
Dónde está mi momento Arquímedes
Hay días en los que uno envidia profundamente a Arquímedes. No por su inteligencia —que también—, sino porque tuvo su momento ¡eureka! en una sencilla bañera y, sin embargo, un descubrimiento aparentemente nimio le sumió en la más absoluta de las euforias. Vivimos en una era tan absurdamente informada, tan visualmente saturada, en la que damos tanto por hecho, que el asombro