El jabón es la kriptonita del coronavirus. ¿Y si para acabar con él todos nos pusiéramos a hacer pompas de jabón? Es la idea que Carla, de 6 años, compartió en ChildreforCovid19.com.
La web lleva ya más de 200 contribuciones similares a la suya. Todas de niños de entre 6 y 14 años. «La media es de unos 8 años», afirma Pep Torres, promotor de esta web creada para recabar las propuestas de los escolares para acabar con el coronavirus.
La plataforma, dice Torres, se estructura en dos partes que ni el señor Miyagi podría resumir mejor: «dar ideas y ver ideas». «En la primera, se recogen las ideas de los niños. Estos solo tienen que dejar su nombre, edad y ciudad. No necesitamos más datos».
La segunda está pensada para ser consultada por los profesionales que están trabajando para erradicar la pandemia desde primera línea. «El objetivo es que las lean, porque quizás alguna pueda provocar el efecto “¡ajá!” y, a partir de ella, surja una idea que pueda convertirse en solución».
Para el inventor, conferenciante y CEO de Stereonoise, la mirada de un niño puede aportar perspectivas distintas desde las que afrontar un problema de difícil solución. «Esta es una crisis en la que se está trabajando desde diversos ámbitos. Pero siempre desde la mentalidad del adulto. ¿Y si los niños proponen soluciones que sirvan de inspiración?».
Se trata de librarse de los prejuicios que envuelven las opiniones adultas y que tanto las condicionan. «Comparto al 100% esa frase que dice que los creativos son niños que se han salvado». De hecho, él siempre se ha considerado un poco niño. «Por eso me ha costado tener voz en determinados ambientes profesionales », confiesa.
«Un creativo con sentido del humor está sentenciado de entrada. Para ser profesional parece que tienes que tener cara de mala hostia, y olvídate de hacer un chiste». Lo bueno, cree, es que este perfil se está valorando cada vez más en todos los ámbitos.
Para Torres, las propuestas de los niños no están encorsetadas por el factor tiempo. «Es lógico que a los mayores nos preocupe el corto plazo. Que pensemos qué pasara con nuestros empleos, nuestros negocios, cuando acabe todo esto». De hecho, Torres se recrea con la justicia poética que se produciría en el caso de que una de estas ideas infantiles sirviese de base para la solución final de un problema que, mucho teme, será recurrente: «Al final, son ellos los que van a heredar este mundo».
Para que todo eso sea posible, ChildrenforCovid19 trabaja para afianzar la tercera pata del proyecto: la de formar un grupo de expertos encargado de hacer una criba entre todas las ideas recibidas. «Se trata de profesionales autorizados (médicos, científicos, etc.) que repasan las ideas de los niños para rescatar aquellas que, quizás, dándoles una vuelta, se podrían desarrollar. De esta forma, los expertos que más tarde consulten las propuestas podrían ir directamente a aquellas que ya han sido valoradas por estos profesionales».
Un filtro que hubiera venido de perlas a Donald Trump para evitar el estupor de sus asesores y del mundo entero ante sus inverosímiles y tóxicas propuestas para combatir el virus.
Para Pep Torres, lo de encontrar genialidades entre las propuestas infantiles no es nuevo. «Cuando era director de MIBA(Museo de Ideas e Inventos de Barcelona) teníamos un concurso de ideas entre niños, y algunas eran excepcionales». En una ocasión, de hecho, participaron en The British Invention Show, de Londres, con algunas de ellas. Y en la categoría adultos: «Y varias ganaron».
Por eso, cuando el inventor lanzó la idea, pronto se le sumaron otros muchos amigos, como Mind The Gap, que creó la página, o el festival El Chupete, en la parte creativa, entre otros.
Torres considera a ChildrenforCovid19, además, como una suerte de caja de emociones infantiles: «Es una función muy relevante también porque les ofrecemos un sitio donde expresarse, donde mostrar cómo se sienten con toda esta situación. Hay algunos que hacen mucho hincapié en lo de lavarse las manos; otros, en no salir a la calle, lo que demuestra también sus miedos. Tal vez, con el tiempo, la web se convierta en una especie de diario en el que se nos muestre cómo se vivió esta etapa entre los más pequeños», concluye.