Cartas de personajes famosos de admiración, de odio, de desprecio… a otros famosos y desconocidos. Viejas cartas recopiladas por la web LETTERS OF NOTE. Unas cartas manuscritas; otras, con maquina de escribir; escaneadas y no faltan las que incluye transcripción porque algunas caligrafías son imposibles como la de Elvis o Marilyn Monroe.
Ahora que los sobres contienen facturas o muestras gratuitas de productos, leer estas cartas —aunque sean en el ordenador— se convierte en un ejercicio de melancolía y fisgoneo.
Kubrick, un aprendiz de Bergman
El comienzo de estas lecturas —que pueden absorber horas— comienza cuando descubro una carta de Kubrick a Bergman. Kubrick tiene a sus espaldas ‘Atraco perfecto’ y ‘Senderos de Gloria’, pero se considera un aprendiz ante Bergman:
Su visión de la vida me ha conmovido profundamente, mucho más profundamente de lo que nunca he sido conmovido por una película. Creo que eres el cineasta más grande que trabaja hoy (…) Esperaré con impaciencia cada una de sus películas.
Y sin duda tomó nota para su siguiente proyecto: ‘Lolita’. En la que podemos encontrar reminiscencias de ‘Como un espejo’ y ‘Un verano con Mónica’ de Bergman.
Quiero saber si hay más cartas de Kubrick y acabo en lettersofnote.com. Aquí encuentro más cartas de Kubrick. En una pregunta a uno de sus productores si IBM —consultora del film— sabe que HAL es un ordenador psicótico. Además descubro cartas de otros cineastas, y también de escritores, artistas, políticos y Jack el Destripador… Leo las del gremio del cine y la televisión.
Chandler contra Hitchcock
Por supuesto, hay cartas de Hitchcock o contra Hitchcock, como la de Raymond Chandler, guionista de ‘Extraños en un tren’. El escritor pregunta al director por qué le ha retirado la palabra, por qué rechaza sus ideas, y critica los clichés y los diálogos estúpidos. Finalmente, remata:
¿Por qué te has molestado a venir a mí? ¡Qué desperdicio de dinero! ¡Qué pérdida de tiempo! No puedo decir que estuviera bien pagado. Nadie puede pagar adecuadamente el desperdicio de tiempo.
La carta de Chandler pinta a un Hitchcock incapaz de reconocer el talento ajeno. Otra carta muestra otra cara de Hitchcock (en Cinephilia and Beyond). Así escribe el inglés a Billy Wilder:
El otro día vi EL APARTAMENTO.
No puedo dejar de decir lo mucho que disfrute y lo bellamente hecha que me parece.
Me emocionó tanto que no pude evitar enviarte esta carta.
Chandler contra la ciencia ficción
Lo cierto es que Raymond Chandler se tomaba muy en serio su trabajo: estaba dispuesto a dejar lo mejor de sí, a cambio quería un pago justo. En un momento de bache creativo escribe a su agente:
¿Has leído lo que llaman ciencia ficción? Es un grito. Se escribe así: «Me fui con K19 de Aldabaran III. Salí por la escotilla en mi Sirus Hardtop Modelo 22. Empujé el timejector en segunda y surcó un césped brillante y azul (…) Un brillo repentino me hizo girar y la Cuarta Luna ya se había elevado. Tenía exactamente cuatro segundos hasta el desintegrador. Google me dijo que no era suficiente. Estaba en lo cierto.
¿Quién o qué es Google? Chandler remata:
“¿Pagan dinero por esta mierda?”
¿El perro Lassie en Star Trek?
Lo cierto es que la ciencia ficción era un género literario menor en los 50: producto para un público adolescente o inmaduro. Los temas adultos tardarían en llegar, y no sin dificultad, como Gene Rodenberry, creador de ‘Star Trek’, cuenta a Asimov:
“Star Trek estuvo a punto de no salir al aire porque me negué a hacer una ciencia ficción juvenil, a poner un Lassie a bordo de la nave espacial y porque insistí en contratar a Richard Matheson (…)”
La carta de Rodenberry es correcta y amarga, y responde a un artículo de Asimov para la GuíaTV. El escritor de ‘Fundación’ cuestionaba la verosimilitud científica de ‘Star Trek’. Rodenberry habla de cuánto se documentan para cada capítulo y de los científicos que son consultados, pero todo está supeditado a los rodajes de cinco días y las trabas de los productores.
Fellini y una odisea en el espacio
No será hasta el estreno de ‘2001, una odisea en el espacio’ en 1969, cuando los críticos se rindan ante la ciencia ficción. Kubrick recibe la felicitación de Fellini, reconocido por entonces internacionalmente por ‘La Strada’ y ‘Las noches de Cabiria’ (ambas oscarizadas):
QUERIDO STANLEY
AYER VI TU PELÍCULA Y NECESITO DECIRTE MI EMOCIÓN Y MI ENTUSIASMO.
STOP
TE DESEO LA MEJOR DE LAS SUERTES EN TU CARRERA
Cambio de avión por poncho
A Clint Eastwood la suerte no le acompañó ante Billy Wilder, y quizá eso cimentó su carrera. Clint Eastwood fue presentado a Billy Wilder por un agente. El director buscaba un actor para Lindbergh en ‘El héroe solitario’. Eastwood escribe a Wilder:
Me preocupé cuando dijo que le gustaría ver una prueba. La única prueba que hizo Universal fue una entrevista difícil en la que sentí que no era muy bueno (…) Le agradecería mucho que me dejara hablar con usted en lugar de ver la prueba, porque he mejorado en todos los sentidos desde entonces.
Wilder eligió a James Stewart para una película olvidable. Si Eastwood hubiera sido el elegido, quizá no lo hubiéramos conocido con el poncho.
Es un buen guión
Mayor atrevimiento tuvo un desconocido Coppola que en mayúsculas y con trazo inseguro, casi infantil, se dirige a Lee Marvin:
SR. LEE MARVIN,
NOS GUSTARÍA QUE USTED INTERPRETARA AL CORONEL KARNAGE EN APOCALAYPSE NOW. SOMOS UNA COMPAÑÍA INDEPENDIENTE EN SAN FRANCISCO FINANCIADA POR WARNER BROS.
ES UN BUEN GUIÓN.
SINCERAMENTE
FRANCIS FORD COPPOLA
Un atrevimiento equiparable al de Tim Burton que, a sus dieciocho, escribe una carta a Disney con un puñado de dibujos. Anécdotas que acabaran formando parte de la historia, como la que escribe Keith Richards a su tía: encontró en la estación a un amigo de la infancia «que se llama Mick Jagger».
Cartas con ironías como las de Groucho a Woody Allen: «Si quieres contentar a los críticos escribe una comedia que no haga reír».
Cartas íntimas, cartas que son meteduras de pata, cartas de agradecimiento y de desdén.
Cartas alucinadas como las que Philip K. Dick escribe al FBI destapando una conspiración nazi para provocar la III Guerra Mundial.
El lenguaje grosero no hace daño
También cartas tristes ante la barbarie, como la que escribe Kurt Vonnegut al jefe de la junta escolar que quemó sus libros (1973) por “lenguaje ofensivo”. Vonnegut escribe que es un hombre responsable, un padre de familia, que se gana la vida, que está en contra de todo acto salvaje y concluye:
Mis libros piden a las personas que sean más amables y más responsables de lo que son a menudo. Es cierto que algunos de los personajes hablan groseramente. Esto se debe a que la gente habla groseramente en la vida real (…) Y todos sabemos que esas palabras realmente no dañan. Las malas acciones y la mentira es lo que nos hace daño.