp dificulta enormemente.
Los que toman esta decisión tienen que cargar con dos móviles, uno para el chat y otro para las llamadas, porque su servicio no permite utilizar el mismo número de teléfono para identificarse en dos dispositivos diferentes. Sucede lo mismo si el usuario tiene un smartphone y una tablet: tendrá que decantarse por usar el chat en uno de los dos, o complicar la vida a sus contactos con dos números distintos. Absurdo, poco práctico e innecesario.
Más emoticonos
Una tienda de stickers a lo Line o una selección de GIF animados que complemente la palabra escrita, siempre tan deficitaria. Señores de WhatsApp, fíjense en el éxito repentino de la española WhatsApp Plus, una aplicación que plagia punto por punto la de ustedes, que obliga a desinstalar la de ustedes, y que está haciéndose un hueco gracias a una variedad de emoticonos y memes de la que ustedes carecen. Hagan el favor de abrir su mente y dejen de ceder terreno por desidia.
Un estado visible (o invisible)
Hay funciones de WhatsApp que pierden casi toda su utilidad por culpa de una interfaz calamitosa. Es el caso de las listas de difusión – ¿alguien las utiliza? – y, sobre todo, del estado. En realidad es una buena idea: una frase ingeniosa que el usuario puede modificar de acuerdo con sus circunstancias personales y que aporta un plus de personalidad a su perfil. Cumple su cometido, pero tiene un problema de base: pasa casi completamente desapercibida.
Hagan que el estado aparezca bajo el nombre de usuario en todas las conversaciones o elimínenlo, pero estas medias tintas no están favoreciendo a nadie.
Videollamadas y otros «homenajes»
Señores de WhatsApp, ya que no enarbolan la bandera de la innovación y prefieren ir a lo seguro, aprovechando los aciertos de sus competidores, al menos copien rápido. Sí, sí, copien, no pasa nada. Hoy en día todo es un remix de cosas que existían antes. El problema es que ustedes son lentos de reflejos. Incorporaron el walkie-talkie de WeChat cuando el resto estaban ya ofreciendo llamadas VoIP, van a introducir llamadas VoIP cuando el resto están incorporando videollamadas… Los usuarios lo quieren todo y lo quieren ya. Si no, acabarán buscando alternativas.
Mensajes efímeros
Estaría bien que en WhatsApp hubiera alguna forma de mantener conversaciones algo más confidenciales. A ser posible, que no se almacenen en los servidores de la compañía (por si a la NSA le diera por echar un ojo), que se transmitan cifradas y que se borren pasado un cierto tiempo, como sucede en Telegram.
Díganle a sus jefes de Facebook que pierden el tiempo tratando de comprar Snapchat o de desarrollar un clon de la app fantasmagórica (ya lo intentaron con Poke y fue un auténtico fiasco). Lo que tienen que hacer es respetar la privacidad de los usuarios de WhatsApp, y eso pasa por ofrecerles un sistema de mensajes al margen de miradas indiscretas.
Un nuevo contrato
Llevan usted dos años sin cambiar los términos y condiciones del servicio. Ahora su empresa es propiedad de Facebook, la gente está preocupada por el uso que van a hacer ustedes de sus datos y, sin embargo, no se han molestado en aclararlo en su política de privacidad. Lo mínimo que se les puede exigir es cierta transparencia. No caigan en la tentación de hacernos firmar de tapadillo un contrato a la medida de sus jefes, como ya han hecho otras empresas propiedad de Facebook.
Estimados Jan Koum y compañía, siéntanse libres de aplicar cualquiera de estas recomendaciones sin retribución alguna. Si necesitan más detalles o alguna aclaración sobre estos puntos, no duden en contactarnos. Nuestro único objetivo es ayudarles a diseñar el WhatsApp del futuro. Un WhatsApp que la gente no utilice porque no hay otro remedio, porque es allí donde están sus amigos. Un WhatsApp del que todos nos sintamos orgullosos.
Gracias por la atención. Reciban un cordial saludo.