El número de coachs especializados en preparar entrevistas de trabajo va en aumento porque, en realidad, se trata de un proceso muy repetitivo. Dos personas se encuentran, y una intenta mostrar lo mejor de sí misma para pasar ese primer cribado, mientras la otra evalúa mentalmente si lo que le están contando encaja con lo que está buscando.
Algo así como una primera cita en Tinder. Al fin y al cabo, el primer filtro de la app, es parecido a la selección de un CV en LinkedIn, y el objetivo es tratar de dar una buena impresión para pasar a una segunda cita.
De hecho hasta las preguntas acaban por ser parecidas. ¿De dónde vienes? ¿A qué te dedicas? ¿Cuáles dirías que son tus puntos fuertes? ¿Y tus aficiones? Todo ello sabiendo que la persona que está al otro lado de la mesa no se dedica simplemente a escuchar, sino a analizar.
Quizás por eso haya quien acabe por sentirse frustrado, no por la propia app de contactos, sino por el aburrimiento de repetir la misma primera cita una y otra vez, y de la presión que supone verse sometido a un examen tan evidente y rutinario.
Como explica la periodista experta en sexualidad Pepa Marcos, conocida en las redes por El amor en tiempos de Tinder, «el proceso siempre es el mismo: match, mensaje privado, mensajes de WhatsApp, primera cita, etc. Si esta secuencia se repite a menudo porque no encuentras con quien conectar de verdad o porque quieres “montar en todos los caballos del tiovivo”, se convierte en rutina».
Perfiles profesionales
Una de las cuestiones que hay que tener claras en Tinder es que no todas las personas que están en la app son iguales ni buscan las mismas cosas. Igual que hay personas que buscan algo más serio y otras, un rollo pasajero, también las hay que se conectan solo de forma ocasional si alguien les hace especial gracia; y hay perfiles que son prácticamente profesionales.
«Hay quien se toma esto de las apps para ligar como un deporte. Es bastante común encontrar perfiles de usuarios que no solo están en Tinder, sino también en Badoo, en Lovoo, en Adopta un Tío… Dejas la app unos meses y cuando vuelves siguen estando ahí. No quieren una relación, sino probar todos los platos de la carta. Y es muy respetable, ojo», insiste Pepa Marcos.
En este sentido, esto provoca que para saber a qué perfil nos enfrentamos, esas primeras interacciones estén casi programadas. «Lo habitual es intentar averiguar antes de esa primera cita lo máximo posible de esa persona, y así surgen las preguntas básicas, claro. Siempre se pregunta por qué zona vive, cuáles son sus aficiones y su trabajo, etc.».
A continuación, Pepa Marcos apunta igualmente que «en la primera cita, lo normal es profundizar un poco más en esos temas de los que se ha hablado antes. Eso si no se queda para ir directamente al sexo, que también pasa a menudo, y está fenomenal».
Reinventar una cita Tinder
La verdadera diferencia entre una cita y una entrevista de trabajo es que la segunda es una obligación, y la primera, en principio, forma parte del tiempo de ocio. Así, para dejar de frustrarnos y de vivir una y otra vez la misma situación, otra posibilidad es reinventar la cita estándar.
En este sentido, Pepa Marcos recuerda que «el problema de las primeras citas es que existe una probabilidad muy alta de que al ver a esa persona en directo no te guste para nada», y por ello casi todo el mundo opta por quedar para unas cañas o un café, «ya que no estás obligado a pasar demasiado tiempo con esa persona».
Sin embargo, si se quiere aprovechar que se ha sacado un rato libre, y ya que no es seguro que la compañía sea o no un acierto, quizás sea buena idea proponer un plan alternativo que seguro nos haga pasar un buen rato. Para empezar, porque ponerse de acuerdo en realizar una actividad en común también es una forma de conocerse más.
Saber si se tienen aficiones parecidas o incluso saber más sobre cómo gestiona el tiempo la otra persona o incluso si somos capaces de ponernos de acuerdo.
Una tarde de teatro, actividades deportivas, un monólogo o una visita cultural pueden ser una alternativa, ya que no supone estar totalmente solos y es una forma de romper el hielo. Si la cosa ha ido mal, siempre podemos decir que se nos ha hecho tarde.
En cambio, si ha ido bien, quizás ya sea el momento de pasar a una caña, una cena o unas copas, sabiendo que al menos ya hemos pasado un buen rato.
En este punto, otra forma de innovar es no sacar la misma conversación de siempre. Se pueden sacar temas de actualidad, o incluso debatir sobre la actividad que hemos realizado, película que hemos visto, libros que hemos leído, viajes que nos gustaría hacer, etc., para conocer las opiniones del otro.
Pese a ello, Pepa Marcos advierte de que hay temas que es mejor evitar. «Hablar de los ex debería estar prohibido. Tampoco recomiendo hablar ni de dinero, ni de religión ni de política».
Aun así insiste en que todo depende del tipo de relación que estemos buscando, ya que «en el fondo, las opiniones de cualquier persona en estos asuntos serían la mejor manera de saber cómo es realmente; pero lo mismo solo queremos tener sexo, no una relación, y mejor no saber demasiado…».
¿Novelas románticas, feministas y eróticas pueden ser una combinación explosiva? Desde luego, hay que ver qué alto concepto de sí mismo suele tener mucha gente. Y desconexión con la realidad. A día de hoy, ese tipo de novelas son la tónica dominante en el género. Rutinarias y repetitivas hasta el hastío ya. Y viene alguien a estas alturas creyendo que ha descubierto América con ello. Sic.
Reinventate, chica. Swría un consejo, pero claro, igual me dices que me lo guarde dónde me quepa. Yo también soy escritor de novelas (terror gótico es lo mío, con dosis de erotismo por momentos), e intento tener una visión más objetiva y real de lo que escribo. A menudo me digo: «con esto no estoy contando nada nuevo y que no se haya contado ya antes muchas veces». Lo que tú haces más es como si yo creyera haber descubierto algo grande escribiendo sobre vampiros o diablos eróticos. ¡Tremenda novedad!
Qué bueno. Me siento muy identificada con lo que cuenta el artículo,jeje