Tecnologรญa libre de sangre

Es probable que la placa de circuito impreso de tu mรณvil, ordenador o tablet contenga columbita-tantalita. Tal vez ignores que a este mineral se le conoce comรบnmente como coltรกn y que el 80% de las reservas mundiales se encuentran en la Repรบblica Democrรกtica del Congo. Y probablemente tambiรฉn desconozcas que su explotaciรณn estรก directamente relacionada con los mรกs de 5,4 millones de personas que se calculan han muerto desde que en 1996 estallรณ la guerra civil en aquel paรญs. O de los mรกs de dos millones de desplazados. O de las 106 mujeres que, segรบn la ONU, son violadas a la semana allรญโ€ฆ

Al coltรกn los congoleรฑos le han puesto un apellido: โ€˜de sangreโ€™. Y no es de extraรฑar. No serรญa justo adjudicarle toda la responsabilidad de un conflicto al que por complejo y longevo se le conoce ya como la Primera Guerra Mundial Africana. Como explica Josep Marรญa Royo, de la Escola de Cultura de Pau de la Universidad Autรณnoma de Barcelona, son demasiados los actores involucrados y las dimensiones del conflicto son tantas (a escala local, regional e internacional) como para seรฑalar a un รบnico culpable. Pero es el coltรกn el que estรก detrรกs del miedo en el que viven sometidos los congoleรฑos, impunemente extorsionados por los guerrilleros que controlan las minas y que los tratan como esclavos. Y en especial las congoleรฑas porque, como explica Caddy Abzuba, sus cuerpos se han convertido en los campos de batalla preferidos por estas milicias.

La periodista congoleรฑa sabe por quรฉ. ยซLas mujeres representan el 52% de la poblaciรณn de mi paรญs. Tradicionalmente, trabajaban en casa y cuidaban de los hijos, pero poco a poco comenzaron a incorporarse a labores relacionadas con la agricultura, la ganaderรญa o el comercio. La actividad de las mujeres se convirtiรณ en una fuente de riqueza para el paรญs. Por eso, cuando los beligerantes comenzaron la guerra, lo hicieron a su manera. Utilizaron a la mujer. La violaciรณn se convirtiรณ en un arma de guerra. Un arma de destrucciรณn masivaยป.

Con ellas los violadores no tratan de satisfacer sus ansias sexuales. Solo, hacer el mayor daรฑo posible. Por eso utilizan cualquier tipo de objetos para ultrajar el cuerpo de la mujer: armas, palos, trapos infectados, cristales, brasasโ€ฆ ยซCon sus รณrganos sexuales (y tambiรฉn el alma) ajados de por vida, a muchas les toca sufrir despuรฉs el rechazo de sus maridos, temerosos de las posibles enfermedades que le pueda transmitir ahora su mujer. Y el de sus familias y el de una sociedad que aรบn sigue viendo la violaciรณn como un tabรบโ€ฆยป.

La voz de Caddy se resquebraja por momentos cuando recuerda el caso concreto de una de estas mujeres. El sadismo con el que los rebeldes se cebaron con ella y con su familia sigue conmocionando a la periodista hasta el punto de dejarla sin palabras. Algo que uno comprende cuando escucha la terrible historiaโ€ฆ

Ouka Leele la escuchรณ de su boca en 2010. ยซMe encontrรฉ con Caddy Adzuba mirรกndome a los ojos y diciendo: โ€œHe venido a pedir vuestra ayudaโ€. Con un nudo en la garganta me saliรณ la voz de las entraรฑas, prestรกndole mi apoyo en forma de obra artรญsticaยป.

La artista madrileรฑa pidiรณ de nuevo a la congoleรฑa que volviese a relatar todo lo que le contรณ a ella en su primer encuentro. Esta vez una cรกmara recogerรญa su testimonio. El documental โ€˜PourQuoi?โ€™ serรญa una de las piezas de la obra con la que Ouka Leele decidiรณ prestar su apoyo a la causa: โ€˜Un banquete cruel. PourQuoi?โ€™*

En este รกgape organizado por la artista hay una gran mesa con un macabro centro. Los servicios estรกn cuidadosamente preparados, pero muchos de ellos se ven suciosโ€ฆ ยฟEs polvo de coltรกn lo que mancha varios platos y algunas zonas del mantel? Tampoco estรก muy claro la naturaleza de la bebida que contienen las jarras y algunas de las copasโ€ฆ Desde luego, agua no es, y, aunque de color rojo, tampoco parece vino tintoโ€ฆ ยฟSangre, quizรกs? Aquel no es un festรญn cualquiera, estรก claro. Las calaveras que se asoman desde las fotografรญas que decoran las paredes o los centenares de placas de circuito impreso que se amontonan a los pies de la gran mesa lo confirman. Y la voz acusadora de Caddy desde la pantalla de la pequeรฑa sala contigua no deja lugar a dudas.

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La muestra para el que la ve y la escucha resulta tan dura como necesaria. Tampoco resultรณ fรกcil para su creadora: ยซFue muy difรญcil trabajar con el horror, pues me lo niego a mรญ misma. Como artista no quiero mostrar la maldad sino la bondad, no vomitar sobre los demรกs lo malvado sino proponer salidas. Por eso he tenido que equilibrar constantemente mi obra, para poder contar lo mรกs mezquino y cruel del ser humano y a la vez dar la oportunidad a asomar la cabeza y respirar, salir a floteยป.

Ese salvavidas, al que Bรกrbara Allende (nombre real de Ouka Leele) se aferra y ofrece a su vez al resto, estรก representado en la exposiciรณn a travรฉs de las flores: ยซSon contrapunto al horror. Son las que provocan el equilibrio, las que nos muestran un cielo al que equipararnos para salir del infierno que estamos recreando en la tierra. Las flores nos marcan el camino de la Belleza, la Paz, la Bondad y la Maestrรญa. Esto me recuerda un poema que escribรญ:

GEOMETRรAS ADORABLES

 

Conmueve el movimiento imperceptible

que para construir geometrรญas adorables

hacen las flores.

Conmueven los colores vibrantes

que para iluminar mis ojos

lucen las flores.

Y si por alguna inoportuna experiencia

se me olvidara dรณnde estรก la alegrรญa,

allรญ estรกn ellas, absolutamente calladas,

gritรกndomelo.

Y cuando la Belleza me abandona

como por descuido, sencillamente

porque me olvido,

allรญ estรกn las flores,

sin dรกrselas de maestras,

sentando cรกtedraยป.

 

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Servir de altavoz de un tema tan atroz se lleva mejor, dice la artista, cuando se cuenta con la colaboraciรณn de personas como las que le ayudaron a ella en la sesiรณn fotogrรกfica. ยซEstรกn tomadas en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. La amabilidad de los profesores nos ayudรณ a trabajar en un tema tan escabroso. Ahora, al pensar en ellos, solo veo sus sonrisas y su amor. A mรญ me impresionaba mucho cuando sacaban bandejas de bebรฉs, que casi parecรญan vivos. Pero los estudiantes de Medicina estรกn acostumbrados a ese nauseabundo olor a formol y a ver la muerte todos los dรญas frente a sus ojosยป. Ella no, y por eso, por la noche, al cerrar los ojos, las calaveras volvรญan a su mente. Solo el pensar que con su labor estaba contribuyendo a ยซcaminar hacia la bondad todos los seres humanosยป hacรญa que desaparecieran de su visiรณn.

Pero ese camino con el que sueรฑa no es fรกcil de transitar. En su recorrido, dice la artista, uno se topa con ยซla banalidad del malยป de la que hablaba Annah Arendt, y que explica en su opiniรณn por quรฉ el resto de la humanidad asistimos impasibles a realidades como las que se viven en el Congo. ยซEl ser humano es capaz de acostumbrarse a cosas brutales e infernales y verlas normales si desde niรฑos crecemos viรฉndolas y si los gobiernos y autoridades las banalizanยป. Para lo que no encuentra explicaciรณn es para la capacidad del ser humano de llegar a ser la criatura mรกs cruel y despiadada sobre la Tierra. ยซHemos andado un camino alejรกndonos pasito a pasito de lo divino, de la Fuente Original y nos toca comenzar el camino de regreso a โ€œcasaโ€. Un regreso hacia ser merecedores de lo que realmente es ser un ser humanoยป.

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Algunos pasos para tratar de rehacer ese trayecto ya se han comenzado a dar. La Resoluciรณn 1325 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se presentaba en 2000 como el principal instrumento legal para prevenir y combatir la violencia contra la mujer en conflictos como el que se vive en el antiguo Zaire. Luego llegaron otros, como la Resoluciรณn 1820, de 2008, que condena toda forma de violencia sexual cometida contra los civiles, en particular contra las mujeres y niรฑas, y los califica de โ€œcrรญmenes contra la humanidadโ€. A estas resoluciones se sumaban iniciativas de gobiernos como el de Espaรฑa, que en 2007 aprobaba el Plan de Acciรณn Mujeres y Construcciรณn de la Paz de la Cooperaciรณn Espaรฑola para promover la igualdad de gรฉnero e impulsar la participaciรณn y el empoderamiento de las mujeres en las acciones de construcciรณn de la paz de la cooperaciรณn para el desarrolloโ€. En definitiva, que la mujer tome decisiones en conflictos en los que sus congรฉneres son las principales vรญctimas.

Pero ninguna dejarรก de ser una mera medida paliativa mientras el pillaje del coltรกn y otros recursos minerales sigan financiando este tipo de contiendas. En este sentido, la presiรณn de los consumidores puede ser un arma de destrucciรณn masiva contra la impunidad. Quizรก no sea necesario prescindir de la tecnologรญa para evitar dispositivos cuyo origen estรฉ manchado de sangre, pero sรญ reclamar a las empresas mayores esfuerzos a la hora de utilizar รบnicamente minerales libres de conflicto. El ranking que periรณdicamente publica la ONG Enough Project avala este tipo de presiรณn, asรญ como reformas, como la de Wall Street Dodd-Frank, a las que achaca el avance en lo referente a eliminaciรณn de minerales de guerra en las cadenas de suministro de la mayorรญa de las grandes compaรฑรญas electrรณnicas durante los รบltimos cuatro aรฑos.

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* La exposiciรณn โ€˜Un banquete cruel. PourQuoi?โ€™  forma parte del Festival Miradas de Mujer, y se puede visitar hasta el 18 de mayo en el Cรญrculo de Bellas Artes de Madrid (organizador de la muestra junto a Fundaciรณn Mainel).

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#142 Primavera / spring in the city

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Patrick Thomas

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